sábado, 26 de mayo de 2012

AL RESCATE DEL PAÍS



                                                                                                  Rafael Gallegos

El fracaso: en petróleo, en agricultura, en las empresas produciendo a la mitad de su capacidad instalada, en la mitad de las empresas cerradas, en el dantesco espectáculo de las cárceles, en la erialización del campo, en el alma nacional partida en dos pedazos… es el fracaso del  país. Si a estos  aspectos aunamos  la  enfermedad del Presidente, la mínima oportunidad electoral de los probables sustitutos y las prontas elecciones con Capriles convirtiéndose en la única esperanza… ¿quién lo duda?,  el régimen tiene el sol en la espalda.

Todo indica que el llamado oficialismo, será oposición en poco tiempo. Pero, ojo, la historia nos enseña que eso, no es suficiente para resucitar un país. No basta instalar un nuevo gobierno. Hay que hacerlo bien. De lo contrario, en pocos años otro mesías más “aprendido”, estará tumbando las puertas de Miraflores cabalgando en las espaldas de la frustración del pueblo. Por ello, estamos obligados a hacer como el Ave Fénix. Resucitar de las cenizas. Es imperativo recoger los vidrios. Rescatar el país.

Y hay que estar claros que el rescate  de Venezuela pasa por el rescate de su industria petrolera. La razón es elemental. En este mundo globalizado, los países están obligados a generar divisas. El dólar es fundamental para el consumo, o de productos terminados, o de componentes de lo que aquí producimos. ¿Y cómo se producen dólares?

Producir dólares o no producir dólares, he ahí el dilema… diría Shakespeare. Allí está el kid del asunto… para todos los países, desde Japón  que orientó su economía a las exportaciones para obtener dólares para su consumo, hasta Colombia, o Chile, o los dragones asiáticos, o cualquier país exitoso del mundo.

EL CASO VENEZUELA

Para Venezuela es más fácil conseguir los dólares que requiere para su desarrollo, que para cualquier país latinoamericano. Claro, su industria petrolera. Pero hay que aclarar que el reto es de dos pisos: primero, CONSEGUIR LOS DÓLARES y segundo, TRANSFORMAR ESOS DÓLARES EN DESARROLLO.

 Para lo primero, conseguir los dólares, es imperativo HACER UNA INDUSTRIA PETROLERA EFICIENTE. Ante la catástrofe petrolera que padecemos, este aspecto pasa por rescatar la industria petrolera.

¿Y cómo se rescata? Separando el cargo de Ministro de Petróleo del de Presidente de PDVSA, para evitar seguir cobrando y dándose los vueltos… haciendo normas claras, respetando a los empleados de CUALQUIER COLOR POLÍTICO, haciendo cambios profundos en la estructura de la industria ( ¿ reingeniería?), respetando los derechos laborales de todos los trabajadores.

Tumbando el falso paradigma de que las inversiones extranjeras hacen perder soberanía y ATRAYENDO INVERSIONES A TODOS LOS NIVELES: en los 20.000 pozos inactivos, en los campos maduros, en la faja, en las refinerías. Colocando en la bolsa de valores acciones de los proyectos… es la manera de REPOTENCIAR A PDVSA  colocándola en condiciones DE APORTAR DIVISAS PARA EL DESARROLLO DEL PAÍS. Rompiendo la flacidez muscular de la actual empresa hiper endeudada e hipo productiva.    
 Y con los dólares que produzca la futura PDVSA, hay que acometer la  HAZAÑA ESTRATÉGICA, de rescatar a Venezuela. Transformar esos dólares en DESARROLLO NACIONAL.

¿Y cómo haremos eso? Generando confianza, rescatando las instituciones, descentralizando el país,  respetando la propiedad,  haciendo equipos  sociales gobiernos- comunidades- empresarios. Entendiendo que el desarrollo no es de arriba para abajo, ni de abajo para arriba. Es en 3D… y entre todos. 

Contrario a lo que sucede hoy, que los dólares incompletos (por ineficiencia de la industria) devienen en corrupción, petroestado, mesías, inflación, marginalidad. Puro recurso malbaratado. Debemos hacer las cosas de manera diferente, si queremos lograr resultados diferentes.

Orientar exitosamente las economías hacia la exportación no es magia, requiere crecimiento agigantado de la productividad. Y la productividad no es un fenómeno aislado. Requiere instituciones, cuantiosas inversiones, reglas claras, estrategias, estrategias y estrategias, infraestructura, educación, políticas sociales efectivas, gerencia y más gerencia… toda una estrategia de país. Se solicita estratega con moto.

ASFALTANDO EL CAMINO

Hay un camino, ¿quién lo duda? Capriles y la nueva generación, afianzada por la unidad democrática y la MUD. Diputado, alcalde, gobernador, preso político, honesto… y no llega a los 40 años. ¿Qué más queremos? ¿Será que nuestra baja autoestima lo degrada? Tal como hicieron con Sucre, que cuando supieron en Cumaná que ganó en Ayacucho, decían: caramba, Toñito les ganó esa batalla… así serían esos matos.

Son los mismos personajes  que si Capriles fuera norteamericano, dirían… QUE ES UN KENNEDY. Subamos la autoestima y asfaltemos el camino. Hay que rescatar a Venezuela.

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