Rafael Gallegos
Aunque usted no lo crea, para la “revolución” el comunismo es apenas un medio; no es el fin. Su verdadero objetivo, lo que desean por encima de todas las cosas, su desideratum, es permanecer en el poder hasta la consumación de los siglos. Sí, todo el poder para yo y para siempre. Es decir… yo, yo, yo. Lo que verdaderamente quieren copiarse de la revolución cubana, son los cincuenta años de los Castro en el poder. Por ello, cuando se analiza la dinámica de los consejos comunales, hay que hacerlo bajo la óptica de dominación que encierran. Son más “yomunales” que comunales. Así como el tan publicitado poder popular, va resultando “yopular”.
La cadena de gobernabilidad que quieren vender a los venezolanos, es más impactante que las cadenas televisivas: Consejos comunales, comunas, Consejo Federal de Gobierno y presidente de la república. Muy diferente a la que históricamente nos ha regido: vecinos, asamblea de vecinos, alcaldías, gobernaciones y presidente de la república. ¿Dónde radica la diferencia? Muy simple, los alcaldes, gobernadores o integrantes de las asambleas de vecinos pueden ser opositores al gobierno y cumplir sus funciones, sin ningún problema.
Distinto a lo que refleja la ley que rige a los consejos comunales. En ella se contempla que la Comisión Presidencial del Poder Popular, encargada de otorgar el dinero para los proyectos, nombra a la Comisión Regional (previa aprobación del presidente de la república) y ésta, a la Comisión Local (previa aprobación de, adivinen… el presidente de la república). O sea… que el consejo comunal de la población más alejada y pequeña de nuestra geografía, depende para el otorgamiento de recursos, nada menos que de la Presidencia de la República. La ley busca el domino del gobierno sobre las comunas. Es decir, a los consejos comunales que no comulguen con el jefe del ejecutivo, ni agua.
Los vicepresidentes regionales, ¿ledezmizarán a los alcaldes y gobernadores?, serán los encargados de tramitar el dinero, con la ayuda del Consejo Federal de Gobierno, también dependiente del jefe del país. Entonces, ¿cómo podrá conseguir recursos para tapar un hueco, un vecindario que no comulgue con el presidente, o peor, uno que en todo su derecho como en cualquier democracia, le adverse infinitamente?
VIVA LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
Para la “revolución”, únicamente pueden participar en la llamada democracia participativa, los que simpaticen con el gobierno. Todos somos iguales, rezan; pero la realidad es que los rojos son más iguales que el resto del arco iris. Los comunistas cuando hablan de la democracia, para disminuirla la califican de burguesa, mediatizada, o simplemente de representativa, como si ésta fuera una mala palabra. Por ello es imperativo refrescar conceptos. En la democracia representativa los elegidos representan. ¿Y a quien representan? A los electores. ¿Y quienes son los electores?, el pueblo. ¿Y cómo participan los electores? por las asambleas de vecinos, las ONGs, la prensa, los sindicatos, las manifestaciones, los partidos políticos, etc. Además, hay alternabilidad y elecciones limpias y quien no sirve, se va. O sea… en las democracias representativas el pueblo sí participa. Y lo hace desde el gobierno y desde la oposición. En cambio, en lo que pomposamente denominan democracias participativas, tan solo participan el gobierno y sus adlátares. Similar a aquellas “y que” democracias populares de los países comunistas tras la cortina de hierro, donde el pueblo permanecía amordazado, aterrado y tan sólo se le permitía participar para mover la cabeza diciendo sí. Solamente pudieron participar las piedras del muro… y eso cuando se cayeron. Abajo caretas y que viva la democracia representativa, como la de Canadá, Chile, o España, y todos los países donde hay progreso y aunque usted no lo crea: luz y agua.
LEDEZMIZACIÓN
Ante la expectativa de derrota del gobierno el 26 de septiembre, no tendría nada de raro que quisieran aplicarle al pueblo la misma medicina que cuando eligió a Ledezma para la Alcaldía Mayor. ¿La “ledezmización” de la Asamblea? Ya hablan de Congreso Comunal. Es decir una asamblea “del pueblo” electa entre los miembros de los consejos comunales, seguramente con dominio absoluto del gobierno. Y al Congreso Comunal le entregarían toneladas de atributos legales de la Asamblea Nacional, para que cuando llegaren los nuevos diputados a ejercer su mayoría, fueran como el puma: dueños de nada. Tal como hicieron con Ledezma. Y todo legal legalito. Pero cada medida leguléyica les resulta más difícil. Ya están descubiertos como “peor de lo mismo”. Ya las caretas no engañan. El pueblo a lo Bécquer, piensa que no hay máscara semejante a su rostro.
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