lunes, 24 de febrero de 2020

1976-2020: El largo viaje de PDVSA hacia el abismo





Por: Gustavo Coronel (22-02-20)

*** DE RAFAEL ALFONZO RAVARD A TARECK EL AISSAMI, UNA HORROROSA INVOLUCIÓN

*** DE LÍDER EN LA OPEP A MENOSPRECIADA COMPARSA

*** DE GERENCIA PROFESIONAL DE RANGO MUNDIAL A PANDILLA DE LADRONES Y NARCOTRAFICANTES

*** DE MODERNOS COMPLEJOS REFINADORES A CHATARRA CERRADA

*** DE EMPRESA MUNDIALMENTE RESPETADA A HAZMERREIR DE LA COMUNIDAD PETROLERA INTERNACIONAL

A media mañana del 6 de Agosto de 1975 el recinto del Senado venezolano se encontraba lleno de gente deseosa de escuchar la intervención del ex-presidente y senador vitalicio Rómulo Betancourt en el debate sobre la nacionalización petrolera que proyectaba el gobierno de Carlos Andrés Pérez. La voz de Betancourt era escuchada y respetada por haber sido presidente de la república, por su condición de gran demócrata y por su calidad de estadista. Su discurso de dos horas fue importante puesto que apoyó el proyecto de Pérez, defendió el Artículo Quinto que tanta resistencia generó en las filas del izquierdismo y de la derecha copeyana y justificó el paso nacionalizador por tres razones fundamentales: Una razón patriótica; una razón económica y una razón geopolítica, es decir, que el tiempo había llegado para hacerlo. La primera razón la explicó al decir que “un país termina por adquirir una sumisa mentalidad cuando deja que otros exploten sus materias primas…”. La segunda razón,  porque la explotación directa daría mayores ingresos fiscales y de otro orden. Sobre la tercera razón explicó que vivíamos en un mundo interrelacionado, quizás refiriéndose a los eventos que ocurrían en el medio Oriente, los cuales le habían dado a los países productores mucho mayor poder frente a las empresas petroleras transnacionales.

Como gerente medio de la industria petrolera en aquellos años no estuve de acuerdo con su nacionalización. A diferencia de lo que pensaba el respetado y admirado ex-presidente, siempre pensé y continuo pensando hoy que un suficiente control de la industria petrolera por parte de la Nación podía y puede perfectamente obtenerse sin necesidad de transformar la operación de la industria en un monopolio estatal, estableciendo claras regulaciones administrativas y técnicas sobre la actividad. Para ser exactos, en esos años Venezuela había llegado a tener un control prácticamente total sobre las decisiones de la industria a través de regulaciones existentes, tales como el decreto 832, el cual obligaba a las empresas a someter sus presupuestos anuales a la aprobación del Estado.

Este decreto y otras leyes y regulaciones existentes se combinaban para darle a la Nación un poder decisorio casi total sobre la actividad petrolera. Además, le proporcionaba a la Nación un porcentaje muy alto de los ingresos totales obtenidos sin necesidad de que la Nación tuviera que comprometer sus propios recursos para financiar la actividad Es por ello que se dijo que lo que se iba a nacionalizar realmente era el riesgo de la actividad. Era contra intuitivo pensar que los ingresos serían mayores ya que la nacionalización involucraba la necesidad de financiar la actividad con los dineros de la Nación. El sentimiento nacionalista fue exacerbado por los sucesos que habían ocurrido en Libia y en otros países productores y llamaban a la emoción y al entusiasmo, constituyéndose en un factor adicional que apoyó la decisión de nacionalizar.

Quienes adversábamos la decisión, una vez tomada, decidimos quedarnos a colaborar bajo el nuevo esquema, a fin de tratar de que se hiciera de la manera más racional y eficiente posible. Inicialmente ello se logró en gran parte, con la adopción de un modelo sin precedentes en el mundo petrolero, consistente de cuatro empresas operadoras integradas y una empresa matriz, coordinadora financiera y de planificación. Al frente de un grupo de venezolanos honestos se colocó a un gerente excepcional, Rafael Alfonzo Ravard, quien logró por algunos años mantener el respeto del mundo político por el manejo profesional de la industria nacionalizada. Durante estos primeros años parecía que PDVSA lograría ser uno de esos casos, raros en el mundo petrolero, de una empresa del estado profesional razonablemente eficiente y manejada al margen de la política.

