viernes, 16 de agosto de 2013

Memo #8 a Nicolás

Gustavo Coronel
 

Puros guilindajos en la hermandad de la podredumbre

Nicolás:
Mientras hablas sin cesar sobre tu “lucha” contra la corrupción y pides poderes especiales para parecerte al difunto, mantienes a los ladrones a tu mismísimo lado, como si fueran invisibles.

 en USA el hijo de Jesse Jackson y su esposa acaban de ser condenados a prisión, él por 2 ½ años y ella por 10 meses, por haberse apropiado de unos $700.000 que no eran de ellos. Mientras tanto, tu andas acusando a alguien de la oposición quien pagó Bs. 40.000 a una agencia de festejos, pero no dices nada sobre los contratos de Pedro Carreño con los cubanos, de la gabarra hundida de PDVSA, de la comida podrida de PDVAL, de los hoteles y masajes pagados por Smarmatic a Jorge Rodríguez, de los relojes de $50.000 del difunto (quien los habrá heredado?), del grosero nepotismo de Cilia Flores en la Asamblea Nacional, de los depósitos en el exterior de la familia El Aissami, de las empresas fantasmas de importación de Puerto (diosdado) Cabello mencionadas por el traidor Mario Silva en su grabación, de los $18 millones dados a un amiguito de Hugo Chávez (Danny Glover) para que hiciera una película (yo te aviso), de los regalos a la Cuba de los Castro, al violador  Ortega, al cocalero  Morales y a los hampones Kirchner, de los viajes en aviones del estado de la familia Chávez y de su nudismo en La Casona. Esta lista de crímenes pudiera ser de 10 o más páginas, Nicolás, porque tu pandilla es insaciable.

Y resulta que ahora estás hablando, más que nunca,  de combatir la corrupción mientras los excrementos morales que genera tu régimen  inundan la prensa nacional e internacional.

Esto que estás haciendo, Nicolás, ese desdoble a lo Dr. Jekyll y Mr. Hyde, representa un grave e imperdonable insulto a los venezolanos. Tu tendrás que pagar por este irrespeto a nuestra inteligencia y por tu falta de decoro.  Contigo hemos llegado, Nicolás, al límite de nuestra paciencia. Nadie se ha comportado tan  groseramente con el país como lo hizo tu difunto jefe y, ahora, te comportas tu. Al menos el difunto era un animador para la galleria, a  lo Sábado Sensacional,  pero tu eres como un payaso de circo de pueblo que nos averguenza cada vez que sales al exterior, ya vayas al Paraguay o al Vaticano, por la tosquedad de tu lenguaje y tus maneras de paquidermo en cristalería.

Mira, Nicolás, aunque ustedes no se robaran ni un centavo más,  ya han destruído al país y, además, nos averguenzan ante la comunidad de naciones.

La gente más o menos “curta” que sigue trabajando para tí,  lo hace porque son invertebrados. Me refiero a los embajadores quienes viven fuera de Venezuela, lejos de la suciedad y criminalidad de nuestras ciudades pero, eso sí,  cantando tus alabanzas para seguir mamando. Esos, Nicolás, son los peores delincuentes de tu régimen. Un Dario Vivas o una Iris Varela son así desde chiquitos pero los perfumados embajadores que andan por la ONU, por el lejano oriente o la OEA crecieron vestidos de marineritos y ahora no se quitan la cursi  busaca roja.
Nicolás, eres no solo tocayo sino hermano espiritual de Ceausescu. 

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