sábado, 31 de enero de 2009

El Año de la Cosecha Amarga

Horacio Medina

Para nadie es un secreto la difícil situación política, económica y social por la cual atraviesa Venezuela en los actuales momentos. Mucho se ha escrito y declarado durante las últimas semanas, especialmente sobre todo lo relacionado con la crítica situación económica que amenaza con agravarse durante los próximos meses de este año 2009. La gran mayoría de las opiniones giran en torno a las nefastas consecuencias que se derivan de la caída de los precios del petróleo, como elemento responsable de los males venezolanos.

En nuestra opinión, la aproximación resulta equivocada, no es la brusca caída de los precios del petróleo la razón fundamental de la crisis económica. Tampoco consideramos que esta seria crisis en la economía real sea consecuencia de la grave situación por la que atraviesan las grandes economías mundiales y los sistemas financieros globales.

De acuerdo con nuestro punto de vista, el factor principal que precipita esta crisis de incalculables proporciones en Venezuela, es la irresponsabilidad, la negligencia y el equivocado manejo de las finanzas
públicas y las erradas políticas económicas que se han aplicado con mayor énfasis, durante los últimos seis años, todo aderezado por la corrupción galopante y la anarquía generalizada en el gasto público corriente.

Por esto encontramos un país cuyos ingresos en la última década supera los 850 mil millones dólares que no puede exhibir obras de infraestructura concretas, no puede mostrar avances definidos en los sistemas de bienestar social, salud y educación, nos presenta un sistema productivo destruido. Un país cuya balanza de exportaciones e importaciones está totalmente desbalanceada, si extraemos de las cuentas al petróleo.

Los precios del petróleo, a lo largo de la historia siempre han mostrado un comportamiento repetitivo: ciclos de precios altos y ciclos de precios bajos, con mayor o menor intensidad y duración. Lamentablemente, en esta oportunidad luego de casi 10 años de haber “disfrutado” de los precios altos, nos encontramos en la parte baja del ciclo, sin que el gobierno hubiese tomado medida alguna para afrontar esta difícil coyuntura. El despilfarro irresponsable, el endeudamiento y los “regalos” internacionales son los verdaderos responsables.

Si observamos una retrospectiva de los precios del crudo durante los últimos 22 años podemos observar claramente lo que afirmamos. A corto plazo, es muy poco lo que podrían esperar de PDVSA para tratar de aminorar la crisis, ya que esta empresa está inmersa en su propia crisis, la crisis endógena de PDVSA, producto de la adicción partidista de sus cuadros gerenciales, de la ideologización de las decisiones gerenciales, de la irresponsabilidad administrativa, de la corrupción galopante y de la negligencia operacional que cobra vidas humanas y causa daños graves a la infraestructura de la empresa, del insensato endeudamiento que hoy acorrala su presente y ahoga su futuro.

En fin poco o nada se puede esperar de una empresa minusválida como es hoy PDVSA, secuestrada por una parcialidad política que se beneficia ilegalmente de sus ganancias y que compromete su futuro, paralizando las imprescindibles inversiones y firmando acuerdos leoninos y lesivos al patrimonio nacional.

Por eso ratificamos que los responsables de la crisis en Venezuela y de su empresa PDVSA, no son ni la crisis financiera y económica global, ni el desplome de los precios del crudo. Los responsables, o mejor dicho los irresponsables, están en el Gobierno Nacional y en la Directiva de PDVSA que han hecho todo lo increíble, lo impredecible y lo insensato, para llevar al país a este lamentable estado de caos.

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