Por: Nelson Hernández
Contexto
Las proyecciones de la EIA
muestran una disminución gradual de la producción de petróleo no
convencional en USA, (particularmente tight oil onshore) en las
próximas décadas. Esta tendencia amenaza con reducir la autosuficiencia
energética de USA y aumentar la dependencia de importaciones en un entorno
global cada vez más competitivo.
En este escenario, Venezuela
emerge como un socio estratégico natural: posee las mayores reservas
probadas de crudo del mundo, una infraestructura petrolera subutilizada y una
necesidad urgente de capital, tecnología y mercados estables.
Ventajas
Competitivas de Venezuela
- Reservas abundantes y diversificadas: Más de
300 Giga barriles (GB), con crudos pesados y extrapesados que pueden complementar
la declinación del shale estadounidense.
- Proximidad geográfica: Costos logísticos reducidos
y tiempos de transporte más cortos en comparación con Medio Oriente o
África (nearshoring).
- Infraestructura existente: Refinerías, oleoductos y
terminales que requieren modernización, pero que ofrecen una base sólida
para una rápida recuperación.
- Necesidad de inversión externa: Abre espacio para esquemas
de asociación público-privada, contratos de servicio y empresas mixtas con
condiciones favorables para capital extranjero. Las inversiones se
vislumbran en el up, médium y down stream.
Beneficios
Estratégicos para USA
- Diversificación del suministro: Reducir la exposición a
mercados inestables y garantizar un flujo confiable de crudo hacia
refinerías del Golfo de México.
- Estabilidad regional: La cooperación energética
puede contribuir a la recuperación económica venezolana, reduciendo
presiones migratorias y fortaleciendo la seguridad hemisférica de una
forma integral.
- Ventaja competitiva global: Asegurar acceso
preferencial a reservas estratégicas en un momento de transición
energética, donde la seguridad de suministro sigue siendo crítica.
Conclusión
La caída proyectada de la
producción estadounidense exige acciones proactivas de diversificación.
Invertir en Venezuela no es solo una oportunidad económica, sino una decisión
estratégica que puede compensar la declinación interna, reforzar la
seguridad energética de USA y abrir un nuevo capítulo de cooperación
hemisférica.
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