martes, 11 de septiembre de 2012

Tiempos de dictadura

 
        Eddie A. Ramírez S.

Todos los latinoamericanos deben ver y analizar “Tiempos de dictadura”, excelente documental de Carlos Oteyza, no solo para conocer una época de atropellos, sino para  evitar que se repitan. Establecer comparaciones entre la dictadura clásica del general Pérez Jiménez y la dictadura SigloXXI del teniente coronel lenguatón es inevitable. 

Nadie puede sentarse sobre bayonetas, como dijo Tayllerand. Los dictadores  requieren la complicidad de una parte de la sociedad. En el caso de Pérez Jiménez,  poco amigo de mezclarse con el pueblo,  buscó apoyo en la clase alta y media alta. Alcahuetas como los que sustituyeron en el  Consejo Supremo Electoral a miembros que se negaron a avalar el fraude de 1952, así como los que aceptaron participar en la Asamblea Constituyente espuria,  los que decretaron el triunfo del dictador en el referendo de 1957, censores de medios como Vitelio Reyes, intelectuales deshonestos como Vallenilla Lanz y policías como Pedro Estrada, fueron los soportes del dictador. También en ese lote están los felicitadores, empresarios aprovechadores y en general  aquellos que festejaron en diciembre del 52 y del 57 como si todo estaba bien y no hubiese presos y exiliados.

Loas a Simón Bolívar,  empleados públicos obligados a asistir a eventos como la Semana de la Patria y a votar por el dictador. Censura a los medios de comunicación y gran alharaca por cualquier obra que inaugurara el de Michelena. La parte positiva fue que el régimen promovió al sector privado y no dividió a la sociedad venezolana. Al final, estudiantes, académicos, empresarios y militares se cansaron de la dictadura y  ‘tarugo” tuvo que huir.

Hoy, el dictador del Siglo XXI está obligado  a guardar ciertas apariencias. Se realizan  elecciones, pero no son transparentes.  El llamado Poder Moral está constituido por soldados que obedecen a su “comandante-presidente”. No hay un censor de los medios pero se presiona a empresas que anuncian en programas críticos al gobierno, se revocan arbitrariamente concesiones, el gobierno financia medios llamados comunitarios y confisca la propiedad privada. Jueces sumisos encarcelan y obligan a exiliarse a los indeseables del régimen. .Algunos empresarios siguen haciendo grandes negocios y  muchos venezolanos continúan  su vida  sin percatarse del peligro inminente de ir hacia otra Cuba.
Una diferencia notable entre el ayer y el hoy, es que una parte muy importante de la sociedad venezolana nunca se ha doblegado.  Es evidente que ya la mayoría se desencantó y  visualiza un camino de progreso. Este dictador no tendrá que salir apresurado  al exterior  en la  Vaca Sagrada, sino  en Conviasa a Barinas  a reflexionar porqué perdió el fervor del pueblo.

Como en botica:Nuestra solidaridad con Del Valle Canelón y camarógrafos de Globovisión. Insensatamente  Eulogio Del Pino (Pdvsa) declaró: “Los bomberos de Amuay trabajaron con una presión sicológica porque había una cámara criminal que esperaba que el tanque estallara. La Fiscalía debería abrir investigación por esa cámara criminal”.

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