La Reserva Federal bajó las tasas de interés, la presión extrema sobre el mercado y el sistema financiero no pudo ser atenuada. Esta situación de presión extrema y los serios problemas de liquidez, ameritó que el Gobierno norteamericano, tuviera que inyectar cientos de miles de millones de dólares en auxilios financieros, para ir rescatando una institución financiera tras otra, hasta incluso, tomar control de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac. Sin embargo, estas medidas fueron insuficientes y no lograron atenuar la presión extrema que continuaba presente sobre el mercado.
Finalmente, este martes 23 de septiembre de 2008, la crisis exploto y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke y el Secretario del Tesoro, Henry Paulson, acudieron al Congreso de los Estados Unidos para exhortar a demócratas y republicanos, a dar su aprobación urgente al paquete denominado Rescate Financiero que alcanza una suma global de 700.000 millones de dólares.
Las dos principales y más importantes autoridades de los Estados Unidos, en materia económica y financiera, equivalentes a nuestro Ministerio de Finanzas y Banco Central, fueron urgidas a presentarse ante el Comité Bancario del Senado, para ampliar y explicar su propuesta, ante lo que representa el rescate financiero más grande de la historia.
Allí las declaraciones de ambos funcionarios fueron realmente alarmantes y graves. Pudimos leer algunas expresiones como estas:
· "Si las condiciones financieras no mejorasen durante un período prolongado, las implicaciones para la economía en general podrían ser muy adversas", dijo Bernanke.
· "Debemos actuar para evitar una serie de quiebras de instituciones financieras y congelamiento de mercados crediticios que amenazan el bienestar de las familias estadounidenses, la viabilidad de empresas grandes y pequeñas y la salud misma de nuestra economía", aseveró Paulson.
Sin duda alguna un par afirmaciones que mueven a la preocupación y generan una peligrosa sensación de angustia y desconfianza.
En efecto, de acuerdo con el planteamiento realizado por estos dos importantísimos funcionarios, este Plan de Rescate le permitirá al Gobierno comprar hipotecas incobrables y activos problemáticos en poder de bancos e instituciones financieras con altísimo de riesgo de quebrar, tratando de esta manera de mejorar la crisis crediticia, la liquidez, y evitar la repetición en cadena de lo acontecido con Lehman Brothers,.
Entretanto, la bolsa de Wall Street estuvo muy atenta a la visita de Paulson y Bernanke al Congreso y al final de la sesión, los inversores se dejaron influir por las dudas expresadas en el Senado sobre un plan que, ciertamente, no tiene precedentes por su alcance y por su falta de explicaciones detalladas. Además, Wall Street se vio también presionada a la baja por el descenso de las acciones de las firmas financieras: Bank of America, Washington Mutual, Wachovia y Merrill Lynch. Desconfianza, y no la imprescindible Confianza, domino la sesión.
En paralelo, en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), el petróleo de Texas, WTI cerró a 106,61 dólares, después que el lunes subiera su precio en 16,37 dólares, la mayor alza en dólares registrada en un solo día, situación esta, atribuida a la modalidad bursátil de “vender a la baja” que básicamente consiste en vender tenencias o contratos que el vendedor no posee y que ha pedido “prestadas”, para comprarlas cuando el precio sea más bajo. Una práctica que es una suerte de lotería y que afecta a las empresas por su inestabilidad y su comportamiento errático. Además, el criterio de los vendedores en corto, es apostar a la baja que difiere de los que compran tenencias o acciones a largo plazo. Práctica que para regir las cotizaciones propias al precio del petróleo, representa una peligrosa novedad.
Sin duda que los precios del petróleo y los pronósticos a futuro, se han alejado de los elementos estructurales del negocio en sí mismos para pasar a estar subordinados a los elementos que podríamos denominar los riesgos financieros sistémicos, y en general a toda la problemática que de allí se deriva. Obviamente, la oferta y la demanda tienen un peso, como también lo tienen los eventos geopolíticos, los fenómenos naturales como los huracanes, sin embargo, lo determinante es ahora, lo financiero, incluyendo la cotización del dólar frente a otras monedas importantes, especialmente el euro.
En términos generales, este concepto de riesgo financiero sistémico, significa una crisis financiera en todo el sistema, normalmente acompañada por un fuerte declive de los valores de activos y la actividad económica, insertando inestabilidad por todo el sistema financiero y afectando la economía real. Ya hemos visto, en el pasado, eventos de riesgo sistémico financiero como por ejemplo, la caída bursátil de 1987; el derrumbe de los precios de los activos en Japón en la década de los 90; la crisis bursátil asiática en 1997 que ocasionó una dramática caída en los precios del petróleo y, ahora, esta situación financiera que nos pone dentro de una crisis originada en el sector hipotecario y nos coloca a las puertas de un desplome en los precios de los activos y una crisis de liquidez.
Ante este panorama, tratar de predecir lo que sucederá con los precios del petróleo resulta una apuesta temeraria, sin embargo, fieles a lo que hemos venido sosteniendo, por razones estructurales del sector energético, la tendencia será a la baja. Insistimos en poder ver precios del WTI fluctuando entre los 90 y los 100 dólares por barril. Ahora bien, con seguridad, la intensidad de la actual crisis financiera y la forma como será resuelta, influirá de manera definitiva en los niveles de los precios de los energéticos. De extenderse la crisis, podría generarse una recesión global afectando las más importantes economías mundiales, la norteamericana, la europea y la asiática, lo cual terminará por impactar de manera global al mundo. Esta recesión se traduciría, sin duda, en una pérdida en la demanda energética y por consiguiente, en una oferta excedentaria que forzará los precios hacia una fuerte baja que se prolongará tanto como se prologue la crisis financiera.
Claro está que, en los próximos días y semanas, el comportamiento del mercado petrolero, será errático y caracterizado por ser volátil, a menos que el comportamiento del dólar frente al euro se fortalezca, las fluctuaciones se harán menos intensas. Cuanta mayor confianza, palabra clave en estos momentos, generen las medidas del Gobierno norteamericano, en el mercado de capitales y mayor sea su eficiencia en los resultados, menos errático será el comportamiento de los precios del crudo.
En definitiva o en conclusión, el petróleo que es un insumo clave en la economía global y cuyo suministro seguro y sostenible en el tiempo es cada vez más complejo y difícil, está dependiendo, en el corto plazo, del desarrollo de una crisis financiera intensa y profunda puede generar una recesión que ocasione el desplome de los precios del crudo al reducirse la demanda. A mediano plazo, existe una gran probabilidad que la oferta supere a la demanda, dada las pocas inversiones en el Sector, provocando un aumento en los precios que logrará vencer la resistencia de las economías al encarecimiento de la energía.
Sin embargo, en cualquiera de los escenarios de cara al futuro, deben asumirse los riesgos globales y debe generarse una política energética clara y con un enfoque holístico que compagine la seguridad energética y la economía global.
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