Horacio Medina
Todo parece indicar que, finalmente, la crisis ha sido admitida por la jerarquía del poder. Ya no sólo Hugo Chávez habla de crisis y de ajustes, reconoce la ineficiencia y el burocratismo, ahora hasta Alí Rodríguez Araque dice y se desdice, sin saber lo que dice o, tal vez por no querer decir lo que debe decir.
¿Complicado juego de palabras?, si, casi tan complicado como está y estará la situación económica y social dentro del país. Otro que parece haber caído en cuenta de la crítica situación es el edulcorado Ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez quien trata de solventar la incomodidad de las contratistas y consultores por las cuantiosas deudas y atrasos en los pagos y los reclamos de los trabajadores de la nómina contractual que se hacen cada vez notables y continuos. Esto sólo por nombrar un par de los incontables asuntos pendientes y complicados que el Ministro tiene pendientes por resolver, ante lo cual, apenas atina a declarar, lo que ya, su jefe ideológico, Alí Rodríguez Araque había declarado, en el sentido de que Venezuela debe solicitar un nuevo recorte de producción, en la próxima reunión de la OPEP el 15 de marzo.
De acuerdo con su apreciación, esta parece ser la única alternativa viable, porque según su escasa visión, el problema se origina por la caída de los precios. Esta propuesta de Ramírez, ya ha tenido respuesta contraria por parte del presidente de la OPEP quien considera que “el grupo no debe recortar su producción de crudo en su reunión del 15 de marzo, y en su lugar opin
a que debe tomar más tiempo para evaluar el impacto de las reducciones hechas hasta el momento”. Precisando además que “Angola, como país que preside la OPEP, propondrá en la reunión en marzo que no se efectúen más recortes”.
Tal vez el gráfico anexo, donde se muestran los precios del crudo en términos de dólares del 2009, nos ayude a comprender por qué el Ministro se siente nervioso, a pesar de haber tenido o quizás por haber tenido cinco años con precios muy por encima del promedio de los últimos 23 años, período durante el cual, solamente endeudó la empresa, redujo su capacidad de producción y mermó la capacidad de refinación nacional e internacional, destruyó los mercados de crudo pesado, desarrollados por 20 años y construyó una red o grupo de mafiosos que han corrompido a la empresa y destruido su imagen internacional.
Por supuesto, el ministro Ramírez, al igual que todos los funcionarios del desgobierno, tratan ahora de justificar lo injustificable y el desastre nacional con la crisis mundial y la caída de los precios. Todo esto después de 10 años del mismo desgobierno en el poder. Desde luego que el dócil y abyecto ministro Ramírez, no reconocerá nunca que la lamentable situación de PDVSA, se debe a la continua irresponsabilidad, negligencia e indiferencia con que ha manejado la Industria. Menos aún, aceptará el ministro Ramírez, la corrupción generalizada que existe en la empresa, donde se negocian contratos de suministro con jugosas comisiones, se adjudican contratos a dedo sin licitaciones transparentes, se contrata personal y empresas para hacer lo que los propios empleados deben hacer. Tampoco, reconocerá los errores reiterados en las relaciones comerciales con las empresas transnacionales de la Faja y los Convenios Operativos, transformados hoy en empresas Mixtas.
Y por supuesto, jamás, reconocerá el gravísimo error cometido con la eliminación de la Orimulsión, la gravedad del endeudamiento de la empresa, la manifiesta dificultad para cobrar las deudas contraídas por Petrocaribe y la lesiva y leonina venta de petróleo a futuro. No obstante, desde el punto de vista del interés nacional, creo que hemos avanzado, ya que a pesar del modo cínico de reconocer, las dificultades, tal como lo hace el sector oficial, tal vez ocasione que los sectores democráticos y progresistas del país, también despierten del sueño y entiendan que las dificultades presentes sólo son una pequeña muestra de lo que está por venir.
Todo parece indicar que, finalmente, la crisis ha sido admitida por la jerarquía del poder. Ya no sólo Hugo Chávez habla de crisis y de ajustes, reconoce la ineficiencia y el burocratismo, ahora hasta Alí Rodríguez Araque dice y se desdice, sin saber lo que dice o, tal vez por no querer decir lo que debe decir.
¿Complicado juego de palabras?, si, casi tan complicado como está y estará la situación económica y social dentro del país. Otro que parece haber caído en cuenta de la crítica situación es el edulcorado Ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez quien trata de solventar la incomodidad de las contratistas y consultores por las cuantiosas deudas y atrasos en los pagos y los reclamos de los trabajadores de la nómina contractual que se hacen cada vez notables y continuos. Esto sólo por nombrar un par de los incontables asuntos pendientes y complicados que el Ministro tiene pendientes por resolver, ante lo cual, apenas atina a declarar, lo que ya, su jefe ideológico, Alí Rodríguez Araque había declarado, en el sentido de que Venezuela debe solicitar un nuevo recorte de producción, en la próxima reunión de la OPEP el 15 de marzo.
De acuerdo con su apreciación, esta parece ser la única alternativa viable, porque según su escasa visión, el problema se origina por la caída de los precios. Esta propuesta de Ramírez, ya ha tenido respuesta contraria por parte del presidente de la OPEP quien considera que “el grupo no debe recortar su producción de crudo en su reunión del 15 de marzo, y en su lugar opin
a que debe tomar más tiempo para evaluar el impacto de las reducciones hechas hasta el momento”. Precisando además que “Angola, como país que preside la OPEP, propondrá en la reunión en marzo que no se efectúen más recortes”.Tal vez el gráfico anexo, donde se muestran los precios del crudo en términos de dólares del 2009, nos ayude a comprender por qué el Ministro se siente nervioso, a pesar de haber tenido o quizás por haber tenido cinco años con precios muy por encima del promedio de los últimos 23 años, período durante el cual, solamente endeudó la empresa, redujo su capacidad de producción y mermó la capacidad de refinación nacional e internacional, destruyó los mercados de crudo pesado, desarrollados por 20 años y construyó una red o grupo de mafiosos que han corrompido a la empresa y destruido su imagen internacional.Por supuesto, el ministro Ramírez, al igual que todos los funcionarios del desgobierno, tratan ahora de justificar lo injustificable y el desastre nacional con la crisis mundial y la caída de los precios. Todo esto después de 10 años del mismo desgobierno en el poder. Desde luego que el dócil y abyecto ministro Ramírez, no reconocerá nunca que la lamentable situación de PDVSA, se debe a la continua irresponsabilidad, negligencia e indiferencia con que ha manejado la Industria. Menos aún, aceptará el ministro Ramírez, la corrupción generalizada que existe en la empresa, donde se negocian contratos de suministro con jugosas comisiones, se adjudican contratos a dedo sin licitaciones transparentes, se contrata personal y empresas para hacer lo que los propios empleados deben hacer. Tampoco, reconocerá los errores reiterados en las relaciones comerciales con las empresas transnacionales de la Faja y los Convenios Operativos, transformados hoy en empresas Mixtas.
Y por supuesto, jamás, reconocerá el gravísimo error cometido con la eliminación de la Orimulsión, la gravedad del endeudamiento de la empresa, la manifiesta dificultad para cobrar las deudas contraídas por Petrocaribe y la lesiva y leonina venta de petróleo a futuro. No obstante, desde el punto de vista del interés nacional, creo que hemos avanzado, ya que a pesar del modo cínico de reconocer, las dificultades, tal como lo hace el sector oficial, tal vez ocasione que los sectores democráticos y progresistas del país, también despierten del sueño y entiendan que las dificultades presentes sólo son una pequeña muestra de lo que está por venir.
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