jueves, 20 de diciembre de 2012

POST CHAVISMO

Rafael Gallegos

  Perdimos. Nos pelaron en las regionales. ¿Y qué? Esa es la política. Ganar, perder, ganar, volver a perder. En el caso de los demócratas venezolanos, debemos tener claro que perderemos… hasta que logremos un triunfo contundente. La gran pregunta para el 2013, es si podremos lograr esa victoria. Ud. ¿qué opina? Yo, creo que sí. Comparto el término de arrebatón para definir la derrota en las regionales. El gobierno, para quien el grosero ventajismo se ha hecho costumbre, hizo a sus candidatos gobernadores paralelos, con mucho dinero, mucho más que a los gobernadores legales.

 Igualmente utilizó el tesoro público para la campaña de los candidatos de la “revolución”. Irrespetó a un árbitro que no se hace respetar en su empeño en parecer un ministerio. Todo un fraude procesal. Es verdad que no hay fraude contable, aunque habrá que esperar el final del drama de Andrés Velásquez en el Estado Bolívar. Por cierto, los demócratas estamos a la espera que el CNE la haga una llamada de atención, aunque sea para disimular, al vicepresidente Maduro por su proselitismo en pleno proceso de votación el 16 D. A pesar de tamaño ventajismo, los candidatos a gobernadores de la alternativa democrática lograron el 44% de los votos. ¿Cómo hubieran sido los resultados en igualdad de condiciones? Además, los “desencantados” de la oposición, no votaron. Si el Libertador se hubiera “desencantado”… seríamos todavía colonia de España. Pilas y guáramo son nuestras primeras necesidades.

 LA PARADOJA Perdimos las elecciones regionales… pero más grave sería que perdiéramos las perspectivas. Es imperativo desarrollar visión de helicóptero para observar integralmente el proceso político y no enredarnos en las ramas del bosque. Montados en el helicóptero, podremos observar la siguiente paradoja: a pesar de la derrota, tenemos mejores perspectivas que la “revolución” para el 2013. Veamos: En primer lugar, hay que elegir un nuevo CNE y unos nuevos magistrados, en los próximos meses. Para ello, se requiere del concurso de nuestros diputados. Lo que implica que se comienza a desmontar la hegemonía. En segundo término, ya comenzó el post chavismo. Lo decretó el Presidente cuando nombró a Maduro como sucesor.

Y eso, no es poca cosa. Si para la oposición es traumático enfrentar dos derrotas seguidas, imagínense para la “revolución” la expectativa de haber ganado unas presidenciales y no poder cobrarlas. Y peor, no tener “cobrador” para un muy probable nuevo proceso electoral. O sea… chao. Y ellos lo saben. Por primera vez la oposición tiene líder y el gobierno, no. Tenemos a Capriles Radonski, que en una excelente campaña sacó en octubre el 46% contra el ventajismo de Hugo Chávez. Y además hoy, flamante gobernador reelecto del Estado Miranda. Agregó a su record de KO, a otro vicepresidente. Y no hay dos sin tres.

 El gobierno, tiene a Maduro, o a Cabello, o tal vez otro aspirante. Por primera vez en quince años… no tienen un líder visible. Tienen que formarlo, venderlo y ponerle en la boca un programa de gobierno más allá de la cursilería populista que Chávez quería que yo prosiguiera su obra. Y no tienen tiempo. Y el líder que nombren para las probables elecciones presidenciales, ni remotamente aglutinará en un férreo puño a los militares, a los poderes, al gobierno central, al partido, a los procubanos, los militaristas y sobre todo al pueblo.

Porque en las democracias, el poder no se hereda. Ni de lejos el sucesor heredará el 55 % de los votos de Chávez el 7 de octubre. Además, la oposición es absolutamente unitaria, mientras que al gobierno… ya se le ven las fisuras. El sentido común nos indica que el candidato del gobierno que resulte para el 2013, está marcado por la derrota. Lo que quiere decir que Venezuela, guiada por Capriles, está destinada a la democracia y la prosperidad.

 Y en el caso de un improbable triunfo “revolucionario”, el nuevo presidente tendría que dialogar, transigir… democratizarse. Desdibujar una “revolución” que en el argot hípico, está más que en la recta final, en la línea roja. Rojos en la línea roja. Las cartas no están echadas… todavía. Las estamos barajando. Estamos barajando el absoluto reconocimiento a Capriles. La maximización de la acción unitaria. El abandono del paralizante “desencanto”. La maximización de la maquinaria. Y lo más importante, la conciencia de que somos los favoritos para el 2013.

 Parafraseando a Buck Canel (cédula en mano), si tenemos la moral de triunfo… triunfaremos. Abajo la auto lástima. Que se preocupen ellos. Las condiciones del 2013 nos favorecen. Mientras barajamos, esta columna se despide hasta el 2013. El año de la transición, que debe estar marcada por el diálogo entre todos los venezolanos. Feliz Navidad y un 2013 lleno de democracia.

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