Ello comenzó a cambiar cuando se modificaron algunos reglamentos de PDVSA para acortar el período de los directores y a aparecer indicios de que los nombramientos se alejaban de consideraciones meritocráticas para dar mayor importancia a las relaciones políticas o personales, lo cual promovió el cabildeo dentro de la organización, deformación similar a la que ocurría en la Fuerza Armada, en la cual los militares buscaban promoción a través de su acercamiento al sector político.

Quitarle a PDVSA el fondo de inversiones petroleras durante la presidencia de Herrera Campíns representó el final de su autonomía financiera, uno de los pilares que el General Alfonzo predicaba como esencial para el buen funcionamiento de PDVSA. El mundo político comenzó a entrar a la industria petrolera, a hacerla parte del forcejeo que se llevaba a cabo en otros sectores.

Declaraciones como las de Gonzalo Barrios y líderes del COPEI sobre los excesivos salarios de los gerentes petroleros, las acusaciones sobre colitas en los aviones de PDVSA a familiares y amigos de los gerentes, la constante crítica ideológica de la extrema izquierda derrotada en el debate pre-nacionalización, todo ello fue configurando una verdadera invasión del mundo burocrático y político del estado venezolano a PDVSA. El sueño de ver a la administración pública imitando la actividad gerencial profesional y eficiente de PDVSA se fue convirtiendo en la captura progresiva de PDVSA por la mediocridad del mundo político venezolano.

A pesar de que por muchos años PDVSA anduvo razonablemente bien gracias a  un grupo de gerentes valiosos y competentes, la tensión entre este grupo y el mundo político se fue intensificando. El general Alfonzo salió de la empresa y fue remplazado por una figura política. Más tarde habría conflictos serios entre presidentes de PDVSA como Brígido Natera o Andrés Sosa Pietri, con los ministros del sector. La luna de miel se terminó y aparecieron las rencillas conyugales. El mundo político nunca pudo aceptar, por ejemplo, que un gerente petrolero pudiese ganar más dinero que un ministro.

Para ellos se trataba de que el gerente petrolero estaba sobre remunerado cuando la realidad siempre ha sido que los bajos sueldos de la administración pública han promovido la híper-corrupción endémica en el mundo político venezolano. Llegar a la presidencia de los Seguros Sociales, Aduanas  o el hipódromo, por ejemplo, era la  ocasión para robar, ya que el tiempo de permanencia en estos cargos  era corto en promedio y “había que aprovechar”. El mundo petrolero y el mundo político eran como el aceite y el vinagre, inmiscibles.
Demasiado bien lo hizo PDVSA por largos años, demasiada presión contaminante aguantó el núcleo original que la mantuvo a niveles profesionales. Pero ya para la década de 1990 PDVSA mostraba clara adiposidad burocrática y se había agotado el modelo de empresas filiales múltiples, por lo cual fue necesario ir a una integración de las filiales y a su conversión en Unidades de Negocios por función, es decir, a la figura de una empresa estatal única.


Este proceso de deterioro se pudo demorar por etapas, gracias a los esfuerzos de la gerencia petrolera pero la tendencia era imposible de revertir. PDVSA iba en camino de ser una empresa más del Estado, a lo PEMEX, YPF Argentinos, Pertamina o Petroperú. Y esto era inevitable por aquello que decía el líder sindical Manuel Peñalver: “No somos Suizos”. Ciertamente PDVSA hizo lo imposible para vencer ese fatalismo pero, al final, fue tragada por la marabunta.


