Henry Jiménez Guanipa:
Política, Petróleo y Corrupción
Ene 12, 2017 11:25 am
Publicado en: Opinión
Aunque la corrupción ha sido un fenómeno muy presente en las sociedades latinoamericanas desde hace varias décadas (lamentablemente), su crecimiento ha sido sorprendente en los últimos 14 años, justo a partir del ascenso al poder del ala izquierdista, populista y nacionalista de al menos 6 países: Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. En éste incluso con un corte militarista.
Venezuela ha sido el país que ha facilitado la alianza del grupo de los 6,, apalancado en la inmensa riqueza proveniente de los altos precios del petróleo que comenzó desde el 2001) y en el fuerte liderazgo de su presidente, el carismático Hugo Chávez, quien no tuvo la más mínima consideración de proyectar una revolución continental a cualquier precio, convencido de que los petrodólares no se agotarían.
De este modo emprendió su campaña internacional, chequera y negocios en mano, para favorecer a partir de 2003 el inicio de la era de los Kirchner en Argentina y de Lula y Dilma en Brasil, ambas concluidas. Luego se enfocó en Evo Morales en Bolivia haciéndole llegar cuantiosas ayudas para facilitar su acceso al poder desde 2006 y que se extenderá hasta 2020, en razón a sus 3 triunfos en fila. Rafael Correa, también apoyado por los petrodólares venezolanos, se hizo con la presidencia de la República del Ecuador en 2007, ganando 3 elecciones, pero concluirá este año y no irá a una nueva reelección, por lo que su época habrá concluido. Finalmente Daniel Ortega en Nicaragua, gracias al dinero de los venezolanos “regalado” por Chávez, ascendió a la presidencia en 2007 y tiene la firme convicción de perpetuarse más allá de 2021 cuando concluya su cuarto período, directamente o a través de su esposa, que ya es la vicepresidenta.
En la gráfica que se presenta abajo, elaborada a partir de los informes anuales de Transparencia Internacional (TI) (1999-2015), se observa como la percepción de la corrupción en el grupo de los 6 crece sostenidamente desde 2003 y se dispara a partir de 2009, con la afrenta para Venezuela de constituir el más corrupto de todos.
Para 1999, todos los integrantes del grupo de los 6, promediaron el puesto 70,5 de la lista de los informes de TI, y para 2015 se ubicaron en el puesto 112, de 167, ocupando Venezuela el No. 158. El que aparecía como el menos corrupto era Brasil, ubicado en el puesto 45 en 1999, pero en 2015 alcanzó el No. 76. Argentina pasó del 71 al 107, Bolivia del 80 al 99, Nicaragua del 70 al 130 y Ecuador del 82 al 107.
El caso venezolano no podría ser de otra manera, si tomamos en consideración que Chávez asumió el financiamiento de partidos y movimientos políticos de la región para la toma del poder y la instauración del mal llamado Socialismo del Siglo XXI. En otros países como México, por ejemplo, algunos movimientos de izquierda recibieron apoyo económico de Venezuela, sin que alcanzaran el objetivo de la toma del poder por parte de su candidato, aunque sí estuvieron cerca.
La corrupción en el grupo de los 6 y más allá, es muy compleja. Lo que comenzó como un medio para promover e imponer un modelo político fue desdibujándose, hasta convertirse en un problema de tal gravedad, que ha desmantelado -en el caso venezolano- su democracia y abiertamente se le reconoce como una dictadura, su economía está arruinada y la inmensa mayoría de la población ya es pobre y no accede ni a los alimentos, ni a las medicinas. La delincuencia amparada por la tiranía que gobierna obliga a millones de venezolanos a emigrar como única salida para salvarse de la tragedia, una especie de guerra no convencional contra el pueblo.
Al nivel que ha trepado la corrupción en este país no es comparable con el del resto del grupo de los 6. Mientras se ha dicho que el piso del monto de la corrupción por parte de chavistas, maduristas, militares, banqueros y falsos empresarios es de 300 mil millones de dólares (véase El Gran Saqueo: Carlos Tablante), en Brasil se habla de cerca de 40 mil millones de dólares. La procedencia de esta cifra está básicamente en relación con las industrias petroleras como Pdvsa y Petrobras. De allí que en el resto del grupo los montos son menores.Las investigaciones continúan y poderosos países afectados, como EEUU, cada día aportan nuevos elementos sobre la dimensión de este flagelo. Recientemente se ha podido develar parte de los tentáculos de la faraónica empresa brasileña Odebrecht y el alcance continental de los sobornos pagados a gobiernos y empresas.
Nuevamente Venezuela, al lado de Brasil, centran la atención como fuentes proveedoras de negocios y dólares para esa compañía brasileña y su amplia red internacional.
Según el testimonio dado a la Policía Federal de Brasil en febrero de 2016 por un asesor político, Odebrecht habría donado 35 millones de dólares a la última campaña presidencial de Chávez en 2012, a cambio de contratos para la compañía carioca para construir puentes, carreteras e incluso cimentaciones para vías de ferrocarril, que por cierto nunca llegaron a concluirse, sin que esto liberara a la empresa de pagar hasta 98 millones de dólares en sobornos a funcionarios venezolanos. Véase la siguiente gráfica tomada de, El Economista: Odebrecht también sobornó en la Venezuela chavista).
Las pruebas acumuladas hasta ahora indicarían que Odebrecht se convirtió en la contratista preferida por Chávez, con la ayuda de su aliado y amigo cercano, el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Por tal motivo, fiscales brasileños acusan al ex presidente precisamente de hacer lobby ilegal para obtener contratos para Odebrecht en varios países fuera de Brasil, incluyendo a Venezuela. Este caso podría ser uno de los tantos denunciados hasta ahora. Las pesquisas avanzan y lo más probable es que seguirán apareciendo las conexiones de la corrupción de Venezuela, Brasil y el resto del grupo en toda la región.
De este modo queda en evidencia como el ejercicio sin escrúpulos del poder político, armado del dinero proveniente del petróleo, se convirtió en la fórmula que creó un monstruo fuera de control en dos de las grandes potencias petroleras de Latinoamérica. Hasta dónde llegan sus extremidades? Qué debemos hacer? Cómo detener semejante maleficio? En qué nivel de desarrollo se encuentra en el resto del grupo de los 6 y más allá?
La tarea es titánica y no podemos abandonarla. Una vez derrotada la dictadura es necesario un pacto contra la corrupción. La dimensión de la ruina del país debe hacernos reflexionar para impulsar una auténtica transformación política, económica, social y sobre todo, cultural.
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