lunes, 1 de diciembre de 2025
lunes, 17 de noviembre de 2025
lunes, 3 de noviembre de 2025
La Arritmia de la Producción Petrolera Venezolana
Por: Nelson Hernández
En Venezuela, la producción de
petróleo ha pasado por altos y bajos muy marcados. No ha sido posible el
mantener una producción cuasi estable en el periodo 1965 – 2024. Pasando por la
máxima producción histórica de 1970 con 3754 kBD (miles de barriles diarios)
hasta niveles muy bajos de 665 kBD en el 2021, muy similar a la ocurrida en
1941 de 621 kBD. Matemáticamente esa declinación de la producción, equivale a
una disminución cada año de 56 kBD en el periodo 1970 – 2024.
La grafica a continuación refleja
esa historia, donde la producción está representada por la linea azul y cuyos valores se leen en el eje Y de la
derecha; y las variaciones en periodos de 10 años se muestra en columnas de
color verde
y se leen en el eje Y de la izquierda.
Entre 1970 – 1985 la producción
muestra una marcada declinación. Pasando de 3754 kBD a 1744 KBD. Es decir, una
disminución de 2010 kBD. Tal disminución está recogida en las variaciones
anuales para las décadas 65 - 75 y 76 – 85, de 108 y 68 kBD, respectivamente.
La década 1986 – 2005, se
caracteriza por un crecimiento sostenido con promedios anuales de 121 kBD para
la primera década y 34 kBD para la segunda.
Las dos últimas décadas, muestran
una desaceleración de la producción. Para la primera década la declinación es
de 44 kBD promedio anual, y en la segunda el declive es pronunciado con valores
promedios de 212 kBD.
La imagen a continuación resume
las razones principales asociadas a las variaciones de producción
A partir de los registros
históricos de variación productiva por década, se observa que los incrementos
sostenidos en la producción petrolera venezolana han estado acotados por un
límite técnico y estructural de expansión anual.
En ningún período histórico se
registra una tasa de aumento de potencial superior a 125 mil barriles
diarios (kBD) por año, incluso en fases de máxima inversión y estabilidad
geopolítica. Considerando este techo operativo, y suponiendo condiciones
óptimas no replicadas en el entorno actual, el crecimiento proyectado durante
una década completa no podría superar los 1250 kBD sin incurrir en
supuestos técnicamente irreales.
La grafica a continuación presenta
un conjunto de escenarios con base a la estadística histórica de producción,
teniendo como producción base 900 kBD para finales de 2025.
Un escenario conservador con una expansión
o incremento de producción de 50 kBD; con el escenario realista (100 kBD), óptimo
histórico (150 kBD) y el extrapolado (300 kBD).
Por ende, propuestas que sugieren
alcanzar niveles de producción de 3000 kBD en un horizonte de 10 años
deben evaluarse bajo criterios de factibilidad técnica, capacidad de
inversión acumulada, disponibilidad de reservas explotables, y tasa de
recuperación física del parque operativo.
En este sentido, cualquier escenario
de crecimiento debe construirse sobre la base de una tasa de recuperación
plausible, alineada con las capacidades físicas del sistema, el entorno
macroeconómico, el acceso a tecnología y capital, y la evolución geopolítica.
Las proyecciones desproporcionadas
no solo comprometen la credibilidad del análisis energético, sino que también
distorsionan la planificación estratégica del país frente a su transición
energética.
En conclusión, del análisis estadístico tenemos:
- Dos décadas iniciales negativas (65‑85): Venezuela
no logra despegar pese al boom petrolero global, en parte por
restricciones de mercado y transición institucional.
- Dos décadas positivas (86‑05): la apertura y la inversión
extranjera permiten un ciclo de expansión y el 2do. pico histórico.
- Últimas dos décadas negativas (06‑24): declive
estructural, primero lento y luego colapso acelerado.
La historia no es lineal, sino
cíclica: dos décadas de frustración, dos de auge, una de estancamiento y una
de colapso.
Esta arritmia de la producción
permite inferir que el modelo estatal y rentista se agoto, por lo cual debe
dársele paso a un modelo distinto, con la participación privada en todas las
fases de la industria petrolera: Un
modelo similar al concesionario, ya aplicado en el país desde 1914 hasta 1975.
