Rafael
Gallegos
Claro
que perdimos. Y claro que podemos perder casi todas las gobernaciones el 16 de
diciembre. Estamos boca abajo. No lo dude. ¿Y qué?
A
los líderes de la oposición no les queda otro camino – pilas y guáramo- que
imitar a Churchill cuando en medio de los bombardeos de Hitler, pronunció su famosa frase: sólo tengo para
ofrecerles sangre, sudor y lágrimas.
Por
cierto, no comparto la idea de que el triunfo de la “revolución” es sospechoso.
No, eso sería un eufemismo. Fue fraudulento. ¿Qué tenían los votos? Sí, los
tenían. ¿Qué nos faltaron testigos? Sí, nos faltaron. ¿Entonces? Lo fraudulento
estuvo… en el ventajismo. Y no sigo, porque no quiero llover sobre mojado.
¿Y ENTONCES, QUÉ HACEMOS?
Podemos
llorar como Baobad, el rey moro al que su madre le dijo lloras como mujer lo
que no supiste defender como hombre (claro, no sé a que mujeres se refería, no
sería a las nuestras…muchas más valientes que nuestros hombres).
Podemos
alquilarnos como plañideras y llorar a gritos sobre el cadáver de la derrota.
Podemos “desilusionarnos” y decir, no voto más.
Podemos irnos para Miami.
O… podemos brincar la talanquera.
Y
con todas estas salidas, el gobierno se reirá de nosotros mientras se prepara
para quedarse en el poder hasta el dos mil siempre. Como sus hermanos
ideológicos del adoptado castro comunismo.
La
otra salida, es la del Libertador en Pativilca. Con fiebre, derrotado, sin
armas, con su ejército desmoralizado, dijo triunfar… y triunfó. Preso,
escondido, hambriento… hasta trató de suicidarse. Pero al final, privó su
decisión de triunfo.
O
la de Mandela, quien contra todos los pronósticos, materializó su misión luego
de tres décadas preso. Ese sí estaba
boca abajo… y triunfó.
O
la de los chilenos opositores a Pinochet, que triunfaron luego de 17 años
perseguidos, exiliados, inciliados, torturados, asesinados.
Ejemplos
sobran de líderes y de pueblos, que estando boca abajo, al final triunfaron.
Y
nunca es tarde. ¿Cuánto falta? No importa. La lucha es el camino. Quince años esperó Bolívar. Y si Churchill no hubiera llegado a
los setenta años… no hubiera sido Churchill. No se está joven, ni viejo. Se
está vivo, luchando.
Como
dijo el gran Rómulo Betancourt, adelante, por arriba de las tumbas adelante. Y
estuvo preso, exiliado, sin dinero, con el mundo dándole la espalda. En 1957
Pérez Jiménez parecía eterno luego del fraudulento plebiscito. Un año después… Betancourt
era Presidente de la República.
No
hay nada escrito. La única ruta es la voluntad de triunfo. Pilas y guáramo son
nuestras primeras necesidades.
Tenemos
líderes: Capriles, Aveledo, Ledezma, Ramos, Leopoldo, Velásquez, María Corina…
toneladas de líderes. Jóvenes y viejos.
Tenemos
unidad. Ese es nuestro tesoro. Nuestra gallina de los huevos de oro. Y no solo
de gente, de partidos. De ONGs y miles de organizaciones.
Tenemos
metas… si fuera sólo la democracia,
no sería poca cosa.
Pero,
también tenemos que cambiar algunos enfoques.
Como
por ejemplo exigir transparencia al
CNE. Ser más firmes en la lucha contra el obsceno ventajismo.
Luchar
de frente contra las inconstitucionales comunas del comunismo.
Y
reclamar y exigir valentía. Nada de
justificar a los miedosos, por un trabajo o por un contrato, o por una vivienda
en el país de nunca jamás. A exigir valentía a los empleados públicos y a los
refugiados y a los beneficiarios de las misiones, que estén en contra del
comunismo. Ya está bueno. Con pusilánimes no llegamos ni a la esquina.
Ser
más frontales en la lucha contra los abusos de esta semi dictadura y semi
democracia (semi semi, algo así como
nini). Exigir la libertad de los presos políticos, el entierro de las listas
fascistas, el retorno de los exiliados. El pago de los pasivos laborales. Pronunciarse inequívocamente acerca de las
multas a los heroicos imputados del petróleo. Tema de nuestro próximo
artículo.
Y
si perdemos, a seguir luchando. A denunciar el ventajismo. ¿Sin ventajismo, hubiera ganado Capriles? He ahí lo fraudulento.
Hay
que cambiar el miedo por la Fé.
Ya
llega el lobo. Por lo menos tengamos la valentía de la caperucita. Y
perseverancia. A votar en las Regionales. Y si perdemos fortalezcamos la unidad, la
organización, la estrategia, los conceptos políticos.
No
vale rendirse. Sangre, sudor y lágrimas… por ahora.
Churchill
y Roosevelt derrotaron al fascismo.
Bolívar al poderoso absolutismo español. Betancourt a los militaristas y a los
comunistas.
Y
no fue fácil. Todos estuvieron en algún
momento al borde del abismo. Pero
tuvieron Fe en ellos y en las tendencias de la historia.
Los
grandes hombres también lloran; pero sus lágrimas fecundan la tierra. De peores fosos, los pueblos han llegado a mejores
cimas. A cosechar democracia, pues.
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