sábado, 1 de enero de 2011

China y Venezuela

China podría ser para Chávez lo que la Unión Soviética fué para Castro

Gustavo Coronel 

Por más que se vista de seda... Chávez se queda. Los dos sonríen pensando que tienen al otro agarrado

Trotando en la Gran Muralla.
En los últimos cuatro años, y en la medida en la cual el régimen político dictatorial de Hugo Chávez ha visto reducirse su campo de acción internacional, Venezuela ha comenzado a mirar con más frecuencia hacia China. La ve como un páis que puede apuntalarlo en el poder y darle el oxígeno financiero que comienza a necesitar con urgencia, a pesar de haber disfrutado de unos fabulosos ingresos petroleros estimados en $700.000 millones. Aunque parezca difícil de creer, el régimen de Hugo Chávez ha recibido y malgastado más de mil trescientos millones de millones de dólares en sus doce años de gobierno (ingreso petrolero más ingresos por impuestos). A pesar de estos significativos ingresos el endeudamiento del régimen pasó de unos $22000 millones en 1999 a más de $110.000 millones al final de 2010. Cualquiera pensaría que esta inmensa masa de dinero hubiese sido suficiente para crear una Venezuela próspera, donde cada habitante disfrutara de tranquilidad social y estabilidad económica. Sin embargo, nada más lejos de la verdad. El país figura hoy en los puestos inferiores en los índices internacionales que miden la competitividad, la gobernabilidad, la percepción de la corrupción y los logros educativos o de salud. La infraestructura del país está en serio deterioro. El líder de la nación, Hugo Chávez, comparte con Fidel Castro el nivel más bajo de apreciación por parte de los habitantes del hemisferio. A pesar de esta trágica situación la testarudez ideológica del hombre fuerte no le ha permitido rectificar el rumbo y ello ha resultado en un progresivo divorcio de Venezuela de las democracias occidentales y su progresivo acercamiento a paises que comparten un sistema políico autoritario o dictatorial: China, Rusia, Cuba, Irán, Bielorrusia, Libia, Corea del Norte y Zimbabue.

En un escrito muy informativo sobre las relaciones entre China y Venezuela, de R. Evan Ellis (“La relación de Venezuela con China”, R. Evan Ellis, Air and Space Power, Volumen XXII, No. 3, Tercer Trimestre 2010) ) se menciona que Venezuela ya es uno de los cuatro socios estratégicos de China en América Latina. Después de hasta seis visitas a China por Hugo Chávez la relación sino-venezolana acumula más de trescientos acuerdos y más de 80 proyectos importantes, unos $28.000 millones en préstamos y alrededor de $16.000 millones en compromiso de inversiones chinas en Venezuela. El intercambio comercial en 2009 fue superior a los $8.500 millones. Agrega Elllis que esta relación se intensificará a corto plazo, dada la entrada de China en la Faja del Orinoco, zona de inmensas reservas petrolíferas.

Para Ellis los beneficios a ser obtenidos por China tienen que ver con el acceso a sus recursos naturales y a su mercado. Pero ello conlleva el riesgo para China de dañar su relación con los Estados Unidos, ya que este país es su cliente más importante. Hasta ahora, sin embargo, ello no ha sucedido porque la hostilidad de Hugo Chávez hacia los Estados Unidos es vista como algo totalmente separada de la relación sino-venezolana.

Esta percepción pudiera cambiar en el futuro, sobretodo si China se convierte en un importante suplidor de armas para Venezuela. Esto ya está comenzando a suceder. Ellis menciona que una primera escuadrilla de seis aviones K-8 fue entregada a Chávez por China en enero de 2010. Cinco meses después, el gobierno venezolano aprobó US$82 millones en financiamiento para la segunda escuadrilla de seis aviones. También se ha discutido la posibilidad de compras venezolanas del avión caza chino más moderno, el L-15. Además de aeronaves, China le ha vendido a Venezuela radares de defensa aérea y ha fabricado y lanzado un satélite para el país, incluyendo apoyo para estaciones terrestres y el adiestramiento de personal venezolano en China.