El modelo
concesionario abre la ventana para un incremento en la producción petrolera, y
cuyo nivel o limite, es aquel que establezcan los privados en función de las
inversiones a realizar dentro de un marco ganar – ganar para el país y el
inversionista.
lunes, 27 de octubre de 2025
Oportunidades de Inversión en la Industria Petrolera Venezolana
Por: Nelson Hernández
Contexto
Las proyecciones de la EIA
muestran una disminución gradual de la producción de petróleo no
convencional en USA, (particularmente tight oil onshore) en las
próximas décadas. Esta tendencia amenaza con reducir la autosuficiencia
energética de USA y aumentar la dependencia de importaciones en un entorno
global cada vez más competitivo.
En este escenario, Venezuela
emerge como un socio estratégico natural: posee las mayores reservas
probadas de crudo del mundo, una infraestructura petrolera subutilizada y una
necesidad urgente de capital, tecnología y mercados estables.
Ventajas
Competitivas de Venezuela
- Reservas abundantes y diversificadas: Más de
300 Giga barriles (GB), con crudos pesados y extrapesados que pueden complementar
la declinación del shale estadounidense.
- Proximidad geográfica: Costos logísticos reducidos
y tiempos de transporte más cortos en comparación con Medio Oriente o
África (nearshoring).
- Infraestructura existente: Refinerías, oleoductos y
terminales que requieren modernización, pero que ofrecen una base sólida
para una rápida recuperación.
- Necesidad de inversión externa: Abre espacio para esquemas
de asociación público-privada, contratos de servicio y empresas mixtas con
condiciones favorables para capital extranjero. Las inversiones se
vislumbran en el up, médium y down stream.
Beneficios
Estratégicos para USA
- Diversificación del suministro: Reducir la exposición a
mercados inestables y garantizar un flujo confiable de crudo hacia
refinerías del Golfo de México.
- Estabilidad regional: La cooperación energética
puede contribuir a la recuperación económica venezolana, reduciendo
presiones migratorias y fortaleciendo la seguridad hemisférica de una
forma integral.
- Ventaja competitiva global: Asegurar acceso
preferencial a reservas estratégicas en un momento de transición
energética, donde la seguridad de suministro sigue siendo crítica.
Conclusión
La caída proyectada de la
producción estadounidense exige acciones proactivas de diversificación.
Invertir en Venezuela no es solo una oportunidad económica, sino una decisión
estratégica que puede compensar la declinación interna, reforzar la
seguridad energética de USA y abrir un nuevo capítulo de cooperación
hemisférica.
VENEZUELA. Evolución del Sector Eléctrico (1985 – 2024)
Por: Nelson Hernández
- No
se trata de añadir más megavatios termicos, sino de recuperar los que ya existen y
complementar con renovables donde sea más eficiente.
En
la actualidad el sector eléctrico presenta un franco deterioro después de haber
sido referencia a nivel mundial y Latinoamericano. Un sistema que cuenta con
una fuerte capacidad hidroeléctrica, teniendo dentro de su infraestructura al Gurí, una de las mayores
represas del mundo, ocupando el 4to. lugar con sus 10000 MW de potencia.
Aunado
a lo anterior, Venezuela cuenta con una infraestructura termoeléctrica
alimentada con hidrocarburos (gas, diesel y fuel oíl) que ronda los 18955 MW,
para un total en el 2024 de 35000 MW[1]
Sin
embargo, con esa capacidad de
generación, el país sufre de una crisis eléctrica severa que se traduce en
continuos apagones a nivel nacional. La crisis es recogida en el grafico a
continuación.
La
grafica abarca un periodo de análisis de 1985 – 2024, y está compuesta por:
- Una linea de color
anaranjado
que pertenece a la capacidad total instalada de generación eléctrica
- Una linea de color
verde
que representa la demanda máxima del sistema más un 30 % (Dmax+30). El
margen del 30 % es una norma
prudencial usada en la industria eléctrica cuando la indisponibilidad es
incierta. En Venezuela, dadas las vulnerabilidades presentes, es un
estándar defensivo apropiado para conocer la resiliencia del sistema y
poder garantizar la continuidad del suministro eléctrico.
