Por: Gustavo Gonzalez Urdaneta
La crisis energética que afecta a la sociedad venezolana es resultado de un modelo del sector energía inviable, gestado por decisiones tomadas desde 1999 que lo transformaron en un sector politizado, desprofesionalizado, burocrático y plagado de irregularidades administrativas.
Con este modelo la seguridad energética del país y la situación de insuficiencia seguirá creciendo, por lo que no será posible la reactivación del aparato productivo. La solución a la crisis energética, por tanto, pasa por un cambio político que revierta los factores que caracterizan el actual modelo de sector energético venezolano. Pero, el cambio político, por sí solo, no es garantía de solución de la crisis energética.
Parto del principio que los “intereses” del próximo Gobierno con el sector eléctrico responden a todo lo pautado en la Ley del Servicio Eléctrico de 1999 y aquellas mejoras que, de las posteriores versiones, convenga admitir. El tema del futuro del negocio es complejo y la complejidad es, simplemente, un análisis multivariable.
Esta crisis, en continuo crecimiento y deterioro, es consecuencia de la destrucción operativa y financiera de las dos empresas estatales que tienen el control total de la energía en el país: PDVSA (Hidrocarburos) y CORPOELEC (Electricidad). La crisis es energética, tanto de hidrocarburos como de electricidad y son complementarias pues PDVSA le suministra los combustibles a CORPOELEC y esta a su vez le suministra el servicio de electricidad a PDVSA.
Lamentablemente, con este régimen, PDVSA se trasformó en una empresa con una deuda de 72 G$ y Corpoelec raciona diariamente entre 2000 a 2500 MW a nivel nacional y cada una de ellas genera su propia crisis interna.
El predominio político interno en PDVSA ha disminuido sus recursos con el subsiguiente incumplimiento de planes, lo cual, aunado a la ausencia de mantenimiento y la atención a negocios no-medulares, ha conducido al gran endeudamiento. Igualmente, el predominio político en Corpoelec llevo a la sobreexplotación del rio Caroní que juntamente con la ausencia de mantenimiento ha originado una indisponibilidad del 87% de la energía termoeléctrica que deberia ser complementaria a la estacionalidad de la hidroelectricidad originando un racionamiento diario continuo. Tampoco ayuda el fuerte subsidio y el abrupto incremento de las perdidas no técnicas que afectan la facturación y recaudación del servicio eléctrico.
En 1999 el sector eléctrico venezolano disponía de una planificación a 25 años de su servicio y mantenimiento basada en la capacitación continua, conocimiento y experiencia de su personal profesional y técnico que informaba diariamente al público de su gestión operativa horaria y suministraba un servicio continuo y confiable. En el 2007, cuando el gobierno estatizo el resto del servicio privado de electricidad, reinaba en el sector publico la improvisación, la falta de conocimiento y experticia traducida en una pésima ejecución del servicio con grandes pérdidas no técnicas que aunado al subsidio tarifario y el endeudamiento acumulado con proveedores y contratistas condujo a una condición límite de interrupciones frecuentes. Para el 2018, la excesiva burocracia, la corrupción, la inviabilidad financiera, la opacidad en la información desde el 2010 arrastró a todo el sector al suelo con un déficit permanente donde prevalece el racionamiento continuo de 2000 a 2500 MW.
La generación se ha caracterizado por una carencia casi absoluta de mantenimiento, una alta obsolescencia del equipamiento agravados por dos factores críticos: el mal manejo del valor agua en un sistema hidrotermico con alta participación de la hidroelectricidad y la ingente corrupción que ha habido en la compra de unidades de generación con sobreprecios elevadísimos y de ñapa, usados.
La transmision, puente entre la fuente y la demanda, se ha visto afectada por insuficiencia en su capacidad lo que ha ocasionado una continua violación de los límites de transmision permitidos acarreando un incremento en las fallas aunado a la falta de mantenimiento.
La distribución, responsable del suministro de electricidad al cliente final, ha sufrido igualmente los problemas derivados de la falta de capacidad firme y de mantenimiento que aunadas a la obsolescencia de las redes se ha traducido en un servicio deficiente, con bajos voltajes y sobrecargas que ocasionan continuos racionamientos al cliente. El area de comercialización y servicios al cliente a nivel nacional, con muy escasa capacidad de atención al cliente, tiene como eje principal del negocio unos sistemas de gestión obsoletos que han contribuido al incremento de la energía no facturada y, por consiguiente, en una merma muy significativa de los ingresos de las empresas.
Vale la pena destacar que desde 1999, la paralización de planes, un mantenimiento deficiente, el crecimiento bajo de la demanda y la creciente indisponibilidad térmica dejo al sector eléctrico sin reserva operativa y con un déficit permanente. Llama la atención que desde el 2009, con un incremento de capacidad de 11.000 MW y solo 1.000 MW más de demanda, el déficit persiste pues la indisponibilidad crece pareja con la capacidad instalada.
