MUJERES LUCHADORAS

Eddie Ramirez

El Día Internacional de la Mujer es fecha propicia para hacer un reconocimiento a nuestras mujeres caídas o agredidas por defender la democracia. No vamos a remontarnos a la historia, pero sí mencionar a dos luchadoras de la época de Pérez Jiménez que todavía siguen presentes y comprometidas, como son Clarisa Sanoja e Isabel Carmona. Durante el totalitarismo SigloXXI fueron asesinadas Evangelina Carrizo y Maritza Ron y muchas otras han sido agredidas por la Guardia Nacional o por los paramilitares oficialistas.

La señora Evangelina Carrizo fue asesinada por la espalda el 4 de marzo del 2004 en Machiques, Estado Zulia, mientras participaba en una marcha pacífica que fue agredida por efectivos de la Guardia Nacional. Inicialmente la fiscalía dictó orden de aprehensión en contra del subteniente Juan Carlos Casaña Rivero por homicidio intencional y uso indebido de arma de fuego. Posteriormente, las fiscales Leany Inciarte Almarza y Hailet Medina González cambiaron la imputación por homicidio culposo. La pruebas aportadas indican que el arma de la cual salió el disparo que mató a la señora Carrizo pertenecía al subteniente Casaña, pero éste alegó que ese día permaneció en su comando y no estuvo en el lugar de los hechos y que piensa que al momento de entrega de las armas hubo una confusión, declarando que el distinguido de la guardia nacional Ruchard Pargas le informó que quien había disparado era el subteniente Ramzor Bracho Bravo, quien efectivamente aparece en un video. Curiosamente Bracho fue sobreseído y Casañas fue acusado de homicidio culposo. Ambos dependían del CORE 3 bajo las órdenes del general Cástor Pérez Leal.

La señora Maritza Ron fue asesinada el 16 de agosto de 2004, cuando salió a protestar pacíficamente en la Plaza de Altamira el resultado del referendo revocatorio presidencial. Maritza fue asesinada por Henry Parra Linares, John Jiménez Eslasa y Pedro Ramos Poche, los cuales fueron captados disparando por cámaras de reporteros gráficos. 15 de noviembre del 2007 Jiménez y Ramos fueron condenados a ocho años de prisión y Parra a siete. Dos semanas después de esta sentencia el juez Nicol Catalano Campesi les rebajó la pena “en atención a las actividades laborales y académicas”. A las tres semanas, el 20 de diciembre de 2007, les concedió el régimen abierto, el cual procede cuando se ha cumplido una tercera parte de la condena, pero en abierta violación al artículo 406 del Código Penal, vigente en ese entonces, que niega ese beneficio a los implicados en homicidios.

Marta Colomina fue objeto de un ataque terrorista. A María Yánez le pegaron una pedrada en un ojo que ha ameritado cinco operaciones. La abogada Diana Carolina Mora Herrera permaneció injustamente detenida durante casi dos años. Patricia Poleo y Ángela Sago están en el exilio. Elba de Diamante y Elinor Montes fueron agredidas por la Guardia Nacional durante manifestaciones pacíficas. Luclenys Silva y María Alejandra Salas fueron golpeadas por un escolta oficial. Las agresiones a mujeres periodistas por hordas chavistas pasan de veinte, entre ellas Martha Palma Troconis, Diana Carolina Ruíz, Luisiana Rios, Beatriz Adrián, Aymara Lorenzo, Del Valle Canelón, Milagros Máquez, Marlene Piña, Francia Sánchez, Trina Marichales, Marsha Lee, Mardolei Prin, Vanesa Gómez, para citar solo algunas. Muchas otras mujeres han sido atropelladas por el régimen mediante despidos injustificados, como Rocio San Miguel y Ana María Ruggeri. Desde luego también las miles de Mujeres del Petróleo y muchas otras venezolanas despedidas de organismos o empresas del Estado por no comulgar con el totalitarismo. A todas ellas vaya nuestro reconocimiento.