No se trata de Peter Carreño y mucho menos de los admirados Peter León Zapata o Peter Luís España. Sino de tres peters universales cuyas características reflejan el desandar de esta “revolución”: Peter Pan, el del Principio de Peter y San Peter. El primero de ellos, el niño que nunca creció porque se quedó en el país de nunca jamás. Cómo se parece Peter Pan a esta “revolución”. Puro planteamiento infantil, cero capacidad gerencial. A menos que la ruta de la empanada, los gallineros verticales, los cultivos organopónicos, las tomas de empresas, las invasiones o el arrase de cultivos, sean sólidas conceptualizaciones. Puro infantilismo. Gerencia sin objetivos, sin estrategia para lograr beneficios. ¿O será estrategia el insulto y la descalificación? Como si bastara con decir hágase la luz para que la luz esté hecha. O insultar a los ricos para que los pobres dejen de ser pobres. O “recuperar” empresas para que estas produzcan. O decirse gobierno obrerista mientras se cierran empresas generadoras de empleo, no se discuten contratos colectivos y se promueven elecciones sindicales fraudulentas. O regalar nuestros recursos a otros países (bombilloporchismo) como si infantilmente se creyeran el cuento de que somos ricos y no un país pobre con muchos recursos y poca riqueza.
Los piterpanes tienen hasta varios capitanes Garfio, los sacan a escena de acuerdo al argumento que quieran desarrollar: el imperio, la oligarquía, los oposicionistas, Uribe. Y ¿quién será Campanita? ¿La que saca leyes a la velocidad del deseo, la que mete presos hasta por pensar mal del gobierno, o la que adivina cuántos votos quiere Peter en cada elección? El socialismo del siglo XXI es tan huérfano de estrategias de prosperidad, que nos va llevando al país que nunca jamás… ha debido existir. ¿Con el nombre de qué heroína irán a bautizar al barco pirata? Cuidado con el caimán, pues. Que aunque Peter lo quisiera, no se va, se va, para Barranquilla. Se queda aquí, aquí… luchando.
El Principio de Peter, es otro Peter que refleja dramáticamente a esta “revolución”. Desde que llegó, el gobierno alcanzó su nivel de incompetencia. El país les ha quedado grande. En petróleo, producción mínima y cara, refinerías cafeterizadas (que vergüenza, ahora importamos gasolina); en luz, el socialismo alumbra el camino de los apagones; en producción, 30% de las empresas de hace diez años desaparecidas y haciendas convertidas en eriales. Ahora importamos más del 80 % de lo que consumimos. La comida la traemos de Colombia y Estadios Unidos. ¿Comiendo con el enemigo? Puro nivel de incompetencia. En cuanto a las instituciones, licuadas; seguramente a nivel de los países de los panas Mugabi, Kadafi, Fidel. Y el alma nacional, dividida. Pura incompetencia. Ante la salud postrada, lo único que se les ocurre es importar médicos (¿de tres años?); ante la crisis del petróleo, decir mentiras sobre la producción; ante el crecimiento de los ranchos… hacerse los locos. Qué falta hacen gerentes políticos como Betancourt, Leoni, Sucre Figarela, Pérez Alfonzo, Alfonzo Ravard y paremos de contar. En lo único que ha resultado eficiente esta “revolución” es en fabricar leyes para eternizar al líder en el poder. Incompetencia es… hambre.
LOS TRADUCTORES DE UTOPÍAS
Están descubiertos. Es vox populis su incompetencia. Y ellos lo saben. Por ello buscan asesores que les mejoren la imagen. Y aunque usted no lo crea, los buscan… en el imperio. En su intento de aprender inglés (los panas son una cosa y los asesores de imagen otra), se fajaron a traducir el evangelio. La frase que Jesús a San Peter les dio la clave: “You are Peter and I will build my church on this stone”. Fabricarían la iglesia del socialismo del siglo XXI sobre un “stone”. Y allí estaba Oliver Stone para servir de piedra a la iglesia de la “revolución”. Así, estrenaron en Venecia, para la pequeña Venecia, “Al sur de la frontera”, tan imparcial que nadie les cree. ¿Cuánta credibilidad perdió el gran cineasta Stone ante el mundo?
Porque lo cierto es que si se empeñan en traducir, el único Stone que le cuadra a la trucutulencia de esta “revolución” es, que casualidad, otro Peter: Peter Picastone (Picapiedra en inglés) ¿Qué futuro tenemos con este proceso a realazos? Los únicos dólares que producimos son los mermados del petróleo. Si seguimos la ruta del marasmo cubano, ¿de qué vivirá Venezuela en el futuro? A este paso, nos sucederá como a Peter Páramo, que cuando fue a su pueblo, Comala, solo encontró voces que surgían de los frisos rotos y espectros que salían de la nada para conversar con él y luego desaparecían. O sea… un pueblo fantasma. ¿Es eso lo que usted quiere para Venezuela? ¡Booooooo!
PD: Por ahora y solo por ahora, no incluimos al pana Peter Estrada.
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