lunes, 20 de agosto de 2012

Petróleo y candidatos

Juan Fernández

Finalmente la campaña electoral toca el tema petrolero, hasta ahora bastante ausente, por lo que ahora podemos comparar las propuestas en esta materia, esencial para el futuro de nuestro país.

El tema petrolero tuvo en 1998 una escalada importante en la discusión pública cuando el entonces candidato Hugo Chávez calificó a PDVSA como un estado dentro del estado. Desde entonces han pasado casi 14 años y los resultados negativos en materia petrolera son evidentes. El nuevamente candidato Chávez volverá a prometer incrementos en la producción, desarrollo del gas, y de la industria petroquímica. Sin duda continuará su respaldo a la llamada nómina ejecutiva revolucionaria, así como el desprecio a la meritocracia, y repetirá insistentemente el conocimiento de las grandes reservas de petróleo de la faja del Orinoco, algo ya sabido desde hace mucho. Continuará utilizando a PDVSA como su chequera, para manejar un presupuesto a discreción personal, y entregará  volúmenes de crudo y productos a los gobiernos que considere amigos, en donde el pago está subordinado a la alianza política. Eso sí, de llegar al colapso operativo, comercial y financiero previsible de la industria, dirá que todo fue culpa de otros, como lo hace en la actualidad con el deterioro comprobado de PDVSA. En conclusión, continuidad de su propuesta "Petróleo para su Política".

El candidato Henrique Capriles Radonski utiliza el slogan “Petróleo para el Progreso”, propuesta explicada en un sencillo documento. Dicho documento consta de las siguientes metas: La primera, duplicar la producción a 6 millones de barriles por día, con una PDVSA estatal que goce de autonomía gerencial financiera y operativa,  que promueva la inversión pública y privada, acelerando proyectos de la faja y costa afuera y brindando apoyo de capital humano en universidades e institutos técnicos. Segunda, con más petróleo crear más oportunidades. Se habla de crear 400.000 empleos, desarrollar la cadena de valor de la industria e insumos para la producción nacional. Tercera, emplear la renta petrolera para diversificar la economía, un deseo generalizado de todos los venezolanos.

Aunque comparto las ideas generales de Petróleo para el Progreso hoy en día el tema petrolero debe ser visto dentro de un contexto más de portafolio de energía, en donde se le debe agregar otras fuentes como gas y energías alternativas incluyendo su integración a toda la cadena de valor. Quizás si dejamos de focalizar en la palabra petróleo y hablamos de energía o similar comenzaremos a dar pasos para dejar de ser un país de renta petrolera.

La propuesta de Capriles requiere de importantes recursos económicos tanto nacionales como extranjeros. En consecuencia, por un lado, la estructura del gobierno debe ser ágil, transparente, y bien diferenciada la actividad de políticas energéticas  del negocio. Es decir, los Ministerios se ocupan de su rol de política energética y PDVSA de llevar adelante el negocio. Por otro lado,  sería conveniente la creación de un ente promotor y regulador de las oportunidades de inversión energética que nos sirva a los venezolanos de factor de control de la gestión para comparar la eficiencia de PDVSA y de las empresas del sector. Así mismo, son imprescindibles condiciones fiscales y legales estables, asegurando ingresos para el gobierno central y los estados. Por último, se hace necesario la adecuación de los convenios de suministro –como el que existe con China- con una política comercial transparente.

Otro elemento positivo de la propuesta de Capriles es la inversión del ciudadano común en la actividad petrolera, del gas y la petroquímica, para lo cual es necesario promover regulaciones para permitir la mayor participación del capital nacional en la actividad. El conjunto de propuestas de Capriles nos lleva de nuevo a la conclusión que no basta solo con sacar al ministro Ramírez de PDVSA. Las reformas necesarias para salvar a la industria petrolera venezolana deben ser amplias y profundas. 

Como ciudadano, la decisión de cual propuesta a elegir es sencilla: Chávez representando un esquema politizado del petróleo fracasado y Capriles teniendo la oportunidad de romper el paradigma del rentismo petrolero y hacer de la riqueza una verdadera palanca para el desarrollo de oportunidades y bienestar de todos. La decisión la tenemos los ciudadanos en dos meses: o nos quedamos en el siglo XIX y XX o avanzamos para ser un país del siglo XXI.

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