La marabunta que había sido modesta hasta 1999 entró como rio crecido de la mano de Hugo Chávez. Desfilaron por la presidencia de PDVSA en la etapa chavista miembros de una antología de la ignorancia y/o de la corrupción: Ciavaldini, Parra, Rodríguez Araque, Ramírez Carreño, Del Pino, Quevedo, quienes mostraron una progresiva eficiencia en capacidad de destrucción. Ramírez y Quevedo han sido los peores, uno por la cantidad de años que tuvo poder para destruir la empresa en beneficio personal y el de su pandilla, el otro por su colosal ignorancia y negligencia criminal.  Hoy está al frente de PDVSA un narcotraficante y lavador de dinero buscado por la justicia internacional, asistido por un elenco de hampones. Ninguna pesadilla puede ser peor que esta horrorosa realidad.


Se dirá que esta debacle que ya dura  20 años fue un producto de la fatalidad pero es necesario admitir que las fatalidades tienen que figurar en nuestros escenarios venezolanos con cierta probabilidad de concretarse, porque han sido demasiado frecuentes para considerarlas cisnes negros: Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han tenido el poder en Venezuela durante el 65% de nuestra historia desde 1900 hasta hoy.   

Lo peor, si es que hay algo peor de lo  que ya ha sucedido, es que no se advierten en el joven liderazgo político venezolano, el cual tendrá a su cargo llevar las riendas de la Nación del futuro, indicios claros de que la lección ha sido aprendida. Se sigue hablando el mismo lenguaje estatizante y de adoración por los monopolios y empresas del estado, a pesar de que ninguna ha sido beneficiosa para el país (véase el desastre de la CVG como muestra)


Se sigue hablando de que hay que recuperar a PDVSA, de que hay que ponerla en condiciones de explotar la Faja del Orinoco y llevarla a producir 5 millones de barriles por día, de que todo podrá regresar a ser lo que fue en los primeros años de la “nacionalización”, de que Venezuela podrá ser de nuevo una potencia energética, ya que tenemos las “reservas probadas más grandes del mundo”, mito que se han tragado de manera acrítica los analistas de la situación venezolana.


El deber de quienes hemos vivido íntimamente la experiencia de PDVSA es utilizarla para advertir sobre el futuro, sobre los peligros de tratar de recorrer los mismos caminos y tomar los mismos atajos que llevan al abismo.

Hay nacionalismos sanos y nacionalismos enfermos, hay deseos de ser independientes que son respetables pero que deben armonizarse con las exigencias de la interdependencia, hay ideales de superación admirables pero que deben ser producto del esfuerzo propio y no de resentimientos xenofóbicos, hay aspiraciones genuinas de control que no deben ser confundidas con la necesidad de hacerlo todo, especialmente aquello que otros pueden hacer mejor y sin comprometer nuestros recursos.

Con la nacionalización petrolera quisimos ponernos los pantalones largos pero no fue así. Andamos de taparrabos guiados por una pandilla de narcotraficantes. 

Nota: a) Tomado del BLOG:Las Armas de Coronel
 b) Negrillas de N. Hernandez

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sábado, 22 de febrero de 2020

La Tragedia de los Bienes Comunes en Venezuela



Por: Alexander Guerrero

El desastre estaba y está además de cantado, pintado, explicado y verificado históricamente como una tragedia y se le denomina en la literatura económica “The Tragedy of Commons”; la evidencia empírica, necesaria en la investigación y análisis económico del feniano, tratado y discurrido por scholars en todo el mundo, para poder verificar la teoría económica  tejida sobre el fenómeno y precisar las condiciones de predicción, es abundante, y sus condiciones iniciales vienen desde el estudio del ambiente, en este link hay un ensayo reciente que escribí para discutir el caso venezolano bajo la teoría económica de ese síndrome, la The Tragedy of Commons”. http://bit.ly/2V8jlTM   y La tragedia de la nacionalización, el error más grande de la Nación en 200 años    http://bit.ly/2SMZzvK






En estos días CEDICE trae una publicación mía al respecto. Como toda tragedia humana, los orígenes se generan como acción del hombre en su medio, y el impacto sobre sus condiciones de vida, la teoría económica se ha convertido en conocimiento necesario para comprender esos fenómenos. La nacionalización creo condiciones más severas que las que se presumen en las condiciones iniciales, para el desarrollo de la Tragedia,

