Rafael Gallegos
Los chinos avanzan bajo una circunstancia que han denominado dos sistemas y un país. Dos sistemas: coexisten el comunismo que cede y el capitalismo que avanza. Y un país (un solo espíritu y un solo corazón) que se ha puesto de acuerdo para superar la pobreza. Lo importante para ellos es que el gato cace ratones, por ello removieron tanta telaraña ideológica, y comenzaron a desmontar el comunismo, lleno de gatos pelirrojos, amodorrados y burlados por roedores que hasta les halaban los bigotes. Fundaron una serie enclaves capitalistas en su territorio que fungen como ejes dinamizadores de la economía, los denominaron “zonas de desarrollo”. Allí, a partir de altas inversiones, producen desde muñecas de trapo hasta sofisticadas computadoras; desarrollando infraestructuras, millones de empleos bien remunerados, viviendas, hospitales, educación, alimentación. Sin complejos, asumieron el capitalismo como antídoto de la pobreza generada por la lumpia totalitaria y han elevado significativamente su nivel de vida, creciendo por décadas a una tasa de 10% anual. Las claves: el estímulo a la propiedad privada, estrategias de desarrollo, efectivas políticas sociales y orientación de la economía a la exportación. Los chinos encontraron en el capitalismo, la puerta de salida de su fracasado comunismo.
Igual sucedió con la unificación de Alemania a la caída del muro de Berlín. Las diferencias entre la Alemania “y que” Democrática (léase comunista) y la República Federal Alemana (o sea, la capitalista), eran abismales. Algo así como Trucutrú vs. la era atómica. Mientras desmontaban el comunismo, coexistieron bajo la similar circunstancia de dos sistemas un país. Un país, un solo corazón alemán. Los resultados, ¿quién lo duda?, uno de los países más prósperos del mundo.
En Venezuela, la “revolución” nos ha ubicado en la antípoda de los escenarios chino y alemán. Tenemos un solo gobierno que quiere entrar en el comunismo cuando el resto del mundo le huye desesperadamente; y dos países… o sea, dos corazones o más bien, un corazón “partío”. ¿Quién puede negar que seamos una nación con el corazón “partío”? Y el gobierno, en lugar de unificar es, aunque usted no lo crea, el artífice de la división. Puro resentimiento: promueven que los pobres son pobres porque los ricos son ricos, que no hay opositores sino enemigos, y lo peor: que no hay conciliación posible. A esta “revolución” bolivariana, maoísta, fidelista, guevarista y paremos de contar, se le ha olvidado agregar “maquiavelista” por aquello de aplicar la máxima: divide y vencerás. China y Alemania, nos dan una lección que se cae de madura: la superación del comunismo y la unificación del corazón nacional… son factores de progreso.
FALCÓN NO DA MÁS… Y NOSOTROS TAMPOCO
La clara explicación que dio el gobernador Falcón de porqué no procedía a desmontar la zona industrial en Barquisimeto, no es ni comunista ni capitalista, es de sentido común. ¿A ritmo de exprópiese la “revolución” piensa dejar sin empleo a trabajadores de trescientas empresas, o sea sin comida a los hijos de más de tres mil venezolanos? ¿Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo? ¿Será que la “revolución” está por arriba de los niños de la patria? Si analizamos la lista de neodesempleados de estos once años, la respuesta parece afirmativa: 23.000 petroleros democráticos, trabajadores de las cementeras expropiadas, de los bancos nacionalizados, de los almacenes Éxito y La Francia, de las fincas invadidas, los de las seis mil empresas quebradas, los de Guayana, de las decenas de emisoras de radio y TV “democratizadas”, los expropiados de la Costa Oriental del Lago. Millones de venezolanos desempleados por medidas de la “revolución”. Y eso sin incluir a los ahorristas “oligarcas”, en la calle que por tener más de treinta mil bolívares en los bancos intervenidos. ¿Será una estrategia para que lleguemos al marasmo cubano… para comerte mejor?
¿Falcón no da más porque no entiende cómo los “exprópiese” benefician al país? ¿O porque no comparte que los empresarios que tengan que bajar sus volúmenes de producción por los cortes de luz, sean traidores a la patria? Pura violación del sentido común. ¿De verdad creen que puede haber desarrollo social en un mar de empresas quebradas? ¿Otra lumpia más? Tanto atentado contra la lógica económica, solo genera hambre. Hay que aclarar, el factor común de los países prósperos es… las empresas eficientes. Y éstas necesitan de empresarios y de propiedad privada. La verdad es quien no da más, es el pueblo venezolano. Lo veremos en septiembre. Un solo corazón para la Asamblea.
NOTA DE DUELO
Me uno a al repudio nacional por el asesinato de nuestro Director Israel Márquez. Ante tanta indignación sobran las palabras. Nuestras condolencias a su familia, a la familia del Bloque de Armas y a sus innumerables amigos.
