domingo, 16 de junio de 2013

EL DESASTRE Y LA CALAMIDAD

Rafael Gallegos                                                              

Pérez Alfonzo calificó como Desastre, la gestión de CAP1. Hoy, observando cómo se deshilacha Venezuela, hubiera podido definir esta “revolución”, como… Calamidad.
La verdad es que el Desastre de CAP1 era un paraíso, al lado de esta Calamidad que hoy padecemos. Sin embargo, es válido comparar:
EL DESASTRE
El primer presupuesto de CAP1 triplicó al último de Caldera1. El país se inundó dinero. Por nuestro poder adquisitivo, parecíamos suecos u holandeses, cuando la realidad era que nuestra baja productividad, competía con la de cualquier país africano. Nos automoteamos los Tabaratos.
La renta petrolera fue superior a nuestra capacidad de gasto. Se aflojaron nuestros resortes productivos y sobre todo, los morales. Pérez Alfonzo denominó a esta situación “Efecto Venezuela”: exceso de dinero que nos haría equivalentes a un individuo que se ganara el premio gordo de la lotería y comenzara a comer siete veces al día, hasta que se descompensara. Venezuela, país descompensado. El Desastre.
Propuso limitar los ingresos bajando la producción de petróleo, ya que éste, en el subsuelo, se revaluaría y no sería malgastado.
Le dijeron loco, agitador y quijote. Cual Casandra, no le creyeron, hasta cuando sus fatales augurios, se cumplieron. A Pérez Alfonzo le dieron la razón, cuando ya era tarde. Cuando la deuda externa llegó a niveles inimaginables, en medio de un falso “pleno empleo” que duplicaba  la nómina del Estado y,  de una galopante corrupción.
Sin embargo, en descargo de la administración de CAP1, hay que recordar que creó el plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, invirtió grandes cantidades en Guri y Sidor, nacionalizó  las industrias del hierro y del petróleo, con plena continuidad operativa, creó los Módulos de Apure. Ah! y todo ello en democracia, de hecho AD perdió las elecciones.
Y de paso, no entregó a Venezuela a ninguna nación extranjera. 
LA CALAMIDAD
Hay un paralelismo  entre la época de CAP1 y esta Calamidad. Pero no se engañe, también hay muchas diferencias.
La gran similitud es el Boom Petrolero. Durante CAP1 fue nuestro primer gran boom. Estos quince años hemos vivido otro boom, gigantesco y larguísimo, que deja en pañales al anterior.
La “revolución” ha dispuesto de un mil cuatrocientos millones de millones de dólares. Y cual Sadim - Midas al revés- los han transformado en este país enfermo que  usted palpa todos los días.
 Hundieron la industria petrolera y las empresas de la  CVG, nacionalizadas por CAP. Ahogan a las universidades autónomas, como contrapartida a aquel exitoso Plan de Ayacucho. Quiebran la agricultura y la industria en general.
Como consecuencia, somos el hazmerreír del mundo porque no tenemos papel higiénico… ¿esa  es la tan cacareada “revolución”? Qué vergüenza.  
Records de escasez, devaluación, inflación, violencia, improductividad. Dicen los deslenguados que Guinness no sale de Venezuela certificando tanto record. Pura sima.
Ah!… y ni una obra  de infraestructura que identifique a esta “revolución”. Revise…
Y en cuanto al barniz democrático, ya nadie  les cree. El régimen está desnudo. 
¿A DÓNDE VAMOS?
La ruta de La Habana.
Por eso el presidente de la Asamblea de Venezuela, se entrevista con el de la Asamblea de Cuba, donde no hay ni un diputado de oposición. O sea… pura farsa.
Y luego con Fidel y su heredero. 54 años de dictadura férrea – miles de fu-si-la-dos. Para ellos, la emboscada en  nuestra Asamblea… ramos de rosas.
Y seguramente, habrán discutido los límites de la escasez y de la represión. Porque cuando los comunistas matan, es “revolución”. Pero lo hace Pinochet, y es crimen. Doble moral. Pero la historia… los juzgará.
Para  Cuba nos llevan… si es que esto sigue.
¿O usted, a lo bambi, cree que lo del “chip papa” maracucho fue una equivocación? Júrelo… un globo de ensayo.
Y en esta falsa comedia de las equivocaciones, el último capítulo, por ahora, son los aviones de la Gente del Petróleo.
Y quiero aclarar algo, los GDP no podemos comprar aviones de guerra porque no tenemos dinero. No nos han pagado las prestaciones, ni los salarios caídos, ni siquiera la caja de ahorros. De casualidad compramos comida. Sépanlo.
Sólo en  Venezuela, habemos más de 15.000 y nos persiguen y no nos dejan trabajar. Acepto debate.
Para comprar aviones de guerra, necesitaríamos disponer por lo menos del  desaparecido Fondo de Jubilados de PDVSA. ¿Dónde están esos reales?
En lugar de chillar porque y que compramos 18 aviones, deberían resaltar que los técnicos que ellos desecharon, levantaron la industria petrolera en Colombia. Claro, a los comunistas no les interesa la calidad de gestión.
Por ello, esta calamidad, es inducida. Y su reverso… no lo dude, la democracia. 

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