viernes, 14 de junio de 2013

En Resma...

Carlos Delgado

La noticia sobre la escasez de productos para consumo hogareño copa los noticieros de la República Bolivariana de Venezuela al extremo de que largas colas y escaramuzas de diversa intensidad y matices se suceden diariamente en todos los poblados y ciudades del país, con menor gravedad en la capital de la república. Los ciudadanos interioranos se han visto obligados a trasladarse hasta Caracas a comprar esos insumos o, en su defecto, a solicitar a sus familiares que los adquieran y se los envíen, de ser posible y, si esto ocurriese, tener la ventura de que no desaparezcan durante el servivio de encomiendas.

Los alimentos se llevan la palma gracias a las empresas cerradas, las expropiadas, las estatales, las que funcionan por debajo de la capacidad instalada, a importaciones irregulares que han permitido la pérdida de miles de toneladas de esos valiosos y codiciados productos, en los puertos del país. Hay abundancia de televisores, neveras, unidades de aire acondicionado a precios chinos regulados, ¡Todo una golilla!,  así como de dispositivos electrónicos, para todos los gustos. Por cierto, éstos no están limitados a las personas de altos ingresos y los burgueses sino que proliferan desde los ranchos de los barrios hasta las mejores quintas de las urbanizaciones más connotadas y desde los "hijos de papá" hasta esos muchachos realengos que salen a rebuscarse el día en cualquier tienda o avenida.

Durante las últimas semanas hemos sido noticia a nivel mundial ya que se ha armado un rollo por falta de ese papel que viene enrrollado y que se utiliza con fines sanitarios, mejor conocido como "papel tualé" o de tocador, por la parte delicada donde se aplica. Ya da hasta vergüenza salir de la bodega, supermercado, farmacia, bar y de la oficina con varios rollos de este preciado producto como si uno fuera un cagón o un revendedor que se caga en la madre de aquellos que no tienen la suerte de recibir el pitazo de que el papelito llegó a tal o cual mercado. Afortunadamente, tenemos AH1N1 y dengue, por ahora, pues, si la epidemia fuera cólera, la ira o rabieta sería de espanto y brinco pues la chorrera de gente en los puntos de venta sería interminable y continua. Podría seguirse la pista de los desgraciados como se hace en Paraguaná cuando los chivos presentan "cursería", después de embucharse cuanta rama y porquería encuentran entre cujisales y cardonales, una vez que los primeros nortes reverdecen la hermosa península.

Palabras en desuso se han puesto de moda, nuevamente, escusado, letrina, retrete, pozo séptico, cagalera, cagantina, deposición, deyección, evacuación, ñoña, boñiga, cagarruta hasta orto, ano, ojete, juraco, "rabisnéis", chocho, vulva, cuchara, pues todo ha de limpiarse y secarse. Pareciera que la práctica del aseo entre los venezolanos se incrementó "maltusianamente" mientras que la existencia de los rollos de papel "tualé" ha disminuido, como la esperanza de los pobres y engañados. El gremio de peluqueras ha armado un berrinche pues se ha visto impedido de hacer lo rulos a sus bellas clientes, tampoco tusas se consiguen ya que la producción de maíz también bajó. De continuar esta sensación de escasez, cuando a todos pareciera picarnos el culo, un grupo de intelectuales, muy indignados y sonrojados por andar con un rollo bajo del brazo, ha propuesto que el bendito papel se venda en resmas, tamaño carta, oficio y extraoficio, según la cagada, el porte y profesión del usuario. También sugiere este grupo que podría utilizarse papel bond, el cual abunda, ya que poca gente escribe ahora sino que "teclea" por internet y blackberry; otra alternativa sería papel maché, de lija, absorbente, de estraza, según las características del rabo del defecante y del tamaño de la obra. Para redondear la idea -cosa de intelectuales-, ya que muchas personas simulan leer algo cuando agotan la paciencia en la poceta, sugiere esta peña en vías de extinción, que cada hoja de la resma debe ser impresa -tipo pergaminos- con lecturas tales como manifiestos, arengas y discursos políticos, programas de gobierno, proyecciones y estadísticas económicas, planes presupuestarios, gacetas oficiales, resultados del 5 y 6, actas de matrimonio, promesas de pago, acuerdos de paz y ordenanzas municipales, multas de tránsito, ofertas y rebajas, editoriales y sucesos, a doble página y en papel reusable y reciclable.

Estos exquisitos hombres del pensamiento también proponen la práctica del estreñimiento como medida de ahorro, equivalente a no botar basura en la calle para que el servicio de aseo urbano no recoja tantos desechos.Todos luciríamos como intelectuales, el ego se dispararía y el disimulo se escurriría entre las piernas. ¿Qué tal?

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