El objetivo principal de China en Venezuela es el petróleo de la Faja del Orinoco.
El énfasis de la relación sino-venezolana está en el petróleo de la Faja del Orinoco, aunque hay también proyectos industriales y mineros variados. En el bloque Junín 4 de la Faja las compañías chinas se han comprometido a invertir unos US$16.000 millones a fin de producir unos 400.000 barriles de petróleo para 2016. Por su parte PDVSA espera aumentar sus exportaciones a China de unos 40.000 barriles por día en el 2005 a un millón de barriles por día para el 2012. Estas son proyecciones de imposible realización por la logística involucrada. En este momento no hay actividad en la Faja que pueda generar la producción mencionada en el mediano plazo ni, mucho menos, los volúmenes de exportación que se aspiran. La empresa china de petróleos no tiene la experiencia necesaria en la producción y mejoramiento de los crudos pesados de la Faja y PDVSA no tiene el dinero que requeriría aportar a este desarrollo. Es muy probable que estos grandes proyectos nunca se lleven a cabo, sobretodo si hay un cambio de gobierno en Venezuela.

China le ha vendido a Venezuela taladros petroleros, negociación que ha estado bajo sospecha de corrupción, en vista de las demoras en las entregas de los primeros taladros y del aparente sobreprecio en las adquisiciones.

A partir de junio de 2010, los US$8.000 millones que China ha prestado a Venezuela a través del Banco de Desarrollo de China se comenzaron a pagar en envíos de petróleo cuyo promedio es de 100.000 barriles por día. Sin embargo, estas entregas no han sido constantes en el tiempo debido a los problemas de producción que tiene PDVSA. El préstamo de US$20.000 millones acordado en abril de 2010 se pagaría en un periodo de 10 años con envíos de petróleo de otros 100.000 barriles adicionales por día. Esta es una transacción frágil puesto que cualquier gobierno post- Chávez pudiera repudiarla, dado que los compromisos de pago en petróleo a futuro son de muy dudosa naturaleza legal.

El sector servicios.
China ha penetrado el sector de los servicios venezolanos con proyectos grandes, como la construcción de 1200 kilómetros de vías ferroviarias, por un monto de siete mil millones de dólares y unos 2000 kilómetros de líneas de fibra óptica. Según Ellis la falta de Tratados de Libre Comercio entre los Estados Unidos y los países latinoamericanos ha permitido que China entre con fuerza, no solo en Venezuela sino en otros países de la región.

El Impacto geopolítico de la relación.
La relación entre China y Venezuela influencia a los actores principales pero también a otros países, especialmente USA y Colombia. No hay dudas de que China se ha convertido, junto a las compras estadounidenses de petróleo venezolano, en una de las dos muletas principales del régimen chavista desde el punto de vista financiero.

Para China, sin embargo, esta muleta tiene un componente político casi mayor que el comercial y está basada en el deseo chino de instalarse en Venezuela y llegar a ser para Venezuela lo que fué los Estados Unidos durante el siglo XX. Para China es importante el acceso a los recursos naturales de Venezuela pero advierte que la cementación de esta relación tiene un indudable ingrediente de afinidad ideológica con el actual gobernante. Ello es una fortaleza a corto plazo y una debilidad a más largo plazo, puesto que un gobierno post-Chávez muy probablemente efectúe acercamientos con las democracias occidentales que Chávez ha excluído de manera agresiva y anule las conquistas obtenidas por China.

El régimen de Chávez se beneficia de esta relación puesto que recibe grandes sumas de dinero con las cuales pretende consolidar su poder y ganar, una vez más, la presidencia en 2012. Parecería claro que Chávez está decidido a sacrificar el futuro del país a su presente político. Su análisis parece ser de una brutal simpleza: “Lo importante es ganar en 2012 y luego veremos”. Ese es el objetivo principal en el acercamiento de Chávez a China. Su declarada intención de cambiar de cliente principal para el petróleo, de USA a China, no pasa de ser una excusa para ese objetivo principal. Tal cambio no es comercialmente lógico ni es favorable para Venezuela en el largo plazo. La geografía, la realidad geopolítica, los lazos culturales, todo hace que los Estados Unidos sea el cliente lógico para nuestro petróleo.