Las cifras lo demuestran, el crecimiento de capacidad instalada 2009-2015 (11.309 MW) se ha visto opacado por el incremento de su indisponibilidad (9.947 MW) con la particularidad de que el 94.5% del incremento de capacidad es térmico, parte de los “dineros eléctricos’ de la corrupción, y el déficit es producto de la altísima indisponibilidad de la generación térmica (> 80%). Es evidente que la prioridad de un nuevo gobierno debe ser recuperar la generación indisponible antes de pensar en nueva generación.
Guri se apaga. El problema de hoy no es agua ni culpa del Niño pues la cota actual del embalse ha llegado a su nivel máximo de 271 msnm y desde julio 2018 están aliviando agua con inundaciones en Bolívar, Monagas y Delta Amacuro. El Gobierno no habla sobre las limitaciones de la central y menos sobre su recuperación donde 9 de 20 turbinas están paradas y de una capacidad instalada de 10.350 MW solo hay entre 3.500 a 5.010 MW (48% disponible) por causa de falta de mantenimiento y repuestos. Valga recordar que la capacidad disponible promedio en 1998 era mayor del 90%.
El déficit de generación se oculta por la reducción de la demanda industrial en la zona de Guayana, pero en periodo de hidrología desfavorable y cota menor a 261 msnm, las 11 máquinas restantes mermarán su generación y aumentara el déficit. A esto se suma el pésimo estado del parque térmico (80% indisponible) y que recuperar las nueve turbinas de Guri puede tomar un periodo de tres años, a 90 días por cada unidad.
¿Que se requiere para solventar la crisis además del cambio político?
Hay que empezar por recuperar toda la infraestructura eléctrica, cubrir la insuficiencia de gas/combustible líquidos para la generación, erradicar la corrupción, la burocracia y partidización instauradas que permitan solventar la insuficiencia de ingresos y gerenciar la quiebra financiera aparte de erradicar la desmotivación y suplir las carencias del recurso humano profesional y técnico idóneo para la reconstrucción y administración de un nuevo sector eléctrico venezolano.
La recuperación debe empezar con una primer fase de emergencia inicial que podría tomar un año para recuperar y asegurar la gobernabilidad del sector y la integridad física y continuidad operativa del servicio e incluye la recuperación de la infraestructura que realmente sea recuperable, asi como asumir el control de los procesos medulares y llegar a acuerdos con PDVSA para el suministro de combustibles que permitan reducir el racionamiento y reestablecer el clima organizacional y un ambiente laboral adecuado.
Una segunda fase de transición que llevara otro año para la mejora de la calidad del servicio y minimizar costos para finalizar la recuperación de la infraestructura y el mantenimiento con la reposición de inventarios y dotación de equipos, instalación de medidores y mejora de la gestión comercial y de la estructura de costos para incrementar las eficiencias y llegar a un ajuste gradual tarifario.
La tercera fase será de tres años para la implantación de un nuevo modelo del sector que permita incrementar la disponibilidad de generación y minimizar los cortes de servicio, reducir las pérdidas no técnicas e incrementar la recaudación con tarifas basadas en costos eficientes que permitan cubrir los costos operativos y obtener ingresos para invertir en la expansión del sector y, de esa forma, lograr el saneamiento y reestructuración integral del mismo.
Para los primeros cien días se proponen, al menos, doce objetivos para las áreas prioritarias de infraestructura de los procesos medulares del servicio de electricidad, los recursos humanos idóneos asociados con la operación, control, mantenimiento del sistema y la administración de los gastos operativos asociados asi como para los sistemas de información oportunos y pertinentes para el control de gestión diaria del sistema eléctrico nacional. Si se trabaja con empeño, decisión y se dispone de los recursos apropiados, deben lograrse al menos diez metas de resultados medibles para el suministro de energía, seguridad y seguimiento y control del plan de recuperación y mejoramiento del SEV.
Los objetivos y metas que se presentan inciden directamente en dos de las seis prioridades de corto plazo planteadas en el Plan País relativos a “reactivar nuestra industria petrolera y asegurar acceso universal a servicios públicos de calidad” pero inciden indirectamente en el resto de ellas.
Dentro de los objetivos debe ejecutarse el plan de resguardo y protección de las instalaciones eléctricas, asumir el control de los procesos medulares del servicio eléctrico, acordar con PDVSA las acciones que permitan aumentar el suministro de combustible, especialmente gas, en las centrales térmicas. asegurar los recursos necesarios para cubrir los gastos operativos esenciales e imprescindibles y designar funcionarios con solido conocimiento de la problemática eléctrica, de reconocida trayectoria profesional y de comprobado desempeño ético para ocupar los cargos de dirección, gerencia y supervisión.
Como parte del diagnóstico inicial se requiere realizar auditorías de la situación financiera, administrativa, legal y laboral de Corpoelec y tomar los correctivos necesarios para su saneamiento y validar el diagnóstico previo para confirmar las prioridades para recuperar la infraestructura que esté operando con limitaciones o restricciones.
