martes, 27 de noviembre de 2012

VIVA EL CAPITALISMO

                      Rafael Gallegos                                                                           

Llegó la hora de definiciones. O somos comunistas, o somos capitalistas. No hay lugar para medias tintas, ni se acepta guabineo. O se está embarazado o no se está. Nadie está medio embarazado. Y créalo, Venezuela está preñada de totalitarismo. Es imperativo tomar posición.
O estamos con esta destrucción adrede de instituciones, petrolera, básicas de Guayana, industrias, agro y sobre todo del alma nacional, a objeto de mantener un mesías en el poder para toda la vida… o estamos plenamente identificados con la  con la reconstrucción de Venezuela.
Si usted está de acuerdo con el exprópiese, considera a los empresarios una guarida de Alí Babá, no cree en el mercado ni en la propiedad privada, pero sí cree en los presidentes forever y en las comunas, no lo dude, usted es comunista. O sea, apoya el régimen totalitario cubano, pana y modelo de esta “revolución” y el país más igualitario (por abajo) y reprimido (por todos lados), de América.
Pero si usted cree en el libre mercado y en la empresa privada, no lo dude, usted es capitalista. Así, sin apellidos. No se deje embaucar por los demagogos, capitalista.
Sé que no es fácil decir esto en un país donde desde el final de la Guerra Federal, nadie quiere ser tildado de conservador. Liberal era Guzmán Blanco y liberal el Linares Alcántara que le tumbó las estatuas, bautizadas por el pueblo como manganzón y saludante. Tan liberal era Andueza Palacios tratando de reformar la Constitución para quedarse cuatro años, como Joaquín Crespo, que lo sacó por abusador… y sin que le quedara nada por dentro, se quedó seis años. Enemigos jurados; pero eso sí… todos liberales. Ser conservador, era una raya.
Y en el siglo XX, nadie ha querido ser de derecha. Todo político que se precie es de izquierda, o de centro izquierda, o de izquierda radical, de izquierda cristiana, de izquierda protestante, o de izquierda light…
Nuestra historia nos ha inculcado que los de izquierda son de buenas intenciones y los de derecha, los malos de la película, que buscan enriquecerse a costa de los obreros y campesinos explotados.
Hemos oscilado entre el simplismo de una avara derecha tipo Rico Mc Pato, y una maravillosa izquierda tipo Robin Hood. Mitos útiles para un parabrisas: izquierda derecha, derecha, izquierda. Pero Venezuela es algo más complejo: un país que requiere estrategias, y no intenciones,  para acabar con tanta injusticia.
Y con esas intenciones tan maravillosas como inoperantes, esta “revolución” nos ha empedrado el camino del infierno. Que vamos llegando. ¿No siente el calorcito?
Buenas intenciones izquierdosas, como las del comunista Stalin, que mató millones de rusos en sus purgas y en su colectivización.  O como las de Mao, que con su Gran Salto Adelante (comunas en 1957), provocó la muerte por hambre de millones de chinos. ¿Ese esto lo que usted  quiere para Venezuela?
¿No?, entonces no lo dude, usted no es comunista. Es capitalista, porque no hay más. Comunismo…o capitalismo.
Y claro, no todos los capitalismos son iguales. Pero en todos se  respeta la propiedad privada y el libre mercado. A estos factores hay que moldearle el país que queremos: agregar  las estrategias de desarrollo y políticas   sociales dirigidas a acabar   con la pobreza y no a maquillarla con fines publicitarios.  Políticas que redunden en hambre cero, educación, hospitales, empleos. Ah! Y todo en un marco de libertades, respeto al ciudadano, elecciones limpias, alternabilidad… democracia.
Eso es capitalismo. El que queremos, como el de Chile, Japón, Costa Rica, Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Holanda, Noruega… todos son capitalistas, democráticos y por ende… prósperos.
En todos hay gente que todos los días sale de la pobreza. No como en este régimen, donde se sale de la pobreza solo por la vía estadística, porque en la realidad, siguen los ranchos, la violencia, las malas escuelas, la insalubridad, los apagones.
En todos esos países hay una clase media dotada de herramientas para mantener su condición. Contrario a la de este socialismo (o comunismo en ciernes), agobiada por la inflación, la expropiación, el cierre de empresas que generan buenos empleos, el ahogamiento financiero de las universidades autónomas.
Y el único antídoto contra este comunismo, es el capitalismo moderno y democrático. Como el de los países prósperos. Ya está bueno que este régimen se copie de Cuba, el peor alumno del salón.
Todas las sociedades exitosas del mundo son capitalistas. No hay países prósperos sin empresas prósperas, ni uno solo… cuente.
En todos los países comunistas, lo que hay es hambre y represión. Entonces, ¿capitalismo o comunismo?  Siéntase orgulloso de ser capitalista. Es el único antídoto contra esta barbarie que nos quieren inocular.

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