miércoles, 9 de junio de 2010

UNIDAD VÍA AUTOPISTA

Rafael Gallegos


La unidad es ya y es vía autopista. Nada de recovecos, o de simples caminos que sugieran que la sociedad democrática venezolana puede darse el lujo de transitar la unidad a paso de morrocoy. Ya basta de seguir como en un circo romano, mirando pasivamente desde el palco, cómo la inflación, la escasez de divisas, el paro de inversiones, el decrecimiento, las bajas de producción y del consumo, la inseguridad, la exclusión, la pobreza, la licuefacción (jugo, zumo, hugo) de las instituciones y la división del alma nacional, sucumben en la arena cual cristianos en las fauces de los leones. Y de observar como algunos aplauden y hasta bajan el dedo pulgar ante los requerimientos de los emperadores.


Cuando la historia nos reclame tanta pasividad rayante en el colaboracionismo, ¿daremos a nuestros descendientes las mismas inútiles excusas que le habrán dado los bizantinos a los suyos, cuando los turcos les tumbaron los muros de la ciudad, mientras ellos discutían temas tan intrascendentes como el sexo de los ángeles, las carcajadas del diablo o el tamaño de los pelos del pubis? ¿Que exagero? ¿Cuántos todavía creen que este desmoronamiento no es con ellos? Con qué facilidad hemos aguantado que nos pongan a la cola de América Latina… y paradoja de paradojas, con los mayores recursos de que se tenga memoria. Puro SADIM, o sea… Midas al revés. ¿ La patria boba?


Ante esta situación, la unidad es el mejor antídoto. ¿Y unidad para qué? Bueno es muy simple, para gobernar. Sí, para gobernar, ya basta de complejos de inferioridad, de perder por creer que estamos vencidos. Hay que sustituir el miedo a ser derrotados, por la fé en la victoria.


El primer tramo de de la unidad vía autopista fue el logro de la plancha unitaria. Fue difícil. Hay que ver lo que significa poner a tanta gente de acuerdo. Algo impensable hace pocos años; pero lo sabemos todos, insuficiente. Pero apenas un tramo que llevaría a la oposición democrática … hacia ninguna parte. Hay que complementar la plancha unitaria con un programa de gobierno parlamentario y de país. Y con un pacto como el de Punto Fijo, que facilite gobernar en equipo, mientras el régimen de libertades se pone los pantalones largos.


SEGUNDO TRAMO DE LA UNIDAD: PROGRAMA DE GOBIERNO

La oposición ha adelantado en ese sentido. Hay un gran consenso: régimen de libertades, autonomía de las instituciones, inclusión de todos los venezolanos, estrategias de desarrollo basadas sin complejos en libertad de comercio y propiedad privada; alternabilidad; políticas sociales más allá de los actuales pañitos calientes, eficiencia de los sistemas de salud y de educación; elecciones limpias; descentralización; estrategias de desarrollo; me atrevo a agregar el retorno a Comunidad Andina.


Y como primeras medidas: libertad de los presos políticos y retorno de los exiliados; solución a los 23.000 botados de PDVSA y a todos los excluidos de la administración pública; rescate de la industria petrolera, de las empresas básicas de Guayana, de la agricultura y de la industria, entrega de RCTV y de los medios “democratizados” a sus legítimos dueños; reversión de tanta ley retrógrada que acelera el comunismo


Un programa para impulsar desde el parlamento, con o sin mayoría, en sintonía con un programa para implantar en el país cuando seamos gobierno. Ganando hoy o ganando mañana, hay que estar preparados para la victoria. Con constancia, fé y autoestima, el reverso del miedo. Somos más y tenemos razón. O sea…


TERCER TRAMO: PACTO DE GOBIERNO

Muchos venezolanos mantienen una visión ambigua con el Pacto de Punto Fijo, cuando deberíamos sentirnos orgullosos. Aquel 31 de octubre de 1.958, los próceres civiles Betancourt, Caldera y Villalba, acordaron una alianza política para defender la democracia, que a la larga permitió superar con éxito los atentados al régimen de libertades: Castro León, barcelonazo, carupanazo, porteñazo, la guerrilla pro cubana, y otros. Los chilenos, lo tomaron como modelo para enfrentar a Pinochet y lograr esa exitosa alianza que los ha colocado en la puerta de ser el primer país desarrollado en América Latina. Colombia hizo algo similar a la caída del dictador Rojas Pinilla.


La “revolución” trata de ridiculizar ese pacto que trajo la democracia al país, porque le conviene una oposición dispersa y contradictoria para lograr su desideratum: el poder para toda la vida.


El pacto de gobierno debe hacerse desde ya, paralelo a las planchas unitarias y al programa de gobierno. Allí debe constar que los demócratas permaneceremos como un solo cuerpo hasta que se consoliden los logros de bienestar del páís, en libertad. La unidad en tres tramos y vía autopista, es el primer e ineludible paso hacía la victoria. Parafraseando a Rubén Darío: unidad, divino tesoro.


No hay comentarios:

Entradas mas leidas

Navegacion