jueves, 17 de enero de 2013

23 DE ENERO: DEMOCRACIA… E INDEPENDENCIA

Rafael Gallegos                                                              
 
Esta es la revolución en reversa. Jamás Venezuela había retrocedido tanto. Parecen haber inventado la máquina de viajar al pasado. Pura vorágine.
Cincuenta años de retraso en producción de petróleo, de siderurgia, de agro, en producción industrial.
Ochenta años de retraso en institucionalidad, ya vamos llegando a la época de Gómez, cuando todos los poderes públicos estaban licuados en el dictador.
Ciento cincuenta años de retraso en formación del alma nacional, hoy rota como en la   época de Guerra Federal, cuando el odio de clases era tal, que degollaban a los blancos y a los que sabían leer y escribir. Al final, el país quedó destrozado… tanto para los ricos como para los pobres.
Doscientos años de retraso en desarrollo de la democracia. A paso de cangrejo vencedor, vamos llegando a  la época de Boves, cuando se confundía mayoría con turbas, igualdad con resentimiento y productividad con saqueo.
Siglos de retraso en Independencia. Aunque usted no lo crea, hoy arañamos la época de  la colonia. Con la elemental diferencia que antes de 1810, dependíamos de una potencia llamada España y ahora, del país más totalitario y marasmático de América. De  Cuba comunista, que de paso fue el último en independizarse del imperio español. Por cierto, primera vez en la historia que un país le paga a otro para que lo domine.
Por lo menos nuestros indígenas resistieron. Nuestros líderes, cual Malinche, se unen con los neo colonizadores para entregar, en bandeja de plata, a la patria. Es absurdo siquiera pensar que el Libertador are en el mar de la felicidad.
Si seguimos retrocediendo, pronto estaremos en la era de Trucutrú. Por supuesto, luego de pasar por la época de los faraones–momias, que gobernaban a Egipto.
Y no darles pena.
Este 23 de enero, debemos celebrarlo invocando como siempre, a la Democracia. Y ahora… a la Independencia. Por ello, es imperativo…

… REDIMENSIONAR EL 23 DE ENERO

Fecha gloriosa que se celebraba con gran pompa en los albores de la Democracia. Y luego cada vez con menos ímpetu. Parecía que no nos importaba, o que la democracia era algo natural en el proceso político venezolano. Que no había que cuidarla.
Venezuela se durmió en los laureles y mentes brillantes se dedicaron a actividades diferentes a la política. Muchos se hicieron militantes de la anti política.
Por allí se coló la marginalidad, el desencanto, la sensación de fracaso. Aspectos que dieron paso al llamado chavismo. Que no es quinta república, sino el doloroso ratón de la borrachera de la cuarta.
Las amenazas totalitarias del chavismo – que las hay y se pueden palpar cada vez más quemantes - han hecho imperativo rescatar el significado del 23 de enero.
Rescatar el derecho a vivir en democracia: elecciones limpias, separación de poderes, inclusión social y política, libertad de expresión. Aspectos cada vez más negados al pueblo venezolano.
La entrega al régimen cubano, con la complicidad de algunos países democráticos del continente, obliga a redimensionar al 23 de enero.
Ya no se trata de hacerlo sólo el día de la Democracia. Hay que agregarle, el día de la Soberanía.
El Libertador jamás hubiera aceptado tamaña sumisión. Siempre se negó a negociar con Inglaterra nuestra soberanía. De paso, José Martí, jamás comunista, tampoco hubiera aceptado esta forma de coloniaje.
Sesenta mil funcionarios cubanos gobernando en la milicia, los registros de propiedad, la electricidad, los puertos y paremos de contar. Como dice Diego Arria, en plena colonia, las tropas españolas jamas pasaron de veinte mil.
Un gran abrazo a la bloguera cubana Joani Sánchez, expresión del mayoritario y maravilloso pueblo cubano, quien de seguro tampoco confunde dominio de regímenes totalitarios, con integración latinoamericana.
El peor pecado que puede cometer un patriota es querer a otro país más que al suyo. ¿Qué dirán en el futuro los líderes de la “revolución”, que tan  presurosos acuden hoy a La Habana, a recibir instrucciones?
Hay que recordar al demócrata Rómulo Betancourt, quien le dijo a Castro que no tenía dinero cuando  éste le propuso utilizar el petróleo para “echarle una broma a los gringos” y luego lo combatió hasta derrotarlo  en la guerrilla, en el carupanazo, el porteñazo, el barcelonazo y tantas acciones,  donde el comunismo cubano trató de apoderarse de Venezuela. Gloria a esos demócratas que defendieron a la patria: Betancourt, Leoni, Villalba, Caldera, Larrazábal, Pérez, Juan Bimba y tanto militar y civil demócrata y patriota. 
El  23 de Enero tiene dos significados: la Libertad y la Soberanía. Y son indisolubles, como debe ser Venezuela. A marchar el 23 de enero. Y para los líderes de la oposición: unidad, pilas y guáramo.
Tenemos el impostergable deber de reactivar una patria democrática e independiente.

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