Algo que hay que sacar como positivo de los comicios del 23N es el valor del voto como instrumento para obtener un cambio político y social en el país. No es un tema como para lanzar campanas al vuelo, todos estamos conscientes de que el voto es algo que hay que cuidar hasta el final para obtener un resultado positivo. Pero a pesar de ello se percibe la convicción de que los cambios que se requieren en el país se pueden lograr a través del voto.
Este tema no es algo baladí. Le corta las alas a un sector opositor que piensa que no hay nada que hacer por la vía legal y dice que hay que buscar caminos inconstitucionales para lograr cualquier cambio en nuestro país. La situación es muy diferente si la gente piensa que se puede lograr un cambio a través del voto.
El comentario viene al caso porque es difícil comprender como hay más de 6 millones de venezolanos que han decidido, por las razones que fueran, no participar en el proceso electoral. No se puede comprender como una parte tan importante de nuestra población se mantiene al margen de la contienda electoral.
En momentos en que se avanza hacia una revolución comunista, con las consecuencias que ha traído en todas sus experiencias concretas, es difícil entender que cerca de un 40% de nuestra población se mantenga al margen del debate. Lo razonable sería que la gente participara, el que se considere comunista que luche a favor de la revolución y el que no comulgue con estas ideas que manifieste su desacuerdo.
Para ello es fundamental rescatar la creencia en la capacidad del voto como instrumento para el cambio político y social. Hay que hacer un esfuerzo para convencer a la mayoría de esos 6 millones de compatriotas que prefieren mantenerse al margen de que vale la pena votar. Que entiendan que no hay forma de transformar el país que no pase por el voto; que entiendan que es fundamental que se conviertan en ciudadanos.
Es claro que el sistema electoral del país no es prefecto. En los sistemas electorales se da la paradoja de que la tecnificación no es un indicador de excelencia, todo lo contrario, los mejores sistemas electorales son totalmente manuales, como ocurre en países europeos como Holanda. Al final resulta que contar unos votos es un proceso sencillo que no requiere ningún desarrollo tecnológico y cuando éste se despliega es porque tenemos que cuidarnos de la acción de los pillos. Las condiciones no están dadas en Venezuela para que superemos esta condición, pero es un gran avance que entendamos que podemos lograr cambios a través del voto.
Esta comprensión es fundamental para incorporar a una porción importante de esos 6 millones de venezolanos que han decidido mantenerse al margen del proceso electoral. Hay un ejemplo muy sencillo que es el municipio de Baruta, allí la participación fue del 83% y todo indica que fue decisiva en los resultados de la capital, no sólo en el alcalde sino en la Alcaldía Mayor. Una buena muestra de lo que se puede lograr si la gente participa.,
Por ello es importante convencer a la población de que las salidas que tiene el país pasan por el voto. Que el poder pondrá todos sus esfuerzos para llevar los resultados a su favor, pero si los ciudadanos votamos y cuidamos nuestros votos será imposible torcer la voluntad popular