Andrés Matas
Su ultimo articulo. Tomado de:Soberania.org - 03/04/09
Este 1 de abril comenzó oficialmente el programa de gas natural vehicular (GNV). Desde esta fecha los concesionarios están obligados a ofrecer dichos vehículos y a que el 30% del total vendido esté adaptado para funcionar con el nuevo combustible. Este porcentaje asciende a 40% y 50% en 2010 y 2011 respectivamente. De nada han servido los pataleos de las ensambladoras y las concesionarias alegando que faltan muchos aspectos por aclarar, la fecha se mantiene inamovible, después de algunas prorrogas, según lo definido en Gaceta Oficial el 7 de julio pasado. El gobierno parece decir: hagan la tarea sin chistar (así, así, así es que se gobierna).
Lo peor del asunto es que quien no quiere hacer la tarea es el propio gobierno. El decreto para el uso del GNV establece que Pdvsa asuma los costos de los kits de conversión (adquisición, instalación y mantenimiento), pero no lo ha hecho. Tampoco ha acondicionado suficientes talleres para la conversión y el mantenimiento. Pero el retraso más notable del programa está en la instalación y adecuación de estaciones de servicio, en todo el país, con capacidad de expender gas natural. Entre 2006 y 2009 deberían haberse instalado un total de 498 estaciones a lo largo del país, pero sólo se dispone de 148, menos de la tercera parte, con más de 100 concentradas en Zulia, Miranda, Anzoátegui y el Distrito Capital.
Yo me pregunto, cómo se piensa dotar estos puntos de servicio en un país que apenas tiene tres o cuatro ciudades gasificadas. Por ejemplo, ninguna capital de los estados andinos dispone de redes de gas natural, por no hablar de las capitales llaneras, Nueva Esparta o toda la región Guayana, salvo Matanzas. A pesar de habernos prometido gasificar todo el país, incluyendo hasta los bloques del 23 de Enero, la red de gas es la misma que heredó la revolución hace 10 años. Ni siquiera han podido cerrar la Interconexión Centro Occidente (ICO) y, hoy por hoy, somos importadores de gas natural. Así será la paradoja que, mientras se quiere imponer a juro el programa de GNV, muchas centrales eléctricas queman gasoil porque no hay gas.
Pero a pesar de las carencias el programa va. Esto quiere decir que si se cumple lo dispuesto y los venezolanos nos vemos obligados a comprar carros duales, adaptados a gas y gasolina, tendremos que seguir usando este viejo y subsidiado combustible en más del 90% del territorio nacional. La bombona de gas quedará como un pasajero más que viaja en la maleta del carro.
Y por encima de todo no se hace nada por resolver el incentivo económico. Nadie está dispuesto a convertir el carro a gas y perder media maleta del carro ni que le regalen los 5.000 a 7.000 Bs.F. que cuesta la conversión y también le regalen el gas natural. La razón es tan trillada que da pena repetirla: Con el precio actual de la gasolina no existe ningún incentivo para mudarse a gas natural. El gobierno lo sabe, los ensambladores lo saben, los venezolanos también lo saben. Entonces ¿por qué se insiste en un programa que, en las condiciones económicas actuales, no tienen ningún incentivo y ningún interés para nadie?
Por supuesto, el gobierno siempre puede aplicar su poder y convertir a gas natural todos los vehículos del sector público, que cada vez son más en está avanzada comunista, y si llega a imponerse esta absurda revolución nos tocará a todos. La gente comprará carros duales porque no habrá otros. Pero tendrán que dejar las estaciones con gasolina, sencillamente porque no han sido ni serán capaces de gasificarlas. Triste programa que se impone desde la fuerza contra la lógica económica y el sentido común.
Su ultimo articulo. Tomado de:Soberania.org - 03/04/09
Este 1 de abril comenzó oficialmente el programa de gas natural vehicular (GNV). Desde esta fecha los concesionarios están obligados a ofrecer dichos vehículos y a que el 30% del total vendido esté adaptado para funcionar con el nuevo combustible. Este porcentaje asciende a 40% y 50% en 2010 y 2011 respectivamente. De nada han servido los pataleos de las ensambladoras y las concesionarias alegando que faltan muchos aspectos por aclarar, la fecha se mantiene inamovible, después de algunas prorrogas, según lo definido en Gaceta Oficial el 7 de julio pasado. El gobierno parece decir: hagan la tarea sin chistar (así, así, así es que se gobierna).
Lo peor del asunto es que quien no quiere hacer la tarea es el propio gobierno. El decreto para el uso del GNV establece que Pdvsa asuma los costos de los kits de conversión (adquisición, instalación y mantenimiento), pero no lo ha hecho. Tampoco ha acondicionado suficientes talleres para la conversión y el mantenimiento. Pero el retraso más notable del programa está en la instalación y adecuación de estaciones de servicio, en todo el país, con capacidad de expender gas natural. Entre 2006 y 2009 deberían haberse instalado un total de 498 estaciones a lo largo del país, pero sólo se dispone de 148, menos de la tercera parte, con más de 100 concentradas en Zulia, Miranda, Anzoátegui y el Distrito Capital.
Yo me pregunto, cómo se piensa dotar estos puntos de servicio en un país que apenas tiene tres o cuatro ciudades gasificadas. Por ejemplo, ninguna capital de los estados andinos dispone de redes de gas natural, por no hablar de las capitales llaneras, Nueva Esparta o toda la región Guayana, salvo Matanzas. A pesar de habernos prometido gasificar todo el país, incluyendo hasta los bloques del 23 de Enero, la red de gas es la misma que heredó la revolución hace 10 años. Ni siquiera han podido cerrar la Interconexión Centro Occidente (ICO) y, hoy por hoy, somos importadores de gas natural. Así será la paradoja que, mientras se quiere imponer a juro el programa de GNV, muchas centrales eléctricas queman gasoil porque no hay gas.
Pero a pesar de las carencias el programa va. Esto quiere decir que si se cumple lo dispuesto y los venezolanos nos vemos obligados a comprar carros duales, adaptados a gas y gasolina, tendremos que seguir usando este viejo y subsidiado combustible en más del 90% del territorio nacional. La bombona de gas quedará como un pasajero más que viaja en la maleta del carro.
Y por encima de todo no se hace nada por resolver el incentivo económico. Nadie está dispuesto a convertir el carro a gas y perder media maleta del carro ni que le regalen los 5.000 a 7.000 Bs.F. que cuesta la conversión y también le regalen el gas natural. La razón es tan trillada que da pena repetirla: Con el precio actual de la gasolina no existe ningún incentivo para mudarse a gas natural. El gobierno lo sabe, los ensambladores lo saben, los venezolanos también lo saben. Entonces ¿por qué se insiste en un programa que, en las condiciones económicas actuales, no tienen ningún incentivo y ningún interés para nadie?
Por supuesto, el gobierno siempre puede aplicar su poder y convertir a gas natural todos los vehículos del sector público, que cada vez son más en está avanzada comunista, y si llega a imponerse esta absurda revolución nos tocará a todos. La gente comprará carros duales porque no habrá otros. Pero tendrán que dejar las estaciones con gasolina, sencillamente porque no han sido ni serán capaces de gasificarlas. Triste programa que se impone desde la fuerza contra la lógica económica y el sentido común.
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