sábado, 20 de diciembre de 2008

DOCTOR GASTON PARRA

Eddie Ramirez

Escribir sobre una persona que acaba de fallecer y que fue centro de controversias en los cargos públicos que desempeñó no es fácil. Tal es el caso del doctor Gastón Parra, quien fue profesor universitario, Presidente de PDVSA y Presidente del Banco Central. Inevitablemente sus simpatizantes tenderán a maximizar sus cualidades y a minimizar sus defectos y errores. A su vez, los adversarios tenderán a guardar un respetuoso silencio, dejando para más tarde las críticas acerbas o se limitarán a unos pocos señalamientos.


Con el único objetivo de contribuir al conocimiento a la actuación del doctor Parra durante su corta estada al frente de PDVSA, me permito reseñar brevemente algunos puntos. Su designación al frente de PDVSA fue el 8 de febrero del 2002, sustituyendo a Guaicaipuro Lameda. Conociendo la ideología del nuevo Presidente, el día que fui a despedirme de Lameda le comenté a varios altos ejecutivos presentes que deberíamos hacerle una carta al doctor Parra exponiéndole que sería grave para la corporación que se repitiese la historia de Ciavaldini, que tanto daño había causado. Mi planteamiento no tuvo acogida por considerar los presentes, creo con buen criterio, que no debíamos recibirlo con una acción que él pudiese considerar de hostilidad y que era mejor esperar la designación de los otros miembros de la Directiva.


A pesar de respetar este criterio, consideré mi deber hacerle algunos planteamientos para que dispusiese de más elementos de juicio, cuando le correspondiera darle el visto bueno al resto del equipo que seguramente tratarían de imponerle desde Miraflores. En efecto, en carta 01/06/2002E, de fecha 14 de febrero del 2002, le deseaba éxito en su gestión, le señalaba que la empresa había perdido valiosos recursos humanos, así como mi preocupación por percibir que cada día PDVSA tenía mayores dificultades para operar como una empresa comercial. Textualmente le decía “Dada su experiencia como docente universitario, confío que en poco tiempo usted podrá apreciar que puede contar con nosotros, dentro de un marco de respeto a la meritocracia y a normas y procedimientos…”. Nunca recibí respuesta. Es decir, aceptamos disciplinadamente la designación del doctor Parra, también las del profesor Carlos Mendoza Potellá, Rafael Ramírez, general Arnoldo Rodríguez Ochoa y la doctora Clara Coro, como Directores Externos. Nuestra protesta se inició con la designación como Directores a tiempo completo de Alfredo Riera, Luís Dávila, Argenis Rodríguez, Félix Rodríguez y Jesús Villanueva, todos compañeros nuestros a quienes no les correspondía ocupar esos cargos y que fueron designados con el único propósito de poner a PDVSA al servicio del régimen y no de la nación.


En una reunión que sostuvimos un grupo de quienes estábamos en el conflicto, le solicité respetuosamente al doctor Parra, en presencia del doctor Rafael Quirós y Francisco Nuñez, que para evitar el conflicto le solicitara la renuncia a los Directores cuestionados y que le habían impuesto sin él conocerlos. Textualmente me contestó “No puedo pedirles la renuncia porque fueron designados por el Presidente de la República”. Posteriormente, otro grupo de compañeros le entregó al doctor Parra una propuesta de reestructuración de la corporación que incluía, entre otros aspectos, que se ampliara la representación del accionista incluyendo, además del ministro de Energía, a los ministros de Planificación, Finanzas y Producción y Comercio, razonando que “con ello se lograría contar con una visión global de las perspectivas de los distintos entes del Gobierno responsables de la materia económica, integrando en la Asamblea la visión política, la estratégica y la de finanzas públicas”. También proponíamos que en la Junta Directiva tuviesen representación las universidades, el sector industrial y tres personalidades del sector público o privado, además de los ministros de la economía y que las operaciones las manejara un Comité Ejecutivo. El 20 de marzo el doctor Parra acusó recibo de esta propuesta y reiteró su disposición al diálogo. Sin embargo, dos días después la Directiva jubiló anticipadamente a dos de los gerentes que estaban en el conflicto y removieron de su cargo al gerente del Centro de Refinación de Paraguaná.


El conflicto de la meritocracia se inició el 25 de febrero y culminó con los lamentables sucesos del 11 de abril. Varios diputados y personalidades intentaron mediar y en nuestro caso solo tomamos la decisión de detener las operaciones el 4 de abril, fecha en la cual la Asamblea de trabajadores solicitó la renuncia de Parra y del resto de la Directiva. El 10 de abril en la noche, el doctor Parra y el resto de la Directiva, presentaron la renuncia. ¿Les fue solicitada por Chávez o fue una decisión de ellos? ¿Por qué no fue hecha pública esta renuncia, la cual quizá hubiese desinflado la marcha del día 11? ¿Pudo el doctor Parra evitar el conflicto? ¿Lo intentó o su compromiso con la revolución le impidió actuar diferente? Posteriormente, el 15 de enero del 2004, en la Asamblea Nacional, el teniente coronel declaró “yo provoqué la crisis, la cual era necesaria”.


El doctor Parra fue un destacado profesor universitario, autor de numerosos libros. Llegó a PDVSA sin ninguna experiencia gerencial y, a mi modo de ver, sus ideas estaban ancladas en los años sesenta. Quizá nunca debió aceptar ese cargo y creo que tampoco el de Presidente del Banco Central, ya que por la importancia de los mismos era imposible evitar la injerencia del teniente coronel quien se cree petrolero y banquero. Hoy, tanto PDVSA como el Banco Central han perdido autonomía y prestigio. Paz a los restos del distinguido profesor.


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