La discusión sobre el horizonte petrolero venezolano estuvo bajo chantaje durante varias décadas, el libro de Rómulo Betancourt -desde el mismo primer Capitulado publicado en México, creo la ruta del petróleo ya en 1945, JP Pérez Alfonso fue el habilidoso matador, enredo la política y la percepción del petróleo bajo un curioso tema de la conservación, locura bajo el modelo de Hotelling que muchos países siguieron, JPPA. Inteligente político, comenzó a tejer como Ministro de Fomento de Gallegos, ese ministerio se encargaba del petróleo, en 1948 no quería estar en el entierro, pero Chávez lo inmortalizo, le hizo una estatua en el edificio PDVSA que será el 1ero del Gran Parque Temático que Diego no conto, quizás por discreción,. Pero se lo sugiero.

Los  años siguientes con los militares -los mismos que acompañaron a R. Betancourt en la Revolución del 1945 (La antesala de la Revolución Socialista Bolivariana del S XXI de Chávez) serian de elevada incertidumbre institucional una revolución, dos golpes de Estado, todos bajo el paraguas petrolero y con expectativas todas poco comprendidas por los historiadores económicos criollos, llevaron la producción a los 3 millones barriles, eran los años de la expansión económica de post guerra y Venezuela con petróleo debía ser el líder en producción, el petróleo estaba en poder industrial por las empresas petroleras de la época, e hizo posible que la historia se pervirtiera por los gobernantes desde Betancourt, Leoni  hasta CAP y un tanto de Caldera, pero este sufría otras complejos de un humilde venezolano que podría abrazar la derecha conservadora económica, y murió como insepulto de la izquierda carnívora venezolana, en el peor de las historias que aprenderán quizás nuestros tataranietos.

Esos años de los  3 millones y pico creó una enrome renta petrolera para 6 millones de habitantes -el gasto publico tendría superávits desde 1963 hasta 1983, a partir de allí hay 4 defaults, cuatro grandes deudas no pagadas todas, una inflación que arranco con CAP en 1977 y la crisis del bolívar en 1983, y el desastre fiscal de Lusinchi y LHC, ya el petróleo no les alcanzaba las travesuras rentistas de los gobernantes, corrupción todo cuando el PetroEstado genera, y muchas cosas más y finalmente el colapso, pero muchos se hacen la cruz para entrar al templo del cinismo, y dicen Chávez el culpable, en realidad el enterrador del muerto, jejeje.

El PetroEstado con la nacionalización cierta, ya el embrión institucional y económico de lo que sería algún día el colapso petrolero, y un gran coro de ángeles, se encuentren donde ese encuentren ideológicamente todos en coro gritan y lloran que Venezuela es el país con “las más abundantes  reservas petroleritas del mundo” y ese grito y lágrimas se ejecuta sin vergüenza alguna, como los tres monos, ni ojos, ni oído, ni boca y aun le cuesta tragar y digerir que algo arrecho haya pasado para tener eso montón de petróleo como “reservas” hoy somos el país más pobre del continente…historia similar al terminar el s XIX…la primera historia como comedia y la segunda 100 años después en el enlace del s XXI, como tragedia!!.

AG

POST

Estudiar el petróleo en esos años del rentismo que todos querían la ingeniería social una esquema de análisis (económico) -inaugurado por ciertos economistas desde la segunda mitad del s XIX- se apodero de la visión del petróleo venezolano full de renta, fanfarria corruptos que logro crear dos generaciones de políticos ladrones, y que continuaron para raspar la olla que se guisaban, y hoy emprendimiento de la clase política que supuestamente  joven, que bien y trae las mismas mañas de sus progenitores políticos, solo que estos perdieron el prurito y vienen con todo un Plan Geográfico Petrolero repartiendo los activos -y que petroleros-  que quedan de pie y con algo de excremento” por dentro y terminar de raspar la olla para “crear una hegemonía política de 20 años más “: -así lo opina uno de esos prohombres predestinados para gobernar y mandar, lo dijo como si estuviera cotorreando algo normal….para él desde luego..,


domingo, 2 de febrero de 2020

Resultados Encuesta "La Energia en Venezuela (Ene 2020)



Por: Nelson Hernández

Las encuestas tienen algunos mitos que la investigación científica y de consumo subrayan como importantes. El 1ro, es que pensamos que las cifras no mienten. El 2do, subirse al carro de la victoria. El 3ro, es que las encuestas son infalibles. El 4to es que las personas siempre dicen la verdad. El 5to,  es la confianza que produce una investigación de mercado. El 6to, que la gente piensa que los resultados son palabra de Dios.

