miércoles, 16 de octubre de 2013

La historia no los absolverá

La economía venezolana está destrozada y su principal sustento, la industria petrolera, también...

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JOSÉ TORO HARDY
Cada vez vemos con mayor preocupación lo que ocurre en el país. Un equipo de amateurs, con poca o sin ninguna experiencia, se apoderó de las riendas del país. Con un "Manifiesto Comunista" bajo el brazo como única orientación y un trasnochado paquete ideológico, creyeron que podían transformar a Venezuela en un paraíso socialista. ¡Qué ilusos! Quizá uno de los sectores donde ese fracaso se hizo más evidente fue en la industria petrolera. Decidieron hacerse de la industria petrolera creyendo que con su simple voluntad, los mercados petroleros se arrodillarían ante los designios de la revolución. "Ni un barril más de petróleo para EEUU", solía decir el fallecido líder, sin darse cuenta de que allí las cosas se manejan de un modo diferente. Lo escucharon como quien oye llover, pero se dedicaron a tomar las medidas para no requerir ni un barril más de petróleo revolucionario. Y es que estos líderes de pacotilla no entienden que mientras más inseguro es el suministro de petróleo y más elevado su precio, mayor es el estímulo para desarrollar nuevas tecnologías para producir el petróleo que necesitan. Eso es exactamente lo que ha venido ocurriendo.

EEUU desarrolló una nueva tecnología -fracking- a través de la cual logran fracturar hidráulicamente las rocas en el subsuelo y extraer los hidrocarburos contenidos en los poros y en las capas de rocas.  Pues bien, resulta que el país norteño, que tiene la mayor reserva probada del mundo de este tipo de petróleo, se ha transformado ya en el mayor productor mundial de hidrocarburos, incluyendo petróleo y gas de esquistos, desplazando así tanto a Rusia como a Arabia Saudita. No pasará mucho tiempo antes de que sean ellos los que nos digan a nosotros, no necesitamos "ni un barril más de su petróleo"

 Como si lo anterior fuera poco, el amateurimo ideológico y la fenomenal irrresponsabilidad de nuestros líderes revolucionarios, los hizo creer que estaban al margen de las normas internacionales por el solo hecho de ser socialistas. Decidieron así modificar unilateralmente las condiciones de los contratos firmados durante la apertura petrolera, lo cual trajo como consecuencia que tuviésemos que enfrentar numerosos arbitrajes internacionales, los cuales hemos venido perdiendo sistemáticamente. El último de ellos, cuyo costo para el país algunos estiman en una cifra que puede oscilar en torno a los diez mil millones de dólares, fue en el caso de Conoco-Phillips.

 Asombrosamente, el mayor responsable de esta situación (aunque sea por la forma nepótica como pretendió manejar jurídicamente el caso) lo premian dándole uno de los más altos cargos del país.  Es bueno que los venezolanos sepamos que hemos perdido tres lustros de oportunidades. Fueron años durante los cuales contamos con ingresos petroleros que nunca antes hubiésemos imaginado y que fueron despilfarrados en una orgía de dádivas internas y externas sin precedentes. Lo único que parecía importar era el fortalecimiento de su revolución, olvidando por completo la sustentabilidad de la economía nacional.  Pero ahora llegó la hora del crujir de dientes. Ya las divisas no alcanzan y el impacto sobre los venezolanos, incluso sobre los más desprevenidos que creyeron en los cantos de sirena, va a ser fenomenal.

La economía venezolana está destrozada y su principal sustento, la industria petrolera también lo está. No enfrentamos a una inflación que va a ser cada vez mayor (en los últimos 12 meses llegó al 50% y en alimentos al 70%). La escasez va a hacer de las suyas. Debemos saber que mientras la irracionalidad ideológica de estos ilusos despertaba la avaricia de otros gobernantes que actuaron como sanguijuelas y a la vez que hipnotizaba a los sectores más pobres de nuestra población, otros países se dedicaron a trabajar en serio. El próximo 23 de octubre el Ministro de Energía y Minas de Brasil, Edison Lobao, va anunciar oficialmente el mayor descubrimiento "masivo" de petróleo "sub-sal" en las costas del estado de Sergipe.

Colombia, mientras tanto, aprovechando los conocimientos y la experiencia de los despedidos de Pdvsa, ha aumentado sustancialmente su producción. Lo mismo ha ocurrido en Canadá y en otras naciones. Mientras tanto, Pdvsa no va a quedar ni para el arranque, endeudada, politizada, desprofesionalizada, comprometida por muchos años su producción a futuro con China, sufriendo las consecuencias del abandono en las labores de mantenimiento y hundida en manejos inescrupulosos. La historia no los absolverá.

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