Andrés Matas
Dejando de lado el fondo de la cuestión, la enmienda evidencia numerosos temores de nuestro Presidente. Aquí van los más evidentes:
Miedo 1: a proponerla. Días después de las elecciones regionales le dijo a Patricia Janiot: “Yo no voy a proponer la enmienda……., ahora, si el pueblo la quiere proponer está en su derecho”. Acto seguido no ha hecho otra cosa que ordenar a sus seguidores que tomen la iniciativa. Primero quería que fuera a través de firmas y luego le pareció más práctico que fuera la Asamblea y le dio la orden, la cual acepto.
Miedo 2: al futuro cercano. A pesar de disponer de 4 años para la aprobación de su nueva postulación, está apurado para que sea cuanto antes. Hasta le molestó que se le atravesara el carnaval. La prisa evidencia la necesidad de implantar medidas anti populares ante la situación financiera, de modo que lo que nos viene después de la consulta será terrible. Por eso le ordenó a la Asamblea que fijara la fecha antes de las fiestas, lo cual aceptó.
Miedo 3: a la juventud. Las prisas dejan fuera de la consulta a miles de jóvenes, algo que no parece importar a nuestro Líder. Además, el temor al movimiento estudiantil se manifiesta día tras día con los actos fascistas en su contra y la invención de cualquier cosa para penalizarlos (Ahora resulta que las manifestaciones a favor del NO son una escusa de piro maníacos, como antes eran de violadores).
Miedo 4: a reelegirse solo. Bien sea por garantizar el apoyo de sus partidarios o por entender el absurdo que representa la reelección indefinida para un solo cargo, lo cierto es que en la mitad del camino cambió de opinión y le ordenó a la Asamblea extender la reelección indefinida a todos los cargos de elección popular, lo cual aceptó.
Miedo 5: a la pregunta. Parece que el término “reelección indefinida” lo aterroriza. Ya lo disfrazó el 2D introduciendo en la “reforma” un montón de artículos para despistar, aunque todos sabíamos lo que se quería aprobar y lo rechazamos. Ahora se busca otro disfraz y se evita escribir “reelección indefinida” en la pregunta. Para hacerlo se emitió la orden a la Asamblea de redactar una pregunta incomprensible, la cual aceptó.
Miedo 6: a la equidad. Lo razonable sería que se expusieran los argumentos de parte y parte en forma equilibrada y se dejara al pueblo decidir, pero no es así. La revolución utiliza los recursos de todas las instituciones públicas, e inclusive gobiernos regionales bajo su control, para impulsar su propuesta. Obliga a los empleados públicos a firmar y a asistir a las movilizaciones a favor del SÍ. En tal sentido le ordenó al alcalde del municipio Libertador que abandonara sus responsabilidades y fuera jefe de campaña por el SÍ, lo cual aceptó.
Miedo 7: a la determinación del pueblo. Al impedir gobernar a los opositores elegidos por decisión popular. Ya es un emblema la Alcaldía Mayor, junto con las gobernaciones de Miranda y Táchira. El instrumento son los paramilitares de La Piedrita, los cuales aceptan.
Miedo 8: a la luz del día. Para garantizar acciones nocturnas se alarga en dos horas el lapso de votación, lo cual es innecesario porque esta votación es mucho más simple que la de diciembre y, además, la regla dice que ninguna mesa se cerrará si hay votantes.
Lo que se quiere es asegurar que todas las mesas cierren de noche y así abrir paso a las maniobras a que nos tienen acostumbrados, amparados en la oscuridad. Para ello se ordenó al CNE modificar la hora de cierre, lo cual aceptó. (Si a alguien se le ocurre introducir algún recurso ante el TSJ por lo ilegal de la medida habrá que ordenarle que lo declare sin lugar, lo cual aceptará).
Por razones de espacio lo dejo aquí, pero hay más, miedo al pensamiento, a los medios, en definitiva, a la dignidad. Las acciones autocráticas y fascistas que generan estos miedos se están convirtiendo en la mejor campaña a favor del NO. Evidencian que permitirle la permanencia indefinida sería convertir a Venezuela en una monarquía en la que el poder se heredara como sucede en Cuba y en Corea del Norte.
