Andrés Matas
El próximo sábado se conmemora un nuevo cumpleaños de Guri. Fue otro día sábado, 8 de noviembre de 1986, hace 22 años, cuando se celebró el acto que oficializó la culminación de la etapa final de Guri. A partir de ese momento el proyecto nos brindó el honor, a todos los venezolanos, de contar con la mayor central eléctrica del mundo, honor que duraría hasta comienzos de la década de los 90, cuando los brasileños culminaron la central de Itaipú.
En esos años finales de la década de los 80, con el sistema de transmisión a 765 KV también el más grande del mundo, y la incorporación de Maracaibo al Sistema Interconectado Nacional, Venezuela contaba, con gran diferencia, con el sector eléctrico más avanzado de América Latina. Cerca de 95% de los venezolanos disfrutaban el servicio eléctrico y no había un poblado con más de 500 habitantes sin electricidad.
En Edelca se llamó al evento la “Entrega de Guri al país” y resulta justo el término, si el país entero había apoyado a la empresa sin condiciones en la ejecución del proyecto, lo más razonable es que Edelca lo entregara al país para brindar energía eléctrica confiable por los próximos 100 años. Se respiraba por aquellos días un sentimiento de orgullo en todo el personal de la empresa.
La fecha del 8N no fue escogida al azar. 18 años atrás, en 1968, se había inaugurado la primera etapa de la central, con la entrada en operación de las primeras 3 unidades de la casa 1, de modo que este sábado se cumplen 40 años del inicio de Guri. En aquella oportunidad le toco al presidente Raúl Leoni poner en servicio la central. Eran días en que la demanda de electricidad crecía al 13% por año y cada día se incorporaban miles de compatriotas al disfrute del servicio ¿Qué pasaría por la mente de Leoni en aquella fecha? Jamás pensaría que aquella central llevaría su nombre y que luego de muchos años se lo quitarían. Pero eso no tenía la menor importancia para él, había cosas más importantes ¿Cómo imaginaría que sería Venezuela 40 años después de la entrada en servicio de una obra tan monumental, cuando nuestro país llevaba 30 años modernizándose y la economía crecía con la mayor tasa del mundo? Seguro que soñaba con un país cosmopolita y abierto a todas las culturas, alcanzando niveles de desarrollo del primer mundo. Era imposible imaginar un país dividido y dominado por el odio y la violencia, una violencia que 40 años después se metería en su propia casa.
Hoy Guri vive horas grises. Los mantenimientos se atrasan porque las unidades no se pueden parar, la demanda las obliga a trabajar constantemente. En particular las máquinas pares de la casa 2 de Guri llevan más de 10 años esperando por una modernización que estaba programada y nunca termina de llegar. No quiero ni pensar en el estado en que están trabajando estos equipos. Corremos y corremos la arruga hasta que el destino nos alcance. Pero indefectiblemente nos alcanzará, no se puede jugar eternamente a la suerte.
No hay nada que celebrar en este cumpleaños. Los equipos trabajando en condiciones críticas; la moral del personal por el suelo al evidenciar que cualquier error se puede convertir en un delito penal; todo el mundo enredado en la construcción de una empresa socialista que nadie entiende, porque es imposible entenderla. Son días tristes para Guri, un proyecto capaz de pelear en costos y eficiencia con cualquier otro en el mundo. ¡Pero Guri está allí, majestuoso!, por encima de la mezquindad de quienes hoy lo dirigen. Es un proyecto que nos sobrevivirá a todos, inclusive al socialismo del siglo XXI
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