Gustavo Coronel
La playa venció a la calle
Veamos
hacia atrás y comprenderemos por qué los venezolanos demócratas y
honestos perdieron el país. Los tres factores fundamentales fueron:
(1), La llegada al poder de una pandilla de hampones apoyada por la
fuerza armada; (2), El apoyo que recibió esa pandilla de una masa
hambrienta, a cambio de limosnas y de promesas, muchas de ellas
incumplidas; (3), La cobardía y flojera de una sociedad decente que no
reaccionó a su debido tiempo y que continúa sin reaccionar frente a las
vejaciones más terribles.
A
pesar de que los dos primeros factores han sido muy importantes no creo
que la tragedia venezolana hubiese ocurrido en su actual magnitud si no
hubiese sido por la cobardía y la flojera de muchos venezolanos
buenos. Recuerdo el día de la inauguración del Presidente Hugo Chávez y
su juramento frente a un gran demócrata como lo fué Rafaél Caldera y al
lado del presidente del Congreso. En ese acto Chávez abjuró de la
constitución vigente, haciendo del acto de inauguración una grosera
comedia.Y el presidente del Congreso, que hizo? Y Caldera,
el constitucionalista? El gran demócrata? Permanecieron allí, en
silencio, frente al crimen. Si Caldera hubiese reaccionado indignado
ante aquella horrible bofetada a la constitución es
posible que el sátrapa en formación se hubiese quedado en el aparato. Ha
podido y debido hacer un gesto digno y no lo hizo.
Aquellos
primeros días y meses de la presidencia del sátrapa en formación
estuvieron llenos de buena voluntad hacia su mandato. Se le firmaron
muchos cheques en blanco, se le trató bien en la prensa, distinguidos
demócratas venezolanos lo apoyaron publicamente. Cuando uno de ellos,
Jorge Olavarría comprendió cual era la realidad de aquel sátrapa
ignorante, aun a tiempo, en Julio de 1999, dió un memorable discurso en
el Congreso en el cual desnudó al gorila. Pero algunos de los demócratas
que estaban allí se salieron del recinto, o criticaron a Olavarría, lo
dejaron solo. Olavarría mencionó varias veces, en aquel
momento, la palabra cobardía, una palabra que acompañaría a la Venezuela
buena por los futuros 14 años. “Mañana”, dijo Olavarría, “nadie podrá
declararse eximido de responsabilidades si cada quien no assume hoy la
responsabilidad que le corresponde, sin egoísmo ni cobardía”. Pero llegó
el mañana y fueron pocos quienes asumieron su responsbilidad de lucha
abierta y decidida frente a la satrapía. Aun los amenazados directamente por el sátrapa: la Corte Suprema, el Congreso, las fuerzas
armadas, se arrodillaron silenciosos, por cobardía o flojera. Ya en
1999 el sátrapa amenazaba con sacar a sus huestes a la calle para
arrasar con la Corte Suprema si esta fallaba en su contra en relación a
la illegal convocatoria de la Constituyente. Aquella Corte se inclinó
sumisa.
Cuando Olavarría pronunció su discurso el invertebrado presidnte del Congreso, hoy opositor, le cortó mientras hablaba para
decirle que nadie habia ido al Congreso a oir sus insultos contra el
presidente. La chusma aplaudió esa interrupción mientras el silencio de
los buenos era atronador. Algunos cobardes y flojos hasta abandonaron el recinto en protesta, al verse reflejados en el espejo que les mostró Olavarría,.
En su discurso de 1999 Olavarría asumió su responsabilidad pero nadie más lo hizo.
Los
15 años de satrapía han estado llenos de esa cobardía y flojera de los
venezolanos buenos que ha hecho posible la destrucción del país. Cada
violación de la constitución ha sido aceptada mansamente. Cada acto
abusivo, cada expropiación, cada pachotada, han sido tolerados en
silencio. Solo en 2002 la gente del petróleo asumió con decisión la
defensa de los principios y valores ciudadanos e inspire una protesta
masiva de la ciudadanía que puso al régimen contra las cuerdas. Ello
probó que cuando hay decisión el gorilaje cede. Pero en general, cuando
era necesaria la presencia ciudadana en las calles las playas estaban
llenas. El 14 de Abril pasado era necesario salir a
protestar con todos los hierros pero la oposición prefirió pasar
agachada, para “no incitar a una matanza de venezolanos”. Su intención
fué buena pero su inacción le añadió un remache más al ataúd de la democracia.
Una
muestra de la cobardía y flojera frente a los crímenes del régimen
puede verse en la pasividad con la cual el país observa el desastre de
PDVSA. Esta empresa está tecnicamente arruinada, allí se han cometido y
se siguen cometiendo horribles crimenes contra la nación pero el
liderazgo de los venezolanos buenos aun dice que solo removería al
presidente de la empresa si llegara al poder, cuando sabe que toda la
empresa está podrida y que es probablemente irrecuperable. Muchos de los
venezolanos buenos se han convertido en rehenes de dogmas y mitos sembrados por políticos invertebrados e ideólogos fracasados.
Hoy asistimos a un espectáculo social y político tan degradado como
nunca había existido en la historia de nuestra nación. El difunto
sátrapa ha sido reemplazado, con la complicidad de funcionarios indignos
e instituciones vendidas al dinero petrolero, por un payaso ignorante
que es la verguenza de todo venezolano que aprecie el decoro y la
cultura. Este analfabeta funcional no gobierna sino que se presenta dia a
dia en la TV y otros medios a rebuznar de manera sistemática. Cada
pachotada de este personaje es peor que la anterior, mientras el país
está a la deriva, arruinado material y espiritualmente. Y esta
progresiva degradación es aceptada en silencio, tolerada y hasta apoyada
por quienes reciben dinero petrolero acambio de los principios.
Mientras los malos son siempre malos de verdad muchos buenos son
frecuentemente buenos de la boca para afuera, sin arriesgar el pellejo, o la vacación con los dolaritos que le entregue el régimen o la cervecita playera.
Uno
de los posibles resultados de esta actitud pasiva y complaciente de los
venezolanos buenos sería un borron y cuenta nueva en el país. La
pandilla que ha cometido gigantescos crímenes, abusos y violaciones a
las leyes podría salir tranquila, a sus casas, a disfrutar de los miles
de millones robados a la Nación. Esto es lo que parece desprenderse de
la actitud de algunos venezolanos buenos quienes predican el diálogo y
la reconciliación, ya que – segun ellos - el amor entre
venezolanos es más importante que cobrar deudas. Un borrón y cuenta
nueva sería la coronación de la actitud cobarde y floja de los
venezolanos buenos frente a la satrapía.
Un país sin justicia está destinado a perder el alma y a permanecer en el atraso y el caos.