Alexander Guerrero E
Dialogo sorpresa, para quién ?
Hubo sorpresas por la aceptación del gobierno de un “dialogo on line” con la oposición. Pero más de cuarenta muertos, cientos de torturados y miles de presos, y un setting
extendido de ingobernabilidad de un gobierno que se pega al poder con
la violencia, conformado por una especie de mix de lumpen,
universitarios y militares comunistas subestimó a dirigentes de la
oposición, quienes, era obvio, debieron lucir mejor preparados,
particularmente en demostrar el fracaso del modelo político traído del
jurásico cubano, un régimen de servidumbre del Estado, un esquema no
para gobernar sino para repartirse la renta de los activos públicos y
privados.
Los
comunistas pensaron que con cartillas ideológicas de fracasado formato
podrían responder por la inmensa torta montada sobre una hiperinflación,
escasez de decenas de bienes de consumo masivo, estancamiento económico
y en ruta a un default generalizado de miles de millones de dólares en
pasivos públicos, en cuentas por pagar de PDVSA, empresas del Estado y
del propio gobierno, generada por una curiosa agenda de endeudamiento
que ha caminado a la par de la descapitalización de la industria
petrolera y por ende de la caída de la renta del petróleo.
Las
alarmas en el servicio de la deuda pública documentada del gobierno y
PDVSA hacia finales 2014 y comienzos 2015 están activadas. Venezuela
es el segundo país en el mundo de acuerdo a los grandes riesgos que
exhibe, Venezuela es el destino de mayor riesgo en el mundo para
inversionistas locales y extranjeros, incluido petroleros; todos
generados por una agenda de empobrecimiento, conditio sine qua non para el ejercicio de un poder político con dominación y servilismo.
Un dialogo para detener el colapso fiscal?
La
economía muestra un nivel de deuda global que ha estado
artificialmente apalancada por una tasa de cambio que no refleja la
pérdida del poder de compra del bolívar, y ha perturbado los precios
relativos y configurado una voluminosa escases de bienes y servicios,
cuya dependencia fiscal indica que la escasez es ahora parte de los
mecanismos de dominación política y de control social, similar a como en
ocurre en Cuba por más de medio siglo. El récipe cubano comienza a
aplicarse en Venezuela, el gobierno mando a imprimir tarjetas de
alimentación, es decir, el racionamiento de alimentos está en la agenda
de largo plazo del gobierno.
Pero,
la sinceración de precios y la tasa de cambio, pervertidos por SICAD,
I, II ocurrirá más temprano que tarde, con impacto económico y
financiero que hará inviable el actual esquema fiscal sentado sobre la
hiperinflación por financiamiento monetario del déficit fiscal y el
control de las importaciones. El impacto sobre las finanzas públicas, en
términos, no solo del nivel de deuda respecto del PIB, sino de la
renta del petróleo y el servicio de esa deuda global, develara el manto
de ignorancia montado sobre el poder de compra del bolívar oficial. Las
devaluaciones en quince meses que han llevado el bolívar de 4.3 a 50
unidades por dólar, no han podido detener la demanda precautelativa que
existe en el mercado por moneda dura.
El
dialogo mostro al mundo de la incapacidad intelectual de ministros y
dirigentes del gobierno, con quince años en el poder, que como
“tirapiedras” en un escenario no tienen respuesta a los temas
económicos y sociales más elementales. Su discurso proveniente de dinosauriaje
cubano, no da respuesta a esos problemas que ellos mismos han causado,
no solo por agenda sino por consecuencias no intencionadas, y ello, pese
al volumen de recursos financieros con que contaron en los últimos diez
años por el crecimiento de precios del petróleo, lo cual no ha podido
detener el previsto daño colateral causado por caída de la producción de
petróleo en casi un millón de barriles diarios en ese mismo periodo,
dada la agenda fiscal redistributiva que se estableció sin control ni
contrapeso para imponer un régimen político en base a la servidumbre del
Estado y destrucción de la economía privada. Por su parte, la
oposición oficial, aunque se anota un triunfo, se observa que aún
persiste anclada en una babel ideológica brotada de la confrontación
política que en quince años la ha chantajeado ideológicamente y no le ha
permitido configurar propuesta de país distinta sustancialmente a la de
Chávez y Maduro han creado.
