Autor:
Nelson Hernández[1]
Resumen: El mundo prospectivo está indicando un cambio
de paradigma energético, al establecer un mayor uso de energías no emisoras de
gases de efecto invernadero en sustitución de las energías fósiles con el
objeto de combatir el cambio climático. Sin embargo, el gas natural se
vislumbra como la fuente energética “puente” para esa transición energética. La
demanda de gas, para el periodo 2020 – 2050, es hoy muy disímil entre las
prospectivas, debido a la incertidumbre existente y al objetivo estratégico que
persigue la organización que la realiza. Lo que sí es cierto es que el gas será
el último de las energías fósiles en salir de la matriz energética global.
La transición a un
sistema energético con menos emisiones de carbono da lugar a una combinación
energética más diversa, al darle una mayor participación a las energías no
emisoras de CO2.
Toda transición está
llena de incertidumbres. La energética no escapa de esto, y la presenta en forma
más marcada por ser la energía un bien que está asociada directamente a todas
las actividades que hoy realiza la sociedad, y sobre todo a la tendencia clara
de la electrificación de estas.
Para una visión
futurista (… y la transición energética lo es) se utiliza la prospectiva[2], la
cual viene acompañada de escenarios que minimizan la incertidumbre y construyen
situaciones futuras mediante la interrelación de variables y tendencias, al
utilizar las capacidades imaginativas de
quien hace la prospectiva. Es de acotar que las prospectivas son dinámicas.
Cambian como cambia el entorno: político, económico, social y ambiental, al cual están asociadas. En otras palabras,
la prospectiva es el medio para construir un mundo distinto al que hoy tenemos,
pero un mundo mejor.
A nivel internacional
muchas organizaciones, privadas y públicas, se dedican a realizar prospectivas
energéticas. Últimamente, estas han tomado mayor auge como consecuencia de la
problemática del cambio climático, originando un nuevo paradigma como es: Un mundo altamente electrificado pero con menor emisión de Gases de
Efecto Invernadero (GEI).
Las prospectivas
energéticas, a la fecha, dan la visión de sustitución de las fuentes
generadoras de CO2, por fuentes más amigables al ambiente. En las mismas se
presenta la salida, paulatina pero constante, del carbón y el petróleo en los
próximos 30 años. Más no así para el gas natural, al cual se le vislumbra una
permanencia en la matriz energética global, más allá de la mitad del presente
siglo.
La grafica a
continuación compara varias prospectivas sobre la demanda de gas natural a
nivel mundial, para el periodo 2020 – 2050, expresada en Exa Joule (EJ)
Se observa una gran
variabilidad (incertidumbre) en el consumo de gas natural entre las prospectivas
indicadas. Muchas de estas prospectivas no han sido actualizadas, en función
del escenario “Emisión Neta Cero en el 2050 (ENC)”[3].
- P. FPEG: Corresponde
al Foro de Países Exportadores de Gas. Dentro de todas es la más
optimista, con un crecimiento del 1.54 % interanual. Quizás se deba a la
razón de ser de dicha organización.
- P. EXXON y P. OPEP: Hay gran
coincidencia entre estas dos prospectivas. Presentan un crecimiento de
1.21 % interanual.
- P. TOTAL: Esta
prospectiva muestra un crecimiento interanual de 1.16 % hasta el año 2030,
y una especie de meseta hasta el año 2040, con un crecimiento del 0.19 %
interanual.
- P. McKinsey: Con un
crecimiento constante del 0.6 % interanual.
- P. IRENA: Esta
prospectiva es de la Agencia Internacional de Energía Renovables. Aquí ya
se ha incorporado el ENC. Presenta un decrecimiento interanual del 2.03 %.
- P. IEA: Pertenece a
la Agencia Internacional de Energía. Esta prospectiva considera el ENC.
Presenta una baja en el consumo de gas, equivalente a un decrecimiento del
2.7 % interanual.
En general, las prospectivas muestran que el gas natural juega y jugara
un papel relevante en la transición energética. Muchos lo denominan la fuente
“bisagra o puente” de la transición. Dentro de ese papel destacan:
- La
combinación de su uso con la tecnología de captura y almacenamiento del
CO2, permitiendo una mayor permanencia de los hidrocarburos en la matriz
global de energía
- El
apoyo a hacer más llevadero el abandono del carbón (plantas eléctricas) en
las economías en desarrollo, y en las cuales las energías no emisoras de
CO2 no pueden crecer con la suficiente rapidez para sustituir al carbón.
El mundo tiene que
cambiar su paradigma del uso de los combustibles fósiles, lo cual requiere de
políticas públicas novedosas en lo social, económico y político, de tal manera
que la transición hacia un mundo con menor cantidad de GEI sea lo menos
traumática posible. La demora en la implementación de esas políticas puede
aumentar considerablemente la magnitud del desafío y dar lugar a importantes contratiempos.
Mientras tanto, el gas
natural continuara incrementando su rol preponderante en la transición
energética en la cual estamos inmersos. Aceptarla y contribuir a ella, es una
acción individual y colectiva, local, nacional e internacional.
Recordemos:
“No hay pasajeros en la nave espacial Tierra. Todos somos tripulantes”
(Marshall McLuhan, sociólogo)
[1] Ing.
de Petróleo, Msc. Ingeniería de Gas y
Energía. Miembro de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat. Profesor en diferentes universidades
nacionales e internacionales en el área de gas y energía. Ex – Presidente de la
AVPG. Actualmente se desempeña como Energista.
[2] Prospectiva: Ciencia que se dedica al estudio de las
causas técnicas, científicas, económicas y sociales que aceleran la evolución
del mundo moderno, y la previsión de las situaciones que podrían derivarse de
sus influencias conjugadas.
[3] Cero emisiones netas de CO2: Se refiere al estado en el
que las actividades efectuadas dentro de la cadena productiva de un país, empresa,
etc. no causen ningún impacto neto en el clima debido a emisiones GEI.
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