Autor: Nelson Hernández[1]
Resumen: Mitigar el cambio climático es el mayor reto
que tiene la humanidad en el presente siglo, y el gas natural por sus
características intrínsecas esta signado a tener un rol protagónico en la
transición energética que se lleva a cabo para descarbonizar la matriz
energética mundial. Dentro de este contexto, Venezuela debe máximar el uso del
gas natural en su esquema energético y actuar para reducir las emisiones
fugitivas de CO2.
La humanidad
se encuentra inmersa en una transición energética con el objeto de combatir el
cambio climático, el mayor reto que se tiene en el presente siglo, producto de
la excesiva emisión de gases de efecto invernadero (principalmente CO2) al
quemar fuentes energéticas de origen fósiles con contenido de carbono.
La ruta que
se ha diseñado para la minimización de tales emisiones, y poder garantizar un aumento en la temperatura
terrestre no mayor a 1.5 °C, es la salida paulatina de las energías fósiles, principalmente
carbón y petróleo, de la matriz energética global. En otras palabras, la
descarbonización del sistema energético.
En la
situación actual, el presupuesto global de CO2 es del orden de 0.59 TT (Tera
Toneladas), volumen máximo que aceptaría el ecosistema sin que se llegue al
punto de no retorno. Es decir, se podrían arrojar, anualmente, 34.7 GTCO2 (Giga
Toneladas de CO2) en cada uno de los próximos 17 años.
Ahora bien,
el gas natural es un combustible versátil que puede ser utilizado en todos los
sectores productivos y de servicios que hoy utilizan petróleo y carbón. Pero
además de su versatilidad tiene otros tres aspectos importantes: 1) Es el
combustible fósil más amigable al ambiente. Emite un 80 % menos que el carbón y
20 % menos que el petróleo; 2) Reservas significantes del orden de los 7019 Tera
pies cúbicos y 3) Precios estables y competitivos, hoy no mayores a 3 $/MBTU.
Estas
características intrínsecas del gas natural, le dan la prestancia para jugar un
rol protagónico en la transición energética. Muchos expertos lo consideran “el
combustible bisagra” de dicha
transición. Las prospectivas de consumo de energía al 2050, así lo indican.
En un
escenario de “emisiones netas cero”, grafico a continuación, se observa que de
los combustibles fósiles emisores de CO2, el gas es el único que presenta
crecimiento para el periodo 2019 – 2050, equivalente a 1.56 % interanual, al
pasar de 3060 MTPE (Millones de Toneladas de Petróleo Equivalente) (= a 375
GPCD, Giga pies cúbicos por día) en el año 2019 a 4880 MTPE (= a 598 GPCD).
El resto del crecimiento de la demanda total es absorbido por las energías renovables y la nuclear, que crecen a 5.57 % interanual, situándose en el año 2050 en 10480 MTPE, para un crecimiento neto de 8422 MTPE en el periodo.
En lo
atinente al total de energía, presenta un crecimiento de 5.77 GBPE, equivalente
a un incremento interanual del 1.23 %. Es de acotar, que ese crecimiento se
concentra en la generación de electricidad, lo cual es el resultado de la
estrategia de electrificar la economía en todo su ámbito: carros eléctricos,
digitalización, internet de las cosas, criptomonedas, entre otros. En otras
palabras, un mundo consumidor de energía, altamente electrificado pero con
mínima emisión de CO2.
Por otra
parte, de acuerdo al Índice
de Transición Energética (desarrollado por el Foro Económico Mundial) en su
edición 2021, indica que Venezuela es el país que menos está haciendo para
incorporarse a dicha transición. Sin embargo, Venezuela es uno de los países
que menos emisiones tiene, ya que su contribución para el año 2018 fue de 233
millones de toneladas de CO2, equivalente al 0.49 % del total mundial. Pero es
de aclarar que esto no indica que no se haga nada para reducir las emisiones.
De ese total
de Venezuela, 14.1 % corresponde al sector transporte, 16.5 a agricultura, 24.2
% a emisiones fugitivas[2],
26.2 % a la generación termoeléctrica y 19 % a otras actividades.
Una
reducción de las emisiones venezolanas, conlleva a mirar con estrategia al gas
natural, para “gasificar” el país. Así
tenemos que:
- El uso del gas natural, como GNV, en el sector
transporte como sustituto de la gasolina y el diesel
- Mayor uso del gas en la generación
termoeléctrica, sustituyendo al diesel
- Ampliación del suministro de metano a los
sectores productivos y de servicios, como sustituto del diesel y el GLP
- Programas y proyectos que minimicen las emisiones
fugitivas en la industria de los hidrocarburos, especialmente en lo que
concierne al gas arrojado a la atmosfera y a emisiones en las refinerías.
Como
corolario podemos indicar lo siguiente:
- Está en marcha una carrera de alta competitividad
entre el carbón, el gas natural y las energías no emisoras de CO2 para
proporcionar energía y calor a la economía mundial.
- El mundo
migra hacia energías más limpias, el gas natural se convierte en la mejor
alternativa para iniciar ese proceso de transición que permitiría
modificar la matriz energética, desde el carbón al gas natural, y así,
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
- Es imprescindible
maximizar el uso del gas natural en la matriz energética venezolana
.
Finalmente,
es de resaltar que reducir las emisiones de GEI no significa reducir el
bienestar sino cambiar la manera en que se logra esa calidad de vida.
[1] Ing.
de Petróleo, Msc. Ingeniería de Gas y
Energía. Miembro de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat. Profesor en diferentes universidades
nacionales e internacionales en el área de gas y energía. Ex – Presidente de la
AVPG. Actualmente se desempeña como Energista.
[2] Ocurren inesperadamente por fallas en equipos y/o
accidentes. Son muy recurrentes, principalmente, en la industria de los
hidrocarburos
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