viernes, 24 de abril de 2009

EL PEOR ALUMNO DEL SALON

Rafael Gallegos


Si realmente el comunismo castrista hubiera sido exitoso, las medidas tomadas por el presidente Obama en relación a Cuba harían que los habitantes de Miami se estuvieran preparando para recibir remesas procedentes de la isla. Y en La Habana, la revolución estuviera dedicada a hacer leyes más permisivas para los mayameros que huyeran del imperio norteamericano en balsa y hasta nadando, a objeto de disfrutar de la alta calidad de vida del régimen de los hermanos Castro. Pero muy al contrario, las medidas de Obama servirán para desnudar el fracaso de esa revolución. Hambre y represión increíblemente disfrazadas de heroísmo y gobernantes totalitarios con careta de benefactores. La lumpia más grande que se ha fumado América. Pensar que cuando el Ché Guevara dijo en su famosa conferencia de Punta del Este que el comunismo cubano generaría para la década de los ochenta un PIB per cápita similar al de los Estados Unidos, muchos intelectuales le creyeron. No imaginaron que ese comunismo desataría una sociedad parasitaria, primero cambiando petróleo por azúcar y apoyo político a la URSS y luego petróleo por “catedráticos” a Venezuela. La triste paradoja de un mar de la felicidad; pero para los tiburones que por años han esperado en sus dominios unas balsas llenas de valientes cubanos, que prefieren ser carne de escualo a carne de revolución.

Y pensar que ese es el modelo que este gobierno nos propone a los venezolanos. Si para ellos Cuba es el mar de la felicidad, entonces quiere decir que de verdad creen que esa dictadura es el modelo de democracia participativa y protagónica que debemos seguir. Que el desideratum debe ser una presidencia eterna y hereditaria, un partido único, la hegemonía mediática (una televisora y dos periódicos que no dicen nada), un pueblo amordazado, la anulación de la empresa privada. ¿Es esto lo que usted quiere para Venezuela?

Ya es hora de dejar de copiarse del peor alumno del salón. El gobierno debe cambiar. Si no quiere que la historia y el pueblo venezolano los repruebe, debe por lo menos copiarse de los alumnos exitosos. Como por ejemplo del socialismo chileno, de la diversificación colombiana o de los desarrollos turísticos de República Dominicana. Y a nivel mundial, es preferible extraer lecciones de la gerencia alemana, de su estado de bienestar, de su educación primaria, de su democracia. Lo contrario, es pavimentar la ruta del fracaso.

El desideratum de esta “revolución” no puede seguir siendo el de un presidente para toda la vida y de paso dueño de todos los poderes publicos. El deseo más ardiente debe ser la felicidad del pueblo venezolano. Hacer feliz a toda la gente todo el tiempo. La felicidad de todos tiene que estar por encima del empeño de un solo individuo de adueñarse del país. Treinta millones de venezolanos no pueden dedicar sus vidas a sobar y pulir un ego.

Más democracia, más gerencia, más unidad, más inclusión. Es la única manera de que esta “revolución” y cualquier gobierno, sean exitosos. Eso es precisamente todo lo contrario del “modelo” cubano. Lo demás, es puro fracaso sustentado por los cada vez más inexistentes ingresos petroleros.

Si la “revolución” sigue haciendo las cosas como hasta ahora, estamos condenados a seguir con el fracaso y la desesperanza como norte. Hacer las cosas de la misma manera implica seguir con el alma nacional partida en dos pedazos irreconciliables; con la tramparencia democrática; con PDVSA y las empresas básicas de Guayana quebradas; con la galopante inflación; la inseguridad, la pobreza y sobre todo, el sentimiento de tristeza que reflejan las miradas de los venezolanos. ¿Es esto lo que usted quiere para Venezuela?

Hacer la cosas de la misma manera implica seguir falsificando la historia. Un Páez malo, un Bolívar socialista, un Colón decapitado, un 4F negando que fue un golpe contra la democracia y un 11 A sin dar importancia a lo más relevante de ese día: todo el pueblo de Caracas que marchó al palacio de gobierno. ¡ Ni cuando Pericles ! Y ahora en un patio de Miraflores sustituyen una estatua de Rómulo Gallegos por otra de Cipriano Castro. ¿Pondrán mañana la de Marulanda? Dime con que estatuas andas y te diré quien eres.

El desideratum de esta “revolución” no puede ser implantar un socialismo que ha fracasado en todas partes. Fracasó en la URSS y tras la cortina de hierro. Cuando cada piedra del muro de Berlín tocaba piso, desnudaba el fracaso del comunismo. Fracasó en China, que paradójicamente encontró en el capitalismo un antídoto. Los pueblos de esos países le dijeron a los comunistas: no me defienda compadre. Fracasa en Cuba, Camboya y Corea. Esta “revolución” no puede seguir empeñada en copiarse de los peores alumnos del salón. Dime de quien te copias y te diré que notas sacas. Se solicita proyecto democrático y capitalista para país petrolero pobre y esquilmado.

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