jueves, 1 de octubre de 2009

PDVSA, No solo la produccion se derrumba

Horacio Medina

La semana pasada circuló de manera pública un interesantísimo informe elaborado de manera muy profesional por Ramón Espinasa a quien, además de considerarlo buen amigo, lo respetamos como un excelente profesional. El documento circulado, viene a confirmar lo que ha sido también expresado, entre otros, por acuciosos conocedores de la materia como Diego González, Gustavo Coronel, Nelson Hernández, Víctor Poleo, Eddie Ramírez y también por quien suscribe esta nota. Sin duda una confirmación irrefutable sobre la situación operacional de la industria.

Pero la pérdida, el derrumbe y desplome de PDVSA no sólo deber ser medido por su lamentable situación operacional. Desde el punto de vista de mercado, la empresa ha perdido importantes clientes dentro del mercado estadounidense y otros países. Obviamente, el volumen exportado a los Estados Unidos continúa siendo el mayor y quizás, el único volumen de exportación que reporta ganancias para la empresa. A no dudarlo, las exportaciones a China e India, de seguro obedecen más a compromisos de pagos por deudas contraídas y razones políticas que a razones comerciales. Igual sucede con los volúmenes exportados por Petrocaribe, el Convenio con Cuba y las exportaciones para Argentina, todas en circunstancias muy poco beneficiosas desde el punto de vista comercial para Venezuela, pero que reportan un beneficio en términos de apoyos políticos que son de gran utilidad para el régimen de gobierno venezolano.

También debemos de agregar esta tragedia, la pérdida de credibilidad y de confianza en la empresa en los mercados financieros globales y en el mundo del negocio petrolero. En estos ámbitos PDVSA, es reconocida por el incumplimiento de los compromisos, pero también, resulta ser un bocado muy apetecido cuando se consideran los convenios y ofrecimientos que Hugo Chávez firma y declara, refinerías, puertos, apoyo técnico y operacional, envíos de crudos y productos son ya famosos por sus jugosas ganancias, aunque también se reconocen por su alto grado de incumplimiento.

En este sentido, la suerte de rebatiña de campos, bloques, contratos de servicios y ayudas financieras que Venezuela ofrece, a diestra y siniestra en el mundo, poniendo a PDVSA como socia o garante, hacen dudar de la seriedad de la oferta, muchas empresas y gobiernos se preguntan ¿cómo podría PDVSA absorber inversiones de 100 mil millones de dólares donde debe aportar, al menos 60 mil millones para materializar los proyectos? Esto por supuesto, aparte de las inversiones y el esfuerzo de ejecución necesarios para el desarrollo de la infraestructura de apoyo, vale decir, vías de comunicación, electricidad, sistemas de aguas limpias y servidas, educación, salud, viviendas, puertos, aeropuertos y en fin, todo lo necesario para garantizar esos polos de desarrollo.

Finalmente, hay dos aspectos importantes que evidencian la tensa situación interna de PDVSA, por una parte los constantes incidentes y accidentes operacionales que denotan la desinversión y la ausencia de una política de mantenimiento en las instalaciones. El otro aspecto queda evidenciado, en las constantes protestas laborales que se han hecho ya inocultables, derivadas de los continuos incumplimientos de la Convención Colectiva y de las promesas de empleo y reenganche proferidas por el propio Ministro-Presidente Rafael Ramírez, señalado, por cierto, como el responsable directo del retraso en la discusión de la nueva Convención Colectiva y el diferimiento continuo de las elecciones sindicales, aunado a su abierta, desproporcionada y manifiesta injerencia en el proceso, tomando posición por una determinada plancha.

Tal vez parezca una expresión radical, pero la destrucción de la Industria Petrolera, propiciada y ejecutada desde el propio gobierno, constituye un crimen de lesa patria que se está perpetrando día a día y que afectará negativamente y de manera importante el futuro de Venezuela.

Seis Años después.

“Nosotros no estamos en una lucha por cuatro paredes,
nosotros estamos en una lucha por nuestra Dignidad,
por nuestra ética y por nuestras familias…
Ya esto no es una casa, esto es un país, ya esto no es un
puesto de trabajo, esto es luchar por Venezuela, y por consiguiente
por lo más preciado que tenemos que son nuestros hijos…
… mis dos únicas armas son la Razón y la Constitución”
Oneida Perez de Marcano
Trabajadora desalojada
Octubre 2003

Estas palabras pronunciadas por nuestra compañera Oneida Pérez quedaron grabadas para siempre en el Documental “El Valor de la Razón”, producido por nuestro sindicato Unapetrol, apoyado por la organización Gente del Petróleo y realizado gracias a la contribución de algunos compañeros y organizaciones de la Sociedad Civil. Estas palabras, en lo personal, han significado una de mis razones de vida, una de mis más importantes palancas motivacionales y una fuente inagotable de energía para perseverar en la lucha por los principios y valores que movieron a más de 23 mil familias de trabajadores de PDVSA. Lo que expresa “El Valor de la Razón” continúa siendo un acicate muy válido para buscar justicia. Para continuar luchando por la democracia, la libertad y la equidad social para Venezuela.

Muchos compañeros ya no están físicamente con nosotros, su momento llegó y nos dejaron, algunos quizás adelantaron su partida agobiados por las angustias, la impotencia y la decepción, otros se fueron como consecuencia de la ausencia de los recursos monetarios robados por PDVSA de su caja de ahorros, sus jubilaciones y prestaciones, dinero necesario para afrontar enfermedades y contar con atención médica especializada. Otros compañeros tampoco están, ya que han decidido hacer mutis y cerrar capítulos, en la búsqueda de nuevos horizontes para ellos y sus familias. Decisión esta que aceptamos y entendemos, recordando que son decisiones individuales y muy personales como las que tomaron en el 2002 y, si en aquel momento las respetamos, también ahora lo hacemos. Antes las compartimos, ahora no, pero seguimos respetando y valorando lo que hicieron, sabemos, igualmente, que muchos continúan apoyando solidariamente a nuestras organizaciones y eso también lo valoramos, seguimos pensando que muchísimos de ellos estarán atentos cuando se escuchen las campanas de libertad para unirse a la construcción de un país distinto, pleno de libertad y democracia, guiados por una sensación de esperanza liderada por la juventud.

Otro grupo, continúa en la primera línea de acción, dentro y fuera del país, haciendo esfuerzos cada vez más difíciles, manteniendo la esperanza y la luz de justicia.

Muchos continúan confiados en que el “Valor de la Razón”, se impondrá sobre la fuerza de la violencia, de la mentira, de la destrucción de los valores éticos y los principios de dignidad.

Apuesto con ellos a que los principios derrotaran a los intereses. Apuesto a que un país donde los jóvenes se manifiestan sin miedo, con perseverancia y con inconmensurables torrentes de dignidad, no puede sucumbir ante la ignominia y la barbarie. Cierto que para muchos yo podría estar equivocado en esta apuesta, pero no es menos cierto que nunca podré estar equivocado en apostar por los principios y valores de la dignidad, la libertad y la democracia.

Seis años después, sigo apostando al “Valor de la Razón”

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