Rafael Gallegos
Los tormenteros gritan magnicidio y el venezolano, que ha afinado la vista y aprendido a no embestir trapos rojos, se queda en su casa … como si nada. Acurrucado, agazapado, como diciendo a otro con esa olla. Cual sigilosa pantera a la caza a su presa, esperando el momento oportuno para saltar. Sabedor de que ya vamos por el enésimo intento de magnicidio y consciente de lo único que se está asesinando aquí es el futuro del país, a punta de división del alma nacional, apagones, desastre de PDVSA, licuefacción de los poderes públicos, opacidad del árbitro electoral, centralismo, autocratismo y la fracasada y represiva Cuba como modelo de desarrollo. “Venezuelacidio”, es lo que percibe el pueblo, agazapado… a la espera del 23 de noviembre.
A dormir muchachos, apaguen el televisor, le dicen los preocupados padres a sus niños cuando comienzan las cadenas. Somos el único país del mundo con discursos presidenciales censura C y hasta XXX. Deberían advertir que esos soliloquios son para mayores de 18 años o “acompañados de sus padres”. Pobre pueblo, va a creer que el socialismo del siglo XXI es igualar el lenguaje… por abajo. Qué mal ejemplo. Si algún maestro se atreviera a hablar así en el aula, sería suspendido inmediatamente. Entonces, ¿por qué los organismos pertinentes se hacen los locos ante el lenguaje de quien debería ser el maestro de maestros? Puro felicitador, como los de Pío Gil. Justificaciones vergonzosas como esa de que el presidente habla así, cuando precisamente lo que sucede es que debería hablar de otra manera. O que de esa manera se comunica con su pueblo, como si éste fuera gafo, soez y no supiera distinguir las piezas oratorias de calidad. Desde Gómez hasta Caldera, pasando por López Contreras, Medina, Betancourt, Gallegos, Pérez Jiménez, Larrazábal, Leoni, CAP, Herrera, Lusinchi, Velásquez, la única vulgaridad que se le escuchó a Presidente alguno fue aquel “a mi tu no me jodes” que pronunció Lusinchi y eso muy molesto, fuera de cámara y ya no era Presidente. Los lenguajes presidenciales en Venezuela eran cuidadosos y educativos. Tenían Majestad Presidencial y respetaban a la audiencia. ¿Alguno de mis lectores recuerda a Fidel Castro – el padre del padre de la “revolución”- diciendo una sola grosería en los cincuenta años de dictadura? … ¿Una sola? ¿Alguno de los actuales presidentes latinoamericanos dice vulgaridades? Seguramente ninguno. Piiiii, piiiii, piiii, hace el pueblo venezolano ante tamaño “desmaestro”, y cual Kico le solicita a gritos: “cállate, cállate que me desesperas”, mientras agazapado espera ansioso… el 23 de noviembre.
Ni el show para meter preso a Henrique Capriles, suspendido según los deslenguados porque hasta Diosdado Cabello le hubiera dado su voto si lo encarcelaban. Ni las arbitrarias inhabilitaciones a Leopoldo López, Enrique Mendoza, Barreto Cira, William Méndez y a otras fijas nacionales en la carrera electoral. Ni las amenazas contra los miembros del Movimiento 2D. Ni el calculado marasmo en el proceso que se le sigue a los policías. Ni las mentiras de la producción petrolera que contradicen al mismísimo Goebbels porque mientras más la dicen, menos les creen. Nada de eso logrará sacar a los venezolanos a la calle para dar pie a la suspensión o al desfase de las elecciones. El pueblo está claro como nunca. Tranquilo en sus casas. Las energías están guardadas para salir, el 23 de noviembre, a recuperar espacios para la democracia.
Y los tormenteros lo saben. Ellos leen las encuestas que dicen que el pueblo lo tienen en la espalda. Que ya son gobierno anterior y tras anterior. Que ya fracasaron y lo que les queda en lugar de pedir votos… es pedir perdón. Los venezolanos ante tanto trapo rojo decimos como el prócer de la democracia Rómulo Betancourt: adelante por arriba de las tumbas adelante. Este pueblo hoy agazapado, saldrá a la calle 23 N.
No hay que dormirse en los laureles. Hay que luchar por el triunfo del 23N y ese día, salir en masa a votar por los candidatos de la democracia. El 24 N corresponde defender el voto. Y luego luchar para ejercer la autoridad conferida por el pueblo. Porque aquella triste frase de que si ganan no les pasaré dinero, es inconstitucional y un atentado contra la institucionalidad. El Presidente es el primero que debe cumplir la Ley, tal como se exige en todas las democracias del mundo, menos en la cubana, por supuesto.
EL MAL EJEMPLO QUE CHACAO DA
En Chacao asistimos al triste espectáculo de cuatro candidatos de oposición. Si llegare a ganar el del gobierno por la división, el karma los perseguiría a los cuatro por toda la vida. Por favor candidatos de Chacao… no sean candidotes. Venezuela primero.
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