Los chinos avanzan bajo una circunstancia que han denominado dos sistemas y un país. Dos sistemas: coexisten el comunismo que cede y el capitalismo que avanza. Y un país (un solo espíritu y un solo corazón) que se ha puesto de acuerdo para superar la pobreza. Lo importante para ellos es que el gato cace ratones, por ello removieron tanta telaraña ideológica, y comenzaron a desmontar el comunismo, lleno de gatos pelirrojos, amodorrados y burlados por roedores que hasta les halaban los bigotes. Fundaron una serie enclaves capitalistas en su territorio que fungen como ejes dinamizadores de la economía, los denominaron “zonas de desarrollo”. Allí, a partir de altas inversiones, producen desde muñecas de trapo hasta sofisticadas computadoras; desarrollando infraestructuras, millones de empleos bien remunerados, viviendas, hospitales, educación, alimentación. Sin complejos, asumieron el capitalismo como antídoto de la pobreza generada por la lumpia totalitaria y han elevado significativamente su nivel de vida, creciendo por décadas a una tasa de 10% anual. Las claves: el estímulo a la propiedad privada, estrategias de desarrollo, efectivas políticas sociales y orientación de la economía a la exportación. Los chinos encontraron en el capitalismo, la puerta de salida de su fracasado comunismo.
Igual sucedió con la unificación de Alemania a la caída del muro de Berlín. Las diferencias entre la Alemania “y que” Democrática (léase comunista) y la República Federal Alemana (o sea, la capitalista), eran abismales. Algo así como Trucutrú vs. la era atómica. Mientras desmontaban el comunismo, coexistieron bajo la similar circunstancia de dos sistemas un país. Un país, un solo corazón alemán. Los resultados, ¿quién lo duda?, uno de los países más prósperos del mundo.
En Venezuela, la “revolución” nos ha ubicado en la antípoda de los escenarios chino y alemán. Tenemos un solo gobierno que quiere entrar en el comunismo cuando el resto del mundo le huye desesperadamente; y dos países… o sea, dos corazones o más bien, un corazón “partío”. ¿Quién puede negar que seamos una nación con el corazón “partío”? Y el gobierno, en lugar de unificar es, aunque usted no lo crea, el artífice de la división. Puro resentimiento: promueven que los pobres son pobres porque los ricos son ricos, que no hay opositores sino enemigos, y lo peor: que no hay conciliación posible. A esta “revolución” bolivariana, maoísta, fidelista, guevarista y paremos de contar, se le ha olvidado agregar “maquiavelista” por aquello de aplicar la máxima: divide y vencerás. China y Alemania, nos dan una lección que se cae de madura: la superación del comunismo y la unificación del corazón nacional… son factores de progreso.
FALCÓN NO DA MÁS… Y NOSOTROS TAMPOCO
La clara explicación que dio el gobernador Falcón de porqué no procedía a desmontar la zona industrial en Barquisimeto, no es ni comunista ni capitalista, es de sentido común. ¿A ritmo de exprópiese la “revolución” piensa dejar sin empleo a trabajadores de trescientas empresas, o sea sin comida a los hijos de más de tres mil venezolanos? ¿Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo? ¿Será que la “revolución” está por arriba de los niños de la patria? Si analizamos la lista de neodesempleados de estos once años, la respuesta parece afirmativa: 23.000 petroleros democráticos, trabajadores de las cementeras expropiadas, de los bancos nacionalizados, de los almacenes Éxito y La Francia, de las fincas invadidas, los de las seis mil empresas quebradas, los de Guayana, de las decenas de emisoras de radio y TV “democratizadas”, los expropiados de la Costa Oriental del Lago. Millones de venezolanos desempleados por medidas de la “revolución”. Y eso sin incluir a los ahorristas “oligarcas”, en la calle que por tener más de treinta mil bolívares en los bancos intervenidos. ¿Será una estrategia para que lleguemos al marasmo cubano… para comerte mejor?
¿Falcón no da más porque no entiende cómo los “exprópiese” benefician al país? ¿O porque no comparte que los empresarios que tengan que bajar sus volúmenes de producción por los cortes de luz, sean traidores a la patria? Pura violación del sentido común. ¿De verdad creen que puede haber desarrollo social en un mar de empresas quebradas? ¿Otra lumpia más? Tanto atentado contra la lógica económica, solo genera hambre. Hay que aclarar, el factor común de los países prósperos es… las empresas eficientes. Y éstas necesitan de empresarios y de propiedad privada. La verdad es quien no da más, es el pueblo venezolano. Lo veremos en septiembre. Un solo corazón para la Asamblea.
NOTA DE DUELO
Me uno a al repudio nacional por el asesinato de nuestro Director Israel Márquez. Ante tanta indignación sobran las palabras. Nuestras condolencias a su familia, a la familia del Bloque de Armas y a sus innumerables amigos.
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