Es peligroso recurrir al simplismo de pregonar que los bolivarianos son los que están con la “revolución” y los antibolivarianos los opositores. Endilgar a los opositores los adjetivos descalificativos de oligarcas, traidores o proyanquis… es tentar al totalitarismo. Infantilmente dividen al mundo en buenos (ellos) y malos (los otros). Tanta dicotomía es producto del subdesarrollo de las ideas. Ya está bueno de falsificar a El Libertador. Se hace imperativo bajar a Bolívar de la estatua; pero no como lo ha hecho esta “revolución”, que pretende hacernos creer que el Libertador usa camisa roja y sumisamente le dice sí a cada uno de los desaguisados; sino como un venezolano igual que usted y yo que siente, padece y lucha. Nos están construyendo un Bolívar complaciente con totalitarismos como el cubano, cuando él fue todo lo contrario. Cual peso macuquino, aquella moneda de plata del siglo XIX, que se desgastaba y perdía valor de tanto sobarla, intentan mermar el significado de El Libertador. Mi padre decía que si la ofensa hubiera sido contra los bolívares y no contra Bolívar, qué de deudos hubieran salido a protestar.
¿Qué opinaría Marx ante la insistencia de esta “revolución” de que Bolívar era socialista? ¿Realmente El Libertador estaría de acuerdo con socialismos como el cubano, el camboyano o el de Corea del Norte, donde quien se atreva a sugerir algo en contra de la línea del partido va preso y hasta fusilado? ¿Bolívar, paradigma de la libertad, hubiera estado de acuerdo con regímenes cuya primera víctima… es precisamente la libertad? Aclaremos, o es Libertador o es comunista. Lo demás es puro círculo cuadrado.
O es que, como ingenuamente piensan algunos “revolucionarios” todos los bienintencionados son socialistas. Si fuera así, Santa Teresita de Jesús sería socialista. Y hasta el puma, con su “Agárrense de las manos”. El camino del infierno está empedrado con buenas intenciones. Los países comunistas han producido más muertos, hambre y represión que ningún otro régimen. Y aunque usted no lo crea… en el nombre del mismísimo pueblo. En cambio, los “malintencionados” capitalistas, basados en el librecambio, la productividad, la libertad, las políticas sociales y sobre todo estrategias de desarrollo y sentido común, han producido a Suecia, Suiza, Estados Unidos, Canadá, Italia, Chile, Costa Rica, Japón y paremos de contar. Los países con más calidad de vida en la historia de la humanidad. No lo dude, las sociedades más prósperas del mundo son capitalistas. Claro, por eso no vamos a cometer la torpeza de decir que Simón Bolívar sería capitalista. Fue un brillante ser humano de su tiempo, liberal por más señas. Y hay que recordar que la tendencia que lideraba en Colombia, dio lugar al Partido Conservador. ¿Qué opinan de esto los “revolucionarios? ¿O inventarán la figura de conservador socialista?
EL LEGADO DE BOLÍVAR
Cuando la “revolución” dice que está continuando la obra de El Libertador, afirma que Bolívar hubiera avalado la licuefacción de poderes (zumo, jugo, hugo), o la lobotomía de PDVSA, o la desarticulación de las empresas básicas, o las invasiones y erialización de las haciendas, o la dramática baja de la producción, o la lista Tascón, o los desaguisados gerenciales que conllevan a hospitales enfermos, a la centrimetización del Metro, y a los vergonzosos containeres podridos. ¿Eso es lo que Simón Bolívar hubiera querido para Venezuela?
Bolívar fue un hombre extraordinario; pero de su tiempo. Allí está la increíble gesta independentista. O su Visión, tras la cual van todos los pueblos de América: países independientes, democráticos e integrados. Eso, es más que suficiente. Pretenderlo capitalista, comunista, socialdemócrata, o democratacristiano, es falsificar su imagen. Tan absurdo como especular acerca de si le hubiera gustado o no por ejemplo, el rock.
En lo que sí hubiera sido firme El Libertador en este siglo XXI es en la lucha frontal contra la corrupción, y en la aplicación de los valores democráticos. O en la inclusión, el Bolívar que comenzó a triunfar cuando logró poner de acuerdo tras un objetivo común a los llaneros pata en el suelo con los patiquines de las ciudades, a Páez con Santander, Mariño y Bermúdez, no podría aprobar un régimen segregacionista como el que padecemos, que lejos de conversar con el enemigo (o sea la oposición) lo insulta y agrede. Definitivamente Bolívar adversaría esta inducida división del alma nacional.
Así como Manuela fue
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