- Una linea morada
que muestra la capacidad operativa (CO) del sistema
- Una linea azul
(que se lee en el eje Y derecho), y que pertenece a la capacidad operativa
expresada en porcentaje
- El área entre las
líneas de la capacidad total y capacidad operativa, corresponde a la
capacidad no operativa (CNO)
- El área entre las
líneas de Dmax+30 y la capacidad operativa, representa la resiliencia del
sistema eléctrico
Por otra
parte, para una mejor comprensión de la evolución del sistema eléctrico
nacional (SEN), el periodo de análisis se ha dividido en 3 fases o etapas. A
continuación las características de estas:
·
Fase I — Expansión
hidráulica y estabilidad (1985 – 2002)
- Eficiencia alta:
% operativo creciendo hacia 70–80 %, lo sugiere un parque con buena
disponibilidad y mantenimiento.
- Cobertura con margen: CO ≥
Dmax+30% en gran parte del periodo implica
continuidad del suministro con baja probabilidad de racionamientos.
- Balance hidro - térmico: Dependencia
hidráulica sostenida pero con térmico
funcional; transmisión sin cuellos críticos recurrentes.
·
Fase II — Saturación y
vulnerabilidades emergentes (2003 – 2014)
- Instalada crece, operativa
desacopla: La capacidad total sigue
subiendo, pero el % operativo empieza a ceder: señal de
indisponibilidad creciente (mantenimientos diferidos, combustibles).
- Margen estrechándose:
Intermitentemente CO < Dmax+30%, el colchón de resiliencia se
reduce; el sistema se vuelve más sensible a contingencias N-1. Presencia
de apagones consuetudinarios se inician en el 2004
- Preludio de caída:
Pequeñas inflexiones anticipan el stress del SEN que se materializa en
Fase III.
·
Fase III — Caída
operativa y recuperación selectiva (2015 – 2024)
- Descenso abrupto de CO y %
operativo: Mínimos cercanos a 45 % de CO
indican indisponibilidad masiva.
- Coexistencia crucial: Los apagones
se intensifican, tanto en intensidad como en como en duración. Ocurre el
gran apagón nacional (07-
03-2019).
- Rebote parcial:
Recuperación hacia 60 % de CO que sugiere mejoras en mantenimiento/insumos,
pero sin volver a la robustez histórica. El margen sigue frágil en
eventos de punta o hidrología adversa.
Inferencias
analíticas y lecturas estratégicas
De la grafica se obtiene lo siguiente:
- Capacidad
instalada no es garantía: El
indicador determinante es CO vs Dmax+30%. El
gráfico
lo evidencia perfectamente.
- Elasticidad
de la demanda y reconfiguración del pico: La caída de Dmax+30% en Fase III refleja una caída de la actividad económica y/o gestión de la demanda. No
confundir alguna “resiliencia por menor demanda” con recuperación
estructural.
- Cuellos de
disponibilidad, no de potencia nominal: El descenso
del % operativo apunta a causas
técnicas/insumo-transmisión más que a falta de capacidad nominal. El foco
de políticas públicas debe ser disponibilidad y confiabilidad.
- Resiliencia
condicionada: Donde CO ≥ Dmax+30%, hay oportunidad de estabilizar
servicio y reconstruir confianza. Donde CO < Dmax+30%, priorizar rehabilitación y
gestión de contingencias para evitar racionamiento.
- Ventanas de
oportunidad: La recuperación selectiva sugiere
que un
paquete bien dirigido (mantenimiento crítico, combustible seguro, N-1
en transmisión) puede convertir años venideros con
cobertura plena.
Implicaciones
operativas y de política
Resolver la crisis eléctrica requiere de un conjunto
de acciones holísticas de políticas públicas, operativas y tecnológicas, donde
debe dársele prioridad a la participación del sector privado en todas las fases
que conforman a la industria eléctrica. Dentro de estas se mencionan las
siguientes:
- Priorizar
disponibilidad sobre nueva capacidad: Rehabilitar
unidades y asegurar combustible gas tiene inmediatamente mayor retorno
económico y tecnológico que añadir
MW nominales. La recuperación sostenible depende más de la disponibilidad
de combustibles y líneas de transmisión, que de nuevos MW.
