lunes, 27 de junio de 2011

CONTEMPLANDO EL COLAPSO

Rafael Gallegos
 
El problema de Hitler fue que nadie lo paró a tiempo. Renania, el Anchluss de Austria, los sudetes de Checoeslovaquia. De allí no pasa – decían enceguecidos los líderes de Europa. Hemos firmado la paz por mil años – expresó  lleno de orgullo el primer ministro inglés Chamberlain, en una declaración que le costó el cargo y su puesto en la historia. Estaba convencido que luego de Checoeslovaquia el dictador alemán se quedaría tranquilo. Los franceses y los ingleses aplaudieron la declaración de Chamberlain. Hitler de aquí no pasa – planteaba la mayoría de los políticos. Lo que quiere es recuperar los territorios que perdieron los alemanes en la primera guerra- analizaban otros. Algunos más vivarachos decían: déjenlo que crezca para que acabe con los comunistas soviéticos. Sólo algunas mentes preclaras observaron con seriedad el peligro. Como Churchill, viejo político que ante la crisis, emergió al cargo de Primer Ministro con su famosa advertencia: sólo tengo que ofrecerles sangre, sudor y lágrimas. La declaración más anti demagógica – y útil-  de la historia.

¿Cómo fue posible que los líderes europeos no vieran el totalitarismo que encerraba  la quema del congreso, el intento de golpe de 1923, los agresivos camisas pardas que actuaban como fuerza de choque del nazismo, la noche de los cuchillos largos, las declaraciones de superioridad de raza, la persecución a los judíos? ¿Por qué fue invisible tanta semilla de totalitarismo? ¿Qué había sucedido?: 1.- ¿No vieron el problema?... 2.- ¿Lo percibieron y pensaron que se arreglaría sólo… o que lo arreglaría otro? 3.- ¿Pensaban usufructuar la situación? Puro contemplar el colapso.  Cuando realmente se abocaron a resolverlo, ya estaban en guerra. Millones de muertos.

En Venezuela hemos estado contemplando  como se cae a pedazos el país. Primero aquello de no ver lo que dice sino lo que hace. Luego un consejo electoral al servicio del gobierno. Emisoras y personeros oficiales llenos de insultos contra los “enemigos”. La toma de haciendas, de empresas y hasta de estacionamientos. La destrucción de PDVSA, de las empresas de Guayana, de la producción, de las instituciones… del alma nacional. Nooo chico, yo no creo que se instale en Venezuela una dictadura como la cubana – seguimos diciendo. No queremos darnos cuenta que asistimos a la DESTRUCCIÓN ESTRATÉGICA del país.

¿Qué sucede? : 1.- ¿No vemos el problema? 2.- ¿Lo percibimos y creemos que se arreglará sólo? 3.- ¿O lo estamos usufructuando, porque tenemos que vivir de algo? ¿Nos pasará como a los europeos? Júrelo que  así será… si seguimos  contemplando el colapso.   
Destruye y reinarás…para toda la vida. Es la escuela del comunismo. ¿O es que usted cree que si Fidel hubiera permitido a la gente producir, trabajar y crear, hubiera durado para toda la vida en el poder? Ergo, la destrucción de Venezuela es estratégica y el desiderátum: Chávez forever.

Cuando Castro  vino a Venezuela en 1.959, fue aclamado por todo el mundo. Se dio el lujo de  sacar un fusil en un mitin, para “hacer la revolución” en Venezuela. Y la gente aplaudía. Muchos  jóvenes en lugar de apoyar nuestra naciente democracia, se fueron a las guerrillas tras esa  falsa utopía a la vuelta de la esquina. Un político le preguntó: comandante, ¿por qué no convoca elecciones, si usted arrasaría? Basta que salga un solo diputado de oposición para que me eche a perder la revolución- respondió el “demócrata”. ¿Y nadie vio sus intenciones?

Sólo el avezado Rómulo Betancourt, presidente electo, midió las intenciones del dictador en ciernes. En Venezuela no hay real - le respondió con cara de pocos amigos, cuando Fidel trató de marearlo como al resto de Venezuela, al solicitarle dinero del petróleo para echarle una broma a los gringos. La mayoría del país se encegueció ante el cubano. Qué grande fue Betancourt. Luego lo desenmascaró, lo derrotó en Venezuela y lo botó de la OEA. Lo que no pudo ni imaginarse fue la Cubazuela que hoy acontece. Aunque usted no lo crea, los “revolucionarios”  han regalado la patria… en nuestras propias narices.
 
Y usted. ¿Cree que navegando en este desbarajuste  no vamos a llegar al mar de la felicidad? ¿Cree que “eso no es conmigo”, o que no lo van a tocar tantos desaguisados? Si así es, siga creyendo…  va a salir más desprestigiado que Chamberlain, o peor, que el colaboracionista Pétain.

Estamos a tiempo de revertir la destrucción nacional. Por ahora… tenemos el 2012 como el próximo Carabobo. Hay unidad, se están haciendo programas de gobierno, hay buenos candidatos y las encuestas serias hablan de buenas posibilidades. Si los chilenos derrotaron a Pinochet  y han implantado la democracia más próspera de América Latina, ¿por qué nosotros no podemos hacer algo similar?  O contemplamos el colapso hasta que colapsemos... o lo revertimos. De usted depende. Pilas y guáramo son nuestras primeras necesidades.

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