El resentimiento se puede criticar desde muchos ángulos. A mí en particular me gusta insistir en su inutilidad. El resentido siempre mira hacia atrás y no avanza. Se puede afirmar que todos los países resentidos se han hundido en la pobreza, la dictadura y la injusticia. Allí están Sudafrica y Zimbawe por si quieren comparar, pero hay muchos ejemplos más.
Pero en esta oportunidad quiero enfocar la enfermedad desde otro ángulo. El resentimiento se estanca en el pasado oprobioso y le impide al resentido apreciar los cambios que operan en el terrible opresor. Cuando nuestro Líder dice: “Nosotros somos los patriotas y ellos son los realistas”, para diferenciar a los partidarios del SÍ y el NO, ante la inminente enmienda, pasa por alto que en estos dos siglos los realistas españoles han avanzado dolorosamente, después de sufrir varias guerras civiles, para tratar de construir una democracia con justicia. Mientras tanto nosotros, los patriotas, no hemos logrado consolidar instituciones confiables. Ahí tenemos unos policías metropolitanos condenados a cadena perpetua a través del burdo mecanismo de no juzgarlos nunca.
Así opera la enfermedad, ancla al resentido en el pasado y no le permite comprender que el mundo avanza, que los malos evolucionan. Acabo de encontrar un buen ejemplo en uno de los numerosos blogs cubanos (http://refranescubanos.blogspot.com/) que nos están diciendo a gritos que algo está cambiando en la isla de la felicidad. Se trata de unas declaraciones hechas nada menos que por Pablo Milanés, en las que el cantante confiesa sus decepciones respecto a la marcha de la revolución y les recomiendo que las lean. Me voy a permitir citar una comparación que hace Milanés entre Cuba y Estados Unidos. Dice: “Que Estados Unidos haya tenido una ley de derechos civiles conquistada en los años sesenta y que, menos de 40 años después, ya tenga un negro presidente es tanto o más que lo que hemos logrado nosotros en Cuba, donde los negros aún no tienen ni poder real ni verdaderas oportunidades”.
Es curioso, pero ya estaba Fidel dignificando la estrella que lanzo Bolívar y junto a Martí brilló “para andar por estas tierras”, como cantaba el mismo Milanés, cuando todavía el Ku Klux Klan quemaba negros en Alabama y en menos tiempo del que tiene la revolución sembrando el resentimiento en Cuba, Estados Unidos ha enterrado el racismo. Seguirá habiendo gente a la que no les gusten los negros, como hay gente a la que no les gustan los gordos, pero han logrado igualdad de derechos y de oportunidades para todas las razas. Obama lo demuestra. Mientras la revolución cubana, que es uno de los grandes ejemplos de cultivadores de resentimiento, sigue hablando de la discriminación de allá.
Nuestra revolución, por su parte, es otra gran sembradora de resentimiento. No hay discurso de nuestro Patriarca en el que no se refiera al pasado y les recuerde a sus súbditos como entregaban la patria los pitiyanquis, oligarcas, egoístas, capitalistas y……. mejor paro los adjetivos porque se me acaba el espacio. Pero para el presente y el futuro no ofrece otra cosa que reiterar promesas vacías, que después de 10 años ya resultan viejas y gastadas. Hasta la fecha parece haberle dado resultado, a juzgar por la década en el poder que constituye el gobierno más largo en 100 años, después de Gómez.
Yo me anoto en la lista de los optimistas que creen que nuestro pueblo no se hundirá en el resentimiento y luchará por un nuevo porvenir en el que quepamos todos. De lo contrario, tendremos que esperar a que surja una generación de blogeros como en Cuba, por allá por el 2030, cuando estaremos empantanados en la pobreza y la injusticia.
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