Rafael Gallegos
Se
solicita Presidente de la República…. favor abstenerse fotocopias.
Así
habrá que plantear nuestras exigencias ante el marxismo hereditario que nos ofrecen.
En Corea del Norte, el nieto. En Cuba, el hermano. En Venezuela… según ellos,
el hijo. El mismísimo viejo Marx se hubiera horrorizado ante tanto fotocopismo
leninismo.
El
nieto de la dinastía Kim de Corea, heredó el puesto de su padre, y éste del
suyo, o sea, es una fotocopia de una fotocopia. Por eso es tan borroso.
Mientras su pueblo pasa cíclicamente hambrunas que solventa la capitalista
Corea del Sur, el líder fotocopia de fotocopia, sueña con ganar la madre de
todas las batallas y amenaza al mundo con una guerra nuclear.
Y
el comandante Raúl Castro, en el
comunismo monárquico de Cuba, modelo, guía y ahora jefe de esta
“revolución”, es también una fotocopia de su hermano. Al igual que éste, con el
mayor desparpajo realiza elecciones
libérrimas, donde usted se puede lanzar siempre que lo haga por el partido y
usted puede votar por quien quiera, siempre que sea por el candidato del
partido. Y usted puede decir lo que quiera por la prensa, siempre que se lo
publique Gramma. Fotocopia de su hermano. Pero por lo menos Raúl no se la pasa nombrando
a Fidel en todo momento.
Contrario
a nuestro Presidente- encargado obra, gracia e interpretación del TSJ- Nicolás
Maduro Moros, quien además de ser una borrosa fotocopia de su líder, se jacta
de ello a cada paso.
¿Dónde
están sus ideas originales, su programa de gobierno original, sus aportes para
mejorar esta popular “revolución” que ha
desvalijado a Venezuela?
Sólo
copia de su líder las amenazas, los insultos, las peroratas históricas… hasta
los cantos. A este paso, obtendrá sus mismos resultados; pero peores: más
división del alma nacional, más devaluación, más inflación, más escasez, más
ranchos, más violencia, más pobreza… menos producción, menos oportunidades para
los jóvenes, menos empleos buenos, menos
calidad de vida.
Candidato
Maduro, ¿alguna idea original para revertir tanta desfachatez?
POLÍTICOS ORIGINALES Y POLÍTICOS COPIA
Todos
los grandes estadistas han sido auténticos, originales. Bolívar dibujó la
Independencia. Churchill ganó la Guerra, contra toda esperanza. Betancourt, el padre de la democracia venezolana, derrotó
la sublevación de izquierda comandada por Fidel Castro. Figueres logró el progreso y la estabilidad en
Costa Rica y acabó con los “héroes” militares y golpes de estado, luego de
eliminar las fuerzas armadas. Lázaro Cárdenas, materializó los logros de la
Revolución Mexicana, al ejecutar la Nacionalización del Petróleo y la Reforma
Agraria. De Gaulle, a punta de ideas, logró para
Francia el triunfo en la en la Guerra y la prosperidad en la paz. Ninguno era fotocopia de nadie, todos eran
obstinadamente originales.
Por
otra parte, las fotocopias refuerzan lo que se dijo a propósito del Quijote de
Avellaneda: nunca segundas partes fueron buenas.
Agustín Avellaneda fue un fraile agustino que,
dado el éxito del Quijote, se empeñó en copiarse y sacó una y que segunda
parte… muy mala. Y no darle vergüenza. Pasó a la historia como un gran copión.
Jamás como un gran escritor. Cuando Cervantes, publicó la verdadera segunda
parte, fue un éxito. Es que Cervantes… fue obstinadamente original.
Fotocopias
en política sobran. Por ejemplo, Tachito Somoza, Baby Doc, María Estela Perón, todos
terminaron con las tablas en la cabeza. En Venezuela, la fatídica dinastía
Monagas, padres, hermanos, hijos, sobrinos. Tanta fotocopia trajo como
consecuencia… la Guerra Federal. Puro
fracaso.
En
política, nunca las fotocopias fueron buenas. Ninguno pasa a la historia como
un gran político, ni recogen el menor agradecimiento de sus pueblos.
Por
ello es importante destacar la originalidad de Henrique Capriles. No copia a
nadie. No es el muchacho de mandados de ningún líder. Es abogado. Es bilingüe. Todos sus cargos políticos han sido por
elección popular. Tiene algo que ofrecer. No es una sombra de ningún pasado. Un candidato original.
Recordemos
que una obra de arte original, vale infinitamente más que sus copias. Monas
lisas sobran en las casas de muchos de mis lectores, o guernicas, o últimas
cenas, o tamatetes. Y a nadie se le ocurre que alguna de esas copias valga ni
la sombra de lo que vale su original.
Después
de quince años, la “revolución” merece un candidato que la renueve. Que diga yo
haré y no que hubiera hecho Chávez. Que plantee que pienso yo, y no que pensaba
Chávez. Un candidato yo, yo, yo y no Chávez, Chávez, Chávez. Con todos sus
defectos, no se puede negar que el Presidente Chávez… fue original.
La
Galería de presidentes de Venezuela está a punto de colgar otro cuadro.
¿Original o copia? Usted decide lo que merece nuestro futuro.
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