Entre acreedores te veas: bancos, China, Rusia, Cuba y….
De
por sí, el primer dialogo demostró que detrás de esa componenda
política y de una eventual cooperación de la oposición con el gobierno
estará destinada a dejar tranquilos a los grandes poderes económicos,
financieros, y políticos que han patrocinado el dialogo, la cuerda de
acreedores de Venezuela: China (petróleo y deuda), Rusia (armas y
conveniencia geopolítica), banca internacional temerosa de un contagio,
Mercosur y Colombia (alimentos y petróleo), Cuba (subvencionada
financieramente por el presupuesto venezolano), organismos
multilaterales (FMI, nervioso por las consecuencias de un default
venezolano y su impacto en los portafolios de deuda brasileña, argentina
y otros países del sur; estos son los latrocinantes del “dialogo”,
temerosos que la ingobernabilidad, causada por la protesta social de
calle y un mal gobierno impidan el cumplimiento de las obligaciones
financieras y económicas de Venezuela a todos sus clientes allende los
mares!!
La
economía está atrapada en dos severas crisis; de balanza de pagos, por
caída de la renta petrolera, por los malos acuerdos con Petrocaribe,
China y otros, lo que disminuyo drásticamente la disponibilidad de
petrodólares, reservas internacionales; y por la otra, una crisis fiscal
montada en un régimen político sin contrapesos institucionales , que
impulso una expansión fiscal no sustentable, dada la caída de la renta
del petróleo, y con el costo de hiperinflación y potencial default
generalizado, en medio de un ambiente de escasez.
Esa
expansión fiscal inducida políticamente fracaso con la caída de la
renta petrolera poniendo en movimiento las impresoras de dinero del BCV
para financiar el colosal déficit fiscal generado. El colapso fiscal se
lee entre las barreras de la improvisación y en la posibilidad que los
venezolanos puedan vivir en ilusión monetaria producida por un discurso
que no puede pagar ni el pollo ni la leche ni la arepa y con una caída
brutal del poder de compra del salario real.
Quien paga y quien cobra por el dialogo
En
esas condiciones, ya sabemos quiénes y porque se preocupan por
Venezuela. Tanto acreedores y deudores, los primeros porque el gobierno
al controlar importaciones de alimentos y no disponer de caja para su
pago recurrió a su alianza política y compromisos realengos con Brasil,
Argentina, Uruguay y Colombia, y así disponer de alimentos, cuyos pagos
se atrasan, como ya lo podemos observar en el funcionamiento del SICAD
II donde los mecanismos de liquidez –similares a los de CADIVI- impiden
los pagos en moneda dura; en el Mercosur hay serias grandes
preocupaciones que el gobierno de Maduro no sea sustentable, y pare “las
patas” con tantas cuentas que pagar. También se preocupan quienes
prestan servicios en la industria petrolera, contratistas, proveedores
de PDVSA, socios, dado que las deudas de PDVSA con ellos son enormes,
que el temor a un default encadenado en sus cuentas por pagar a socios y
acreedores afecte sus posiciones en el petróleo venezolano.
En
ese orden, también lo están los cubanos, quienes aprendieron que la
protesta en la calle puede dislocar el régimen, y por ello tener que
pagar una factura financiara similar cuando cayó el comunismo ruso y que
lleno a la Cuba de hambre. Otros preocupados son los perros de la
guerra, Rusia y Bielorrusia, a ellos se les deben miles de millones de
dólares en armas y chatarra de guerra. Y finalmente, China, que pone
real y cobra con petróleo que ya no va a CITGO, esa cuerda se tensa y
próxima a romperse.
Y
finalmente los multilaterales, gobiernos en USA, Europa y bancos por
el impacto que pueda causar en los mercados un default venezolano. En
otras palabras la inestabilidad política madre de muchos problemas
económicos y financieros, nos muestra el coro de preocupados en el
dialogo, para una tragedia que comienza y termina con petróleo, la
maldición del Estado que administra un recurso del subsuelo.
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