viernes, 12 de febrero de 2010

LUZ, MÁS LUZ… MI SOCIO

Rafael Gallegos


El poeta Johann W. Goethe presuntamente dijo antes de morir: “luz, más luz”. La frase ha traído polémica. Unos plantean que el poeta la usó para sentenciar pomposamente que la humanidad necesita más sabiduría, más luz. Otros, creen que fue más prosaico y que lo que quiso fue pedir que le corrieran la cortina, porque estaba muy oscuro. Y hay quienes juran que Goethe murió como todo el mundo, sin ninguna despedida literaria. Al decir de los deslenguados, de haber sido Goethe venezolano, la polémica sería menor, porque nadie dudaría que el significado de “luz, más luz”, hubiera sido que se acabe tanto apagón. Y que seguramente hubiera utilizado unas palabras más adaptadas a nuestras realidades: “alumbrón, más alumbrón.”


Su obra magistral “Fausto” – curiosamente tocayo del comandante Fausto que se encarga de gerenciar los apagones de Venezuela - trata de un anciano científico que le vendió el alma al diablo. Nada que ver con algún símil de pactos diabólicos con algún país comunista para entregar el alma de Venezuela al demonio y salvar, no a los venezolanos de los cortes de luz, sino a su gobierno de los efectos políticos. Por cierto, ¿fue el mismísimo “genio” Lenin quien dijo que la revolución marcha a la velocidad de su electrificación? ¿Tas lento?


La verdad es que si el gobierno quisiera solucionar el problema, llamaría a los ingenieros electricistas venezolanos, que los hay y capaces, y no a militares cubanos. Y sobre todo, siendo Cuba un país sin ventiladores, secadoras, televisores, microondas y con uno de los menores índices consumo per cápita de electricidad en América Latina, y que para remate, apenas pudo “parapetar” su problema de apagones gracias al petróleo… venezolano.


Analistas serios hablan de miles de “asesores” cubanos en Venezuela. Pero aunque usted no lo crea, más grave que la cifra es lo contradictorio de las asesorías. Sin propiedad privada y… nos asesoran en los registros y notarías. Con exportaciones e importaciones de casi nada (bloqueados) y… es el flamante socio del Estado Venezolano en los puertos expropiados. Sin experiencia petrolera y… les asignaron bloques en la Faja del Orinoco. En cuanto a los médicos, sería saludable (sí, para la salud de los venezolanos) que el Colegio de Médicos hiciera un estudio comparativo entre los médicos que nos mandan y los de aquí. Porque si de lo que saben es de azúcar y observen el CAEZ, ¿qué quedará para lo que no dominan? Sólo falta que nos asesoren en “veleros” de mar, aunque solo sean expertos en velas de cera. Los deslenguados dicen que Fidel hasta rezó: gracias Dios mío, yo no creo en ti; pero gracias, gracias por este regalito.


MÁS PACTOS DIABÓLICOS: DORIAN GRAY


Un gran amigo me dijo: estás igualito a Dorian Gray; emocionado, no le terminaba de dar las gracias, cuando me recalcó: pero después de la puñalada. Recordaba mi amigo al personaje literario que pactó con el diablo para mantenerse joven, mientras un retrato de él envejecía y se envilecía. Hasta que un buen día, atormentado por su conciencia, Dorian rasgó su retrato y en un segundo su rostro reflejó, los años, los vicios, y las maldades, mientras la pintura recobraba su glamour original. Nuestra democracia se parece a Dorian. Apariencia externa, a punta de realazos. Y el retrato, el alma, se afea día a día. Y nuestro pepe grillo, nos recalca que somos pura careta en el diálogo, la autonomía de poderes, la productividad, la participación. Que la democracia funge de bombillo de porche, mientras en la casa, andamos a tientas.


Y nuestra alma dividida en pedazos, observen el retrato de Dorian, hace que envidiemos países donde sus líderes se abrazan, dialogan, negocian, confían entre sí, creen en el futuro y hasta van juntos a misa el día de las elecciones. Lo contrario de aquí, donde en el nombre de los pobres, habrase visto, se desmonta la obra de la mal llamada cuarta república: PDVSA, Sidor, Guri, el aluminio, etcétera, sin tomar en cuenta el talento venezolano. ¿Estrategia, incapacidad, o ambas para asfaltar la ruta al marasmo de La Habana para comerte mejor?


Nos hace falta más luz, como decía Goethe. Acometer la solución de nuestras carencias, en equipo. No se puede seguir desplazando a los ingenieros, médicos y en general profesionales y técnicos venezolanos, por no comulgar con el gobierno. Venezuela somos todos. Hay que aprender la lección de Bolívar, que sólo comenzó a triunfar cuando unió a los orientales, los llaneros, los caraqueños, los ricos, los descamisados. Entendió que la Independencia era un trabajo de todos. Por lo tanto, decir que no es posible la reconciliaciòn es ser más antibolivariano que los realistas de Boves.


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