Dejando de lado el fondo de la cuestión, la enmienda evidencia numerosos temores de nuestro Presidente. Aquí van los más evidentes:
Miedo 1: a proponerla. Días después de las elecciones regionales le dijo a Patricia Janiot: “Yo no voy a proponer la enmienda……., ahora, si el pueblo la quiere proponer está en su derecho”. Acto seguido no ha hecho otra cosa que ordenar a sus seguidores que tomen la iniciativa. Primero quería que fuera a través de firmas y luego le pareció más práctico que fuera la Asamblea y le dio la orden, la cual acepto.
Miedo 2: al futuro cercano. A pesar de disponer de 4 años para la aprobación de su nueva postulación, está apurado para que sea cuanto antes. Hasta le molestó que se le atravesara el carnaval. La prisa evidencia la necesidad de implantar medidas anti populares ante la situación financiera, de modo que lo que nos viene después de la consulta será terrible. Por eso le ordenó a la Asamblea que fijara la fecha antes de las fiestas, lo cual aceptó.
Miedo 3: a la juventud. Las prisas dejan fuera de la consulta a miles de jóvenes, algo que no parece importar a nuestro Líder. Además, el temor al movimiento estudiantil se manifiesta día tras día con los actos fascistas en su contra y la invención de cualquier cosa para penalizarlos (Ahora resulta que las manifestaciones a favor del NO son una escusa de piro maníacos, como antes eran de violadores).
Miedo 4: a reelegirse solo. Bien sea por garantizar el apoyo de sus partidarios o por entender el absurdo que representa la reelección indefinida para un solo cargo, lo cierto es que en la mitad del camino cambió de opinión y le ordenó a la Asamblea extender la reelección indefinida a todos los cargos de elección popular, lo cual aceptó.
Miedo 5: a la pregunta. Parece que el término “reelección indefinida” lo aterroriza. Ya lo disfrazó el 2D introduciendo en la “reforma” un montón de artículos para despistar, aunque todos sabíamos lo que se quería aprobar y lo rechazamos. Ahora se busca otro disfraz y se evita escribir “reelección indefinida” en la pregunta. Para hacerlo se emitió la orden a la Asamblea de redactar una pregunta incomprensible, la cual aceptó.
Miedo 6: a la equidad. Lo razonable sería que se expusieran los argumentos de parte y parte en forma equilibrada y se dejara al pueblo decidir, pero no es así. La revolución utiliza los recursos de todas las instituciones públicas, e inclusive gobiernos regionales bajo su control, para impulsar su propuesta. Obliga a los empleados públicos a firmar y a asistir a las movilizaciones a favor del SÍ. En tal sentido le ordenó al alcalde del municipio Libertador que abandonara sus responsabilidades y fuera jefe de campaña por el SÍ, lo cual aceptó.
Miedo 7: a la determinación del pueblo. Al impedir gobernar a los opositores elegidos por decisión popular. Ya es un emblema la Alcaldía Mayor, junto con las gobernaciones de Miranda y Táchira. El instrumento son los paramilitares de La Piedrita, los cuales aceptan.
Miedo 8: a la luz del día. Para garantizar acciones nocturnas se alarga en dos horas el lapso de votación, lo cual es innecesario porque esta votación es mucho más simple que la de diciembre y, además, la regla dice que ninguna mesa se cerrará si hay votantes.
Lo que se quiere es asegurar que todas las mesas cierren de noche y así abrir paso a las maniobras a que nos tienen acostumbrados, amparados en la oscuridad. Para ello se ordenó al CNE modificar la hora de cierre, lo cual aceptó. (Si a alguien se le ocurre introducir algún recurso ante el TSJ por lo ilegal de la medida habrá que ordenarle que lo declare sin lugar, lo cual aceptará).
Por razones de espacio lo dejo aquí, pero hay más, miedo al pensamiento, a los medios, en definitiva, a la dignidad. Las acciones autocráticas y fascistas que generan estos miedos se están convirtiendo en la mejor campaña a favor del NO. Evidencian que permitirle la permanencia indefinida sería convertir a Venezuela en una monarquía en la que el poder se heredara como sucede en Cuba y en Corea del Norte.
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