viernes, 23 de noviembre de 2012

Parasitosis electrizante

 José Aguilar 

35 meses en crisis, que no ocurría aun con El Niño, de haber puesto dos mil 500 MM en mantenimiento para plantas térmicas

Hace seis días que quedaron atrás los dos años del apagón informativo que la dedocracia comunista lo atropella por capricho, manteniéndolo sin saber la realidad de su sector eléctrico. Por eso lo multan y le meten cuentos. Esto es una verdadera parasitosis electrizante, corrupta hasta la médula, veamos cómo funciona con la generación, es decir, lo que atañe a las plantas donde se producen los megavatios, que le hacen falta a usted y su familia.

En una planta eléctrica, hay que hacer mantenimiento (hacer el bien), eso prolonga la vida útil de: turbinas, generadores, calderas y transformadores de las plantas a intervalos definidos, que se atrasan o no se hacen por "falta de recursos" pese a que su petróleo ha volado a más de 100 dólares el barril. Estos mantenimientos no se hacen porque no son "negocio".

Hacer "negocios", (corrupción), con unidades todas caras, inconvenientes y muchas veces no todas nuevas, aprovechando la crisis eléctrica. Aquí la parasitosis, es rapaz, pero aún no termina el drama, hay algo peor...
Hacer el mal, eso es el norte comunista: La parasitosis eléctrica hace daño a su calidad de vida, explotando a los trabajadores eléctricos, arruinando la economía nacional para propulsar las economías "amigas" que ahora nos venden, lo que antes hacíamos aquí. Veamos con números, todas las cifras en millones de dólares.

35 meses en crisis, que no ocurría aun con El Niño, de haber puesto dos mil 500 MM en mantenimiento para plantas térmicas. Hacer el bien no justificaría "gastar" 45 mil MM en "negocios" de generación (donde 25 mil MM, no son otra cosa que "la tajada" de la sociedad de cómplices), resultado: un daño de 110 mil MM a la economía.

Hacer el bien (mantenimiento) es 10 veces menos importante que los "negocios" en unidades "nuevas" (que tampoco, serán bien mantenidas), y es 44 veces más importante hacer el daño al futuro del país, perpetuando la crisis, bajo el apagón informativo. Hay un cortocircuito entre la retórica y los hechos.
En sus manos siempre estará corregir esta atrocidad y abrir los ojos, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. ¡Manos a la obra, que sí se puede!

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