- Gestión de
contingencias y N-1: Asegurar que el sistema
resista la pérdida de una gran unidad/corredor sin caer por debajo de
Dmax+30%.
- Mantenimiento
y repuestos críticos: Actualizar programas de
mantenimiento diferido e inventario de repuestos para sostener el % operativo
>60–70%.
- Plan de
combustible y despacho económico realista:
Contratos firmes de suministro de gas/diésel que reduzcan la indisponibilidad
termoeléctrica.
- Generación
con renovables: Explorar la factibilidad técnica –
económica de instalación de capacidad nueva en renovables para áreas
aisladas o necesidades puntuales de la industria cibernética
Conclusión
El recorrido histórico del sistema eléctrico
venezolano revela una paradoja estructural: poseer una de las infraestructuras
más robustas de América Latina no garantiza estabilidad ni continuidad del
servicio. La gráfica presentada —con sus fases, márgenes y brechas— ilustra con
claridad que la potencia instalada es solo una parte del relato. Lo que verdaderamente define la resiliencia
del sistema es la capacidad operativa disponible frente a la demanda máxima más
un margen prudencial.
La caída del porcentaje operativo en la Fase III no solo refleja fallas técnicas o logísticas, sino también una pérdida de confianza en la gobernanza del sistema. El gran apagón de 2019 no fue un evento aislado, sino el síntoma visible de una fragilidad acumulada. Sin embargo, el rebote parcial hacia 2024 sugiere que hay ventanas de oportunidad: con mantenimiento dirigido, combustible seguro y gestión de contingencias, es posible reconstruir cobertura plena.
En este contexto, las energías renovables emergen no solo como complemento, sino como alternativa estratégica. En zonas aisladas, industriales o vulnerables, instalar capacidad solar o eólica puede ser más viable —económica y logísticamente— que rehabilitar unidades térmicas obsoletas o dependientes de combustibles escasos. Además, su modularidad y tiempos de implementación reducidos permiten reforzar la resiliencia territorial sin esperar grandes obras. Un sistema eléctrico sostenible no se define por una sola fuente, sino por su capacidad de adaptarse, diversificarse y garantizar continuidad bajo incertidumbre.
Esta retrospectiva invita a repensar las prioridades. No se trata de añadir más megavatios termicos, sino de recuperar los que ya existen y complementar con renovables donde sea más eficiente. La planificación debe centrarse en disponibilidad, confiabilidad y calidad del servicio. En ese sentido, el uso del indicador Dmax+30% como umbral estratégico es más que una fórmula técnica: es una herramienta de política pública que comunica urgencia, vulnerabilidad y posibilidad.
El sistema
eléctrico venezolano puede volver a ser referencia, pero solo si se reconoce
que la resiliencia no se mide en capacidad instalada, sino en capacidad
disponible. La diferencia entre ambas es donde se juega el futuro energético
del país.
ANEXOS
[1]
La capacidad hidroeléctrica no incluye la de la represa de Tocoma de 2160 MW (en
construcción). Por otra parte, la capacidad hidroeléctrica en el occidente
del país de 625 MW está incluida en el total nacional.
lunes, 20 de octubre de 2025
Venezuela. Taladros Vs. Producción de Petróleo
Por: Nelson Hernández
A nivel global, en la industria
petrolera hay una máxima de gran cumplimiento: A mayor numero de taladros mayor
producción de petróleo.
En el
caso venezolano esa máxima ha dejado de cumplirse, tal como lo refleja la
grafica que muestra la producción de petróleo y el número de taladros activos
para el periodo 1982 – 2024.
En Venezuela, más taladros no
siempre significan más producción porque la relación está mediada por factores
de calidad de yacimientos, estado de la infraestructura, gestión operativa y
contexto político-económico.
Las razones principales para que esa correlación se rompa, entre otras,
son:
- Declinación natural de los yacimientos
- Muchos campos maduros en Venezuela
(especialmente en el oriente y occidente) han entrado en fases de
declinación.
- Aunque se perforen más pozos, la productividad
por pozo es mucho menor que en décadas anteriores.
