Rafael Gallegos
La “revolución”, ha creado su propio diccionario,
lleno de palabras que tratan de esconder
la realidad. Puras falacias: expresiones que halagan y atraen con falsas
apariencias.
Por ejemplo, el populismo es una falacia. Le hace
creer al pueblo que lo está sacando de su eterno atolladero, mientras lo hunde.
Como el papá que, a objeto de mantener a sus hijos contentos, les da la plata
de pagar la luz para que vayan al cine y plaf… les cortan la luz.
Dime de que te jactas y te diré de qué adoleces,
parece ser la máxima de este diccionario falaz. Veamos algunos términos:
1.-
Soberanos. La “revolución” canta (a ritmo de son cubano) que es soberana y les dice gafos a los que creen que nos
gobiernan los cubanos. Permutan petróleo por espías y “asesores” en petróleo,
seguridad, electricidad… ¿quedará algún sitio dónde podamos ejercer soberanía,
aunque sea macuquina?
Eso sin contar los viajes a La Habana, para
conversar con las autoridades de la dictadura, a recibir instrucciones, según
los más gafos.
Y además, hablan de soberanía alimentaria,
mientras nuestra alimentación está en manos de los extranjeros.
Que viva el socialismo venezolano, gritan emocionados
los capitalistas y neoliberales… de Colombia, Argentina, Bielorrusia, Chile,
China y paremos de contar. Y los de Venezuela, bien (quebrados) gracias.
2.-
Inclusivos. Se jactan de ser inclusivos, mientras
excluyen, intimidan e insultan a la creciente mayoría de la población que no
está de acuerdo con tanta desfachatez. Excluyen de PDVSA a los que no sean
rojos rojitos, del gobierno a los que no sean del partido. En los medios
oficiales, sólo en rarísimas ocasiones, invitan a los que opinen diferente.
3.-
Amplios. Se dicen amplios, mientras ejercen el sectarismo más
profundo de que se tenga memoria. No saludan, e insultan a los gobernadores y
alcaldes de oposición, buscan instalar gobiernos paralelos como en la Alcaldía
Mayor, en la Zulia de Pablo Pérez, o en Miranda.
Son tan amplios, que al “enemigo” de la oposición
le dan agua… sólo para que se ahogue.
4.-
Democráticos. Le juran al pueblo que son demócratas, mientras mandan a apresar
opositores desde los más altos niveles y acaban con la independencia de
poderes. Interpretan la ley tan a conveniencia para sus intereses, que
horrorizan a nuestros mejores juristas.
Ejemplos: la continuidad y candidatura de Maduro
en marzo, en la suspensión de la inmunidad Parlamentaria del diputado Mardo, y
la decisión que pasará a la historia en la misma página del plebiscito de Pérez
Jiménez: no aceptar la impugnación a las
elecciones del 14 A.
Son tan demócratas, que no han convocado a la
elección del nuevo Contralor, ni de los Rectores del CNE, porque no han
descubierto la manera de elegirlos con apenas el 50% del parlamento y no el
66%, como a todas luces, exige la Ley.
5.-
Respetuosos. Hablan de respeto, mientras golpean a diputados – eso no se puede olvidar-
como Dávila o María Corina entre otros, en rines de boxeo improvisados,
sorpresivos e impunes. O mientras le dicen fascistas, vende patria, ladrones y
asesinos a los dirigentes de la oposición.
6.-
Obreristas. Se dicen obreristas, y ningunean sindicatos, crean organizaciones
paralelas, no discuten contratos colectivos, sus políticas generan inflación,
escasez y desempleo que pegan más duro en las clases más bajas.
Los obreros y que dicen a coro: “no me defienda
compadre”.
7.-
Eficientes. Alardean de “revolución” de la eficiencia, mientras invaden, confiscan, expropian, erializan y quiebran miles
de empresas productivas; generando desconfianza.
Han quebrado al país. Midas al revés, para permanecer
en el poder toda la vida. Tipo los dictadores Castro.
8.- Electoralistas. Se jactan de electoralistas y callan que todas las elecciones se han desarrollado en medio de
ventajismo, medios, dinero, árbitro, todo el estado opacando la voluntad popular.
Tan
gigantesco ventajismo, que estoy seguro que si ellos fueran oposición, jamás
hubieran aceptado participar. Cosas
veredes, amigo Sancho.
LAS
FALACIAS DE ORO
Menos mal que el pueblo ya regresa de tanta
falacia. Ya no les cree. No importa que no tengamos papel tualé;
pero tenemos patria… como nié. Cada vez les cuesta más encontrar quien les crea
esa triste frase, que pasará al
diccionario de Falacias de Oro, junto
a aquella de “con hambre y desempleo,
con Chávez me resteo”. Hoy, ni se les ocurre repetirla. Saben que la matriz
se les volteó.
El pueblo viene de regreso del engaño. Por eso en
Diciembre hay que votar. Como dijo aquel filósofo: la Fe mueve montañas; pero
hay que votar.
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