La crisis eléctrica que padece Venezuela está devorando el excedente de combustibles para exportación, mientras crece en el país la necesidad de importar derivados del petróleo por las recurrentes paradas de sus refinerías y la voracidad del consumo local.
Cinco años de bonanza petrolera dispararon la demanda de combustibles en el país con la gasolina más barata del mundo, que ahora precisa tener una mayor disponibilidad de productos derivados del crudo para alimentar plantas termoeléctricas y así aplacar la severa crisis energética.
Según Inspectorate, el consumo interno promedió en diciembre casi 500.000 barriles por día (bpd), pese a que funcionarios han calculado que la demanda estaría en unos 650.000 bpd.
En una entrevista reciente donde reconoció que el consumo doméstico terminará por reducir los saldos exportables, el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez dijo que la prioridad será “el mercado interno”.
Según Inspectorate, firma contratada por Venezuela para dar credibilidad a sus cifras petroleras, el consumo interno promedió en diciembre casi 500.000 barriles por día (bpd), pese a que funcionarios han calculado que la demanda estaría en unos 650.000 bpd.
Y los datos oficiales auditados muestran que en 2009 las exportaciones venezolanas de derivados cayeron un 17 por ciento a 390.000 barriles por día (bpd), debido al mal desempeño de las refinerías nacionales y el recorte de producción acordado en el seno de la OPEP para defender los precios del crudo.
En el mismo lapso, el país se vio obligado a incrementar las importaciones de productos en un 55,8 por ciento, llegando a un pico de 158.000 barriles por día (bpd) en septiembre.
REFINERÍAS BAJO PRESIÓN
La capacidad de refinación de la potencia petrolera sudamericana quedó bajo presión.
“Si la tendencia continúa sin que se instalen nuevas refinerías, Venezuela podría convertirse en un importador recurrente de productos por el crecimiento de la demanda interna, lo que ya sería estructural y no coyuntural”, dijo Luis Palacios, de Medley Global Advisors en Nueva York.
“Esto tendría implicaciones para la política de precios internos (subsidio al combustible)”, agregó.
Afectadas por paradas programadas y fallas operativas, las refinerías nacionales no han podido responder al aumento del parque automotor, luego de que las ventas de vehículos nuevos pasaran de apenas 63.000 en 2003 a casi medio millón en 2007.
Y al crecimiento acumulado del consumo interno se suma ahora una mayor necesidad de combustibles para el sector eléctrico, que tras años de desinversión no ha podido reaccionar ante una sequía que ha derrumbado la gran capacidad de generación hídrica del país.
Además, los esfuerzos para menguar el contrabando de combustible a Colombia y Brasil, por donde se escapan decenas de miles de barriles al día, han sido insuficientes.
PDVSA llegó a comprar en el 2009 derivados casi terminados para abastecer el mercado interno y cumplir compromisos con naciones aliadas en el marco de la llamada “petrodiplomacia” venezolana, dijeron varios operadores.
“Antes nos dedicábamos a vender, vender y vender; y ahora a comprar, comprar y comprar”, dijo una fuente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), que pidió el anonimato por no estar autorizada para hablar por la firma.
GASOLINA A PÉRDIDAS
La desmejora del circuito refinador le cuesta miles de millones de dólares al Estado, que además mantiene un subsidio al combustible de más de 90 por ciento versus el precio internacional de la gasolina, que el presidente Hugo Chávez no se ha atrevido a modificar en sus 11 años en el poder.
El precio del combustible es un tema políticamente sensible en Venezuela desde que en 1989 un drástico incremento desatara una oleada de saqueos en Caracas que dejó cientos de muertos.
PDVSA emprendió en el 2009 un programa para actualizar su parque refinador, que no ha crecido significativamente desde la década de 1970.
El precio del combustible es un tema políticamente sensible en Venezuela desde que en 1989 un drástico incremento desatara una oleada de saqueos en Caracas que dejó cientos de muertos.
Tras mantener detenida casi completamente la refinería de Cardón, de 318.000 bpd, durante todo el 2009, este año le tocaría el turno a Amuay, de 640.000 bpd, para acometer un amplio plan de expansión. El Palito y Puerto La Cruz, que son de menor tamaño, también esperan por refacciones.
“Si los trabajos que se están haciendo en las refinerías funcionan, PDVSA podría retomar su capacidad de exportación, pero es difícil predecirlo. Creo que hay mucha improvisación”, dijo un operador que pidió no ser identificado.
Estados Unidos es uno de los más afectados por el recorte de exportaciones, tras recibir apenas 116.000 bpd de derivados en noviembre del 2009, luego de que en 2005 Venezuela llegara a despachar 288.000 bpd a su principal cliente energético.
“Venezuela ha pasado de entregar ocho cargamentos (al mes) de gasolina reformulada a ninguno”, agregó el operador.
El gasto extra en las facturas de PDVSA limitaría los efectos positivos de una devaluación decretada por Chávez en enero, con la que la estatal espera mejorar el flujo de caja y su capacidad para hacer frente a deudas internas.