En Venezuela, el  tema de la energía siempre ha sido tratado como un “tabú”. Sin embargo, por las condiciones actuales por la que atraviesa el país,  se requiere conocer el pensamiento que sobre el tema existe, y poder así dar los cambios necesarios para modernizar el sistema energético venezolano de una manera integral, y que sea beneficioso para la nación, sin olvidar las tendencias mundiales sobre la materia.

El resultado de la encuesta puede ser visto en el siguiente link: RESULTADOS


No hay comentarios del encuestador sobre los resultados, debido  a que deja que cada visitante llegue a sus propias conclusiones, y que  también pueda comparar  los paradigmas de quien visita con los paradigmas de otros. Sin embargo, no deje de leer los comentarios recogidos en la encuesta, es allí donde están las creencias.  

Dos aspectos importantes resultantes de la encuesta[1]:
  • El 74 %  respondió que el sector energético (Petróleo, Gas y Electricidad) debe ser privatizado
  • No hay un consenso en lo atinente al precio de la gasolina
Finalmente, espero que los diferentes centros de reflexión del país, en materia energética, utilicen esta encuesta como guía en sus discusiones, internas y externas, para lograr cambios de paradigmas con miras a convertir a Venezuela en un país energético, mas no petrolero.


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ANEXO I
Datos Técnicos de la Encuesta

Los datos y parámetros que conforman el marco técnico de la encuesta son los siguientes:
  • Encuesta realizada vía Internet, mediante la plataforma WEB de “Documentos Google”. Se envió alrededor de 1000 cuestionarios dirigidos a personas que directa o indirectamente están relacionadas con el sector energético (políticos, economistas, ingenieros, periodistas y otras profesiones).  Además se puso en la red Tweeter. Cabe señalar que la condición utilizada en el diseño de la encuesta, no permite conocer la persona (dirección de email) que responde la encuesta. Es decir, las respuestas tienen carácter de secreta por lo que mantiene la confidencialidad
  • El número de personas escogida como universo fue de 400 (N), de tal manera de poder estar entre el rango de respuesta promedio esperado que tienen las encuesta vía internet, y que se ubica entre un 50 a 60 % del número de cuestionarios enviados.
  • El nivel de confianza seleccionado es del 95 %. Indica la probabilidad de que los resultados de la investigación sean ciertos: un 95 % de confianza es lo mismo que decir que nos podemos equivocar con una probabilidad del 5 %. Para este nivel de confianza el parámetro (k)[2] que lo representa tiene un valor de 1.96
  • El margen de error escogido (e) fue del 6 %. El error muestral es la diferencia que puede haber entre el resultado que obtenemos preguntando a una muestra de la población y el que obtendríamos si preguntáramos al total de ella. Es decir, es el valor que debe sumarse y restarse al valor obtenido en la encuesta.
  • El nivel de variabilidad que se calcula para comprobar la hipótesis, es la probabilidad (o porcentaje) con el que se acepto (p) y se rechazo (q) la hipótesis que se quiere investigar. En el caso de no existir antecedentes sobre la investigación, los valores de variabilidad son p = q = 0.5
  • El tamaño de la muestra que representa la población (n), es de 160 individuos, y se determino mediante la ecuación:




[1] La ficha técnica de la encuesta en el ANEXO I
[2]  K: es una constante que depende del nivel de confianza que se le asigne a la encuesta
K
1.15
1.28
1.44
1.65
1.96
2.00
2.80
Nivel de confianza (%)
75
80
85
90
95
95.5
99


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