Es imprescindible activar, de inmediato, un plan prioritario de mantenimiento correctivo del equipamiento e instalaciones que sean recuperables y que se encuentren inoperativa o mal atendidas y asegurar que los puestos de trabajo, en lo posible, sean ocupados por las personas más idóneas. Reunir los requisitos de idoneidad necesarios consiste en mostrar una conducta personal, comercial y profesional que no arroje dudas sobre la capacidad para desempeñar una gestión sana y prudente de la empresa (honorabilidad), poseer la formación y experiencia adecuada para el ejercicio de su función (conocimientos y experiencia) y tener la capacidad para llevar a cabo las funciones correspondientes.
Progresivamente debe crearse un clima organizacional y laboral propicio para la recuperación del sector en un entorno de colaboración, motivación y paz laboral hasta restaurar un clima y ambiente favorable y en sintonía con el plan de recuperación del sector. Paralelamente debe realizarse el levantamiento de inventarios esenciales y acometer, de forma urgente, un programa de adquisiciones para reponer dichos inventarios asi como restablecer el sistema abierto de información de la operación del sstema eléctrico nacional e informar del avance del plan de recuperación y modernización del sector.
Las metas alcanzables y medibles en el programa de cien días deben considerar, recuperar el control del 100% de las actividades medulares del servicio eléctrico, sensibilizar a los empleados del sector y la sociedad sobre realidad del sector e instaurar un clima organizacional y laboral favorable y en sintonía con plan de recuperación. La mejora del 25% del alumbrado público, ejecutar el 12.5% del plan de mantenimiento correctivo prioritario, incrementar en 12% la generación termoeléctrica operativa para reducir el racionamiento y aprobar el plan para culminar o diferir proyectos en ejecución. Es necesario acordar el plan para solventar pasivos legales y legítimos, aprobar el plan para la reducción de pérdidas y reestablecer el 100% del sistema de información y disponible para acceso libre.
Sin la recuperación y complementariedad de las industrias petrolera y eléctrica no hay recuperación ni desarrollo posible en el país. Para volver a tener seguridad energética, entendida ésta como la disponibilidad ininterrumpida de fuentes de energía a un precio asequible, se requerirán de acciones coordinadas entre ambas industrias que conduzcan a disponer y desarrollar un sistema energético eficiente, que garantice el abastecimiento confiable de energía a la sociedad venezolana.
El plan propuesto, para los primeros cien días, establece las acciones y metas, que se consideran factibles de acometer y alcanzar para lograr la recuperación y posterior modernización del sector eléctrico venezolano en el menor tiempo y con la menor cantidad de recursos financieros posibles. La propuesta incluye las mejores estimaciones que el conocimiento y entendimiento de la realidad que el sector permite dada la opacidad existente sobre el mismo desde el 2010. Por ello, será necesario, de entrada, precisar y afinar el diagnóstico preliminar del mismo. Se estiman US$ 15.000 millones para que luego de 5 años el sector pueda alcanzar su autonomía económica y financiera y a partir del quinto año el sector debe ser autosostenible económica y financieramente.
Desde el punto de vista conceptual el futuro de los negocios eléctricos en Venezuela todavía está por definirse en los actuales momentos. Tal vez en un par de años, varias de las incertidumbres e intangibles vigentes a esta fecha de crisis energética estén más claras y valoradas, por lo tanto, mi intención ha sido compartir con ustedes algunas ideas, preocupaciones y esperanzas sobre el futuro del negocio eléctrico.
Bibliografía
1.La crisis eléctrica, una tragedia que une a los venezolanos, Grupo Ricardo Zuloaga, Julio
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2.A la Nación Venezolana, La crisis del sector eléctrico, Grupo Ricardo Zuloaga, Junio de 2012
3.Historia del Desarrollo del Servicio Eléctrico en Venezuela 1888 a 1998, Rodolfo Tellería
Villapol, Julio 2014
4.La crisis eléctrica y su necesaria solución para la reactivación económica de Venezuela,
Center for International Development (CID), Harvard Kennedy School, Miguel Lara
Guarenas, Abril 2016
5.Situación actual y futura de la electricidad en Venezuela, “Realidades Globales de la Energía
y Petróleo”, CELAUP, UNIMET, Miguel Lara Guarenas, Marzo 2018
6.Acciones para la recuperación y modernización del servicio eléctrico en Venezuela, “Una
guía aplicable después de un cambio político positivo en el país”, Noviembre 2018, Grupo
Ricardo Zuloaga.
7.Las dos caras de la Crisis Energética en Venezuela: Hidrocarburos y Electricidad,
VenAmerica-La voz de la Diáspora, Diario Las Américas, Gustavo Gonzalez Urdaneta,
Noviembre 2018.
8.La modernización y el futuro del negocio eléctrico en Venezuela, Blog Factotum Ignacianos,
Gustavo Gonzalez Urdaneta, Noviembre 2018.
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