Por Marianna Párraga y Brian Ellsworth
(Escrito por Enrique Andrés Pretel, editado por Damián Wroclavsky)
Reuters
Cinco años de bonanza petrolera dispararon la demanda de combustibles en el país con la gasolina más barata del mundo, que ahora precisa tener una mayor disponibilidad de productos derivados del crudo para alimentar plantas termoeléctricas y así aplacar la severa crisis energética.
Según Inspectorate, el consumo interno promedió en diciembre casi 500.000 barriles por día (bpd), pese a que funcionarios han calculado que la demanda estaría en unos 650.000 bpd.
En una entrevista reciente donde reconoció que el consumo doméstico terminará por reducir los saldos exportables, el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez dijo que la prioridad será “el mercado interno”.
Según Inspectorate, firma contratada por Venezuela para dar credibilidad a sus cifras petroleras, el consumo interno promedió en diciembre casi 500.000 barriles por día (bpd), pese a que funcionarios han calculado que la demanda estaría en unos 650.000 bpd.
Y los datos oficiales auditados muestran que en 2009 las exportaciones venezolanas de derivados cayeron un 17 por ciento a 390.000 barriles por día (bpd), debido al mal desempeño de las refinerías nacionales y el recorte de producción acordado en el seno de la OPEP para defender los precios del crudo.
En el mismo lapso, el país se vio obligado a incrementar las importaciones de productos en un 55,8 por ciento, llegando a un pico de 158.000 barriles por día (bpd) en septiembre.
REFINERÍAS BAJO PRESIÓN
La capacidad de refinación de la potencia petrolera sudamericana quedó bajo presión.
“Si la tendencia continúa sin que se instalen nuevas refinerías, Venezuela podría convertirse en un importador recurrente de productos por el crecimiento de la demanda interna, lo que ya sería estructural y no coyuntural”, dijo Luis Palacios, de Medley Global Advisors en Nueva York.
“Esto tendría implicaciones para la política de precios internos (subsidio al combustible)”, agregó.
Afectadas por paradas programadas y fallas operativas, las refinerías nacionales no han podido responder al aumento del parque automotor, luego de que las ventas de vehículos nuevos pasaran de apenas 63.000 en 2003 a casi medio millón en 2007.
Y al crecimiento acumulado del consumo interno se suma ahora una mayor necesidad de combustibles para el sector eléctrico, que tras años de desinversión no ha podido reaccionar ante una sequía que ha derrumbado la gran capacidad de generación hídrica del país.
Además, los esfuerzos para menguar el contrabando de combustible a Colombia y Brasil, por donde se escapan decenas de miles de barriles al día, han sido insuficientes.
PDVSA llegó a comprar en el 2009 derivados casi terminados para abastecer el mercado interno y cumplir compromisos con naciones aliadas en el marco de la llamada “petrodiplomacia” venezolana, dijeron varios operadores.
“Antes nos dedicábamos a vender, vender y vender; y ahora a comprar, comprar y comprar”, dijo una fuente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), que pidió el anonimato por no estar autorizada para hablar por la firma.
GASOLINA A PÉRDIDAS
La desmejora del circuito refinador le cuesta miles de millones de dólares al Estado, que además mantiene un subsidio al combustible de más de 90 por ciento versus el precio internacional de la gasolina, que el presidente Hugo Chávez no se ha atrevido a modificar en sus 11 años en el poder.
El precio del combustible es un tema políticamente sensible en Venezuela desde que en 1989 un drástico incremento desatara una oleada de saqueos en Caracas que dejó cientos de muertos.
PDVSA emprendió en el 2009 un programa para actualizar su parque refinador, que no ha crecido significativamente desde la década de 1970.
El precio del combustible es un tema políticamente sensible en Venezuela desde que en 1989 un drástico incremento desatara una oleada de saqueos en Caracas que dejó cientos de muertos.
Tras mantener detenida casi completamente la refinería de Cardón, de 318.000 bpd, durante todo el 2009, este año le tocaría el turno a Amuay, de 640.000 bpd, para acometer un amplio plan de expansión. El Palito y Puerto La Cruz, que son de menor tamaño, también esperan por refacciones.
“Si los trabajos que se están haciendo en las refinerías funcionan, PDVSA podría retomar su capacidad de exportación, pero es difícil predecirlo. Creo que hay mucha improvisación”, dijo un operador que pidió no ser identificado.
Estados Unidos es uno de los más afectados por el recorte de exportaciones, tras recibir apenas 116.000 bpd de derivados en noviembre del 2009, luego de que en 2005 Venezuela llegara a despachar 288.000 bpd a su principal cliente energético.
“Venezuela ha pasado de entregar ocho cargamentos (al mes) de gasolina reformulada a ninguno”, agregó el operador.
El gasto extra en las facturas de PDVSA limitaría los efectos positivos de una devaluación decretada por Chávez en enero, con la que la estatal espera mejorar el flujo de caja y su capacidad para hacer frente a deudas internas.
Por Marianna Párraga y Brian Ellsworth
(Escrito por Enrique Andrés Pretel, editado por Damián Wroclavsky)
Reuters
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