En su escrito, Ellis hace notar un peligro de la relación para Venezuela, la progresiva dependencia financiera del país en China, las deudas incrementales en las cuales Venezuela está incurriendo. No hay dudas de que China le cobrará a Venezuela estas deudas, no tanto en dinero como en soberanía. China usará con Venezuela la misma estrategia imperialista que Chávez usa con los pequeños países del Caribe que reciben petróleo venezolano subsidiado. La dependencia comercial o financiera lleva consigo la dependencia política.

Para Colombia la entrada china a Venezuela es, al menos parcialmente, una amenaza a su posición como socio comercial principal de Venezuela. La volatilidad de relaciones entre los dos países vecinos ha favorecido la entrada de China en Venezuela con sus productos, especialmente con los electrodomésticos, los cuales encajan muy bien con la política de limosnas que lleva a cabo Hugo Chávez. Según Ellis, Chávez está comprando hasta 300.000 equipos electrodomésticos de la empresa China Haier, la cual proyecta instalar una fábrica en los valles del Tuy. Contra esta posibilidad, sin embargo, se levanta ahora la desaparición de tasas de cambio preferenciales para la importación.

Otro producto chino que ha entrado a Venezuela es el teléfono celular. El teléfono ensamblado en Venezuela por la empresa china ZTE, es llamado “el vergatario” y, a pesar de su nombre pretencioso y vulgar y de haber sido llamado por Chávez “el mejor del mundo”, no parece ser aceptable para los consumidores venezolanos, excepto para los menos sofisticados.

El impacto sobre los Estados Unidos de este acercamiento chinoo-venezolano es político y estratégico. En el plano político la fuerte presencia china en Venezuela representa una derrota para los Estados Unidos en el hemisferio. Chima está no solo en Venezuela sino en Bolivia, Nicaragua, Perú y otros países, lo cual acentúa la pérdida de peso específico estadounidense en la región. Es también estratégico, habida cuenta de que el país del norte está perdiendo acceso a la Faja del Orinoco, una de las áreas de reservas petrolíferas más importantes del mundo, junto a Arabia Saudita y las arenas bituminosas del Canadá.

Y ahora?
Chávez camina hacia una entrega casi total de la soberanía venezolana a países que comparten su odio hacia los Estados Unidos, como Cuba e Irán. Por razones financieras su entrega es también a China, país al cual no le interesa dañar su relación con Estados Unidos pero que ve grandes oportunidades para establecer una fuerte presencia en un país mál gobernado, cuyo líder necesita dinero desesperadamente (dinero que a China le sobra) y puede entregar soberanía y recursos naturales a cambio. Por ello Chávez se ha convertido en uno de los grandes traidores que ha tenido Venezuela en toda su historia. De allí que sea necesario acelerar su salida del poder. Esta salida es tanto más perentoria por cuanto sectores prostituídos de la fuerza armada venezolana han declarado publicamente su intención de desconocer una posible salida del déspota por la via electoral. En Venezuela ha habido un golpe de estado y se ha implantado una dictadura militar-fascista, ahora apoyada financieramente por China.

Creo que esto plantea un gravísimo riesgo para la estabilidad políica del hemisferio y debería recibir urgente atención de la OEA. Esto no será fácil porque su Secretario General ha estado parcializado, hasta ahora, a favor de Chávez y de los gobiernos anti-democráticos del ALBA.

Nota. Agradezco a mi buen amigo R. Evan Ellis su autorización para citar libremente su excelente artículo arriba mencionado. Ellis es uno de los más conocidos expertos estadounidenses en la relación de China con América Latina.

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