Orlando Ochoa
“El gobierno venezolano seguirá enviando gasolina a Irán pese a las sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa. Estamos al servicio de Irán y cada vez que Irán lo necesite le suministraremos gasolina". David Velásquez, Embajador de Venezuela en Irán – 18 de Agosto 2010. FARS Agencia Informativa Iraní.
Aparte de las resoluciones de la ONU una ley americana (soberana) prohíbe a las empresas que actúan en su territorio suplir a Irán con derivados de petróleo pero no les niega el derecho de hacerlo si se retiran de EE UU.
Esto lo sabe la MUD pero como vive en una perpetua crisis de identidad, cada vez que tiene que tomar una decisión importante que la pudiera colocar en colisión con Chávez, opta por colocarse en la mitad. Esto explica muchas de sus piruetas (“contorsiones inmorales” las llamó Gustavo Coronel) como esta de rechazar las sanciones y condenar al mismo tiempo la política exterior del régimen apelando a una racionalidad que coincide exactamente con las motivaciones de EE UU para aplicar las mismas sanciones que la MUD rechaza.
Son pocos los líderes de la oposición que en alguna ocasión no han criticado o se han mofado de la pasividad del gobierno de EE UU contra los insultos, desplantes y desafíos del presidente Chávez. A Washington han peregrinado opositores con diferentes agendas. Unos para pedir más acción, otros para solicitar apoyos financieros, que efectivamente han fluido, y otros para proponer programas más atrevidos. Son los mismos que hoy con pinzas separan a Pdvsa, el pilar fundamental de la diplomacia bolivariana, con la política exterior del régimen.
Frustración
Cuando creíamos que la MUD había acudido a la recurrente política del equilibrio, nos enteramos por Teodoro que las piruetas fueron en realidad el resultado de una enorme frustración de la MUD porque el PSUV no quiso incluirlos en el acuerdo de la Asamblea Nacional que habría condenado la “agresión” de EE UU por unanimidad. Una oportunidad perdida. El PSUV pudo haber concedido a los diputados opositores la gracia de sentirse también “hijos de Bolívar”.
Frustrado también con el PSUV, Teodoro apeló a una analogía histórica para recordarles que hasta Mao negoció con Chiang Kain Shek “la lucha contra Japón”. Claro, no explicó que esa “lucha” negociada no fue contra unas sanciones imperialista “light” sino contra la invasión armada de Japón que ocupó gran parte de su territorio y, en un siglo caracterizado por atrocidades, las cometidas por los japoneses en China (Nanking, por ejemplo) dejaron pálida la de los nazis. ¡Vive la difference!
Pero por alguna extraña razón el discurso de la MUD se ha estado debilitando, si es que alguna vez ha resonado. El pasado mes de diciembre Antonio Ledezma sostuvo en Washington una reunión con miembros del Instituto Internacional Republicano. Para sorpresa de sus directivos, el alcalde Ledezma, víctima de los más humillantes desafueros del régimen bolivariano, les rogó que cesara el “asedio” al presidente Chávez porque era contraproducente para “ellos”. Algunos republicanos comentaron con sorna que los líderes venezolanos debían sufrir del Síndrome de Estocolmo. “Lo que no entiendo es…” -preguntó otro gringo intrigado “¿por qué Chávez todavía los odia?”
¿Hipocresía o idiocia?
Independientemente del significado que tengan en el futuro las sanciones impuestas a Pdvsa y a Cavim son inocuas. Pero el caso es que para escribidores, dirigentes y precandidatos de la oposición la “arrogancia” de EE UU es incomprensible, no por sus efectos, sino por no haber sincronizado su política exterior con la heroica resistencia opositora venezolana.
Que EE UU hubiera optado por cumplir su geoestrategia global de seguridad a cambio de ofrecerle ¡oh Dios! al presidente Chávez, en bandeja de plata, un pretexto más para ejercitar su demagogia populista, resulta de una arrogancia inaudita.
En la menuda historia del mini-imperialismo bolivariano el presidente Chávez ha amenazado e impuesto sanciones a varios países latinoamericanos. A la República Dominicana le suspendió el petróleo por no haber expulsado a CAP de su territorio y a Colombia un embargo venezolano reciente postró su economía. ¿Qué dijeron los ínclitos patriotas opositores? Guardaron silencio y sólo hablaron para airear su indignación contra el presidente Santos, quien velando por los intereses de su país, envolvió al presidente Chávez en una ofensiva seductora que les reanudó el comercio y ha cancelado gran parte de sus deudas con esa nación.
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