- Productividad heterogénea de los pozos
- No todos los taladros perforan en zonas de alto
potencial.
- En la Faja del Orinoco, por ejemplo, los pozos
requieren técnicas de mejoramiento (upgrading, dilución, inyección) para
producir crudos extrapesados, lo que limita la eficiencia de cada
taladro.
·
Infraestructura deteriorada
- Oleoductos,
estaciones de flujo, mejoradores y refinerías han sufrido años de
desinversión.
- Aun si se perforan pozos, la capacidad de
evacuar, procesar y exportar el crudo está restringida.
- Limitaciones tecnológicas y de servicios
- La industria de servicios petroleros (Halliburton,
Schlumberger, etc.) redujo operaciones en el país. Esto afecta la
disponibilidad de equipos de completación, fractura, bombeo y
mantenimiento.
- Gestión y entorno institucional
- Sanciones internacionales y restricciones
financieras han limitado la importación de diluyentes, repuestos y
tecnología.
- La falta de transparencia y planificación
estratégica reduce la eficiencia de la perforación.
·
Producción sin taladros activos
- Entre 2020 y 2023, hubo periodos con cero
taladros activos, pero la producción se sostuvo parcialmente gracias
a reacondicionamientos
menores (RA/RC) y trabajos de reparación sin perforación. Esto
explica por qué la curva de producción no cae exactamente al ritmo de la
curva de taladros.
Del grafico se desprende que:
- Hasta finales de los 90 (Etapa I): la correlación era más
clara, pues nuevos taladros en campos convencionales generaban aumentos
directos de producción.
- 2000–2015 (Etapa II): la producción se mantuvo
relativamente alta con fluctuaciones, pero ya no crecía proporcionalmente
al número de taladros.
- 2015 en adelante (Etapa III): colapso simultáneo de
taladros y producción, aunque la caída de producción fue más lenta gracias
a trabajos menores y pozos previamente perforados.
Conclusión
La aparente “desconexión” entre
taladros y producción en Venezuela se debe a una combinación de yacimientos
maduros, pozos menos productivos, deterioro de infraestructura, restricciones
tecnológicas y factores políticos. En otras palabras, no basta con tener
más taladros: se requiere un ecosistema operativo y de servicios que convierta
esas perforaciones en barriles efectivos.
sábado, 18 de octubre de 2025
lunes, 13 de octubre de 2025
martes, 30 de septiembre de 2025
viernes, 26 de septiembre de 2025
VENEZUELA. Consumo de Energía Per Cápita
VENEZUELA. Consumo de Energía Per Cápita
Por: Nelson Hernández
La gráfica de consumo de energía
per cápita en Venezuela entre 1965 y 2025 revela varias capas de interpretación
estratégica, histórica y prospectiva. Tendencias
Generales Lecturas
Estratégicas
El consumo energético per cápita aumentó de forma constante durante cuatro
décadas, reflejando expansión industrial, urbanización, y subsidios
energéticos. Este período coincide con el auge petrolero y la
consolidación de infraestructura energética.
El máximo consumo se da en años de bonanza petrolera y gasto público
elevado. Esto sugiere una alta elasticidad entre ingresos fiscales y
demanda energética, especialmente en sectores residenciales y transporte.
La caída pronunciada indica una contracción económica severa, deterioro de
servicios públicos, migración masiva y pérdida de capacidad industrial. Es
un reflejo directo de la crisis estructural del país.
Aunque leve, el repunte sugiere estabilización parcial, quizás por
reactivación de sectores específicos, electrificación rural, o mayor
eficiencia en el uso energético. También puede reflejar un cambio en la
matriz energética o en patrones de consumo.
El consumo per cápita energético está estrechamente ligado al PIB per
cápita, calidad de vida y acceso a servicios. Su caída implica retroceso
en todos esos frentes.
Comparado con países vecinos, Venezuela pasó de estar por encima del
promedio latinoamericano a quedar rezagada. Esto puede usarse para
ilustrar pérdida de competitividad energética.
El bajo consumo actual también representa una oportunidad: hay margen para
crecimiento sostenible si se rediseña la matriz energética, se moderniza
la infraestructura y se atrae inversión.
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