Desde el
Olvidaban los logros: el régimen de libertades, la explosión educativa, la prolongada estela de gobiernos civiles por primera vez en la historia, el portentoso Gurí,
Luego de la victoria electoral del nuevo líder, el pueblo aplaudió como una gracia aquello de
El pueblo emocionado invadía edificios vacíos, haciendas productivas, empresas en movimiento. La “revolución”, galopó invicta elecciones y referendos, con un arbitro electoral que se fue volviendo rojito hasta la grotesca escena de uniformarse con la franela de los locales. Un día perdieron. Fue la “victoria de M” cuando el pueblo ya cansado de tanto falso profeta, le prohibió a la “revolución” todas las cosas que por cierto, como si hubiera arrasado en esa elección, hoy intentan aplicar.
Disfrutaron del alza más prolongada de los precios del petróleo. Y comenzó repetirse el Efecto Venezuela descrito por Pérez Alfonzo: un pueblo indigestado por el exceso de divisas que se descompensa cual organismo de un individuo que gane la lotería y coma siete veces al día. Tanto dinero hizo que la “revolución” creyera que podía violar las leyes de la economía. ¿Quién dijo que el exceso de circulante acelera la inflación?, preguntó el líder… y ninguno de los suyos le dijo nada. Quiero un millardito del Banco Central…y ninguno denunció la falacia. Ser rico es malo… y aplaudían desaforadamente quienes se enriquecían.
Duplicaron los empleados públicos, descerebraron la industria petrolera, minimizaron guayana, cual Houdini desaparecieron a 4.000 de las 11.000 empresas y a la producción agrícola en un 40 %. Y mucho pueblo, ignorante o colaboracionista, aplaudía.
Al son cubano y con miles de cubanos disfrazados de “catedráticos”, cantaron “exprópiese” y erializaron 3.000 de las
Paradoja de paradojas, controlaron el dólar y batieron record de salida de divisas. Controlaron los precios y batieron records de inflación. Pregonaron que estábamos blindados contra la crisis del capitalismo y nos convirtieron en el país de mayor decrecimiento en América Latina. La lista de culpables crecía: la oligarquía, los escuálidos, los ricos, el imperio, el capitalismo. Y el último culpable, ¿dónde estás Ripley?, anótelo, va siendo… el pueblo.
Se hunde el capitalismo, pregonan con orgullo, mientras todo el mundo sabe que lo que se hunde es el país. “Somos la misma cosa” gritan, como si no se supiera del fracaso del comunismo cubano. Hay que acabar con tanta injusticia, repiten como si mandaran desde ayer. Venezuela es el cuero seco de Guzmán Blanco, pisan por un lado y se levanta tanto fracaso por otro. En el fondo saben que el pueblo va despertando y no les cree. ¿Desde cuándo no llenan
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