martes, 29 de septiembre de 2009

MAYORIA PARLAMENTARIA

Eddie Ramirez

En el 2002 los demócratas contábamos con 86 diputados, apenas siete
menos que los camisas rojas, y sin embargo a los nuestros los
tuvieron pintados en la pared. Para las parlamentarias del 4 de
diciembre de 2005 predicamos y practicamos la abstención como
mecanismo de protesta por las inmorales manipulaciones del CNE;
además, porque en ese momento los partidos estaban tan de capa
caída que sus dirigentes estimaban que en el mejor de los casos
podían sacar un máximo de quince diputados. Lamentablemente, no
supimos capitalizar esa abstención y quedamos más huérfanos que
antes. Para el inconstitucional referendo del 2 de diciembre de 2007,
inicialmente predicamos la abstención porque nadie debe someter a
consideración de terceros derechos adquiridos; sin embargo,
aceptamos la recomendación política de votar y se logró el
triunfo porque el chavismo y los ni-ni se abstuvieron en alta
proporción como rechazo al paquete propuesto de 69
reformas a la Constitución.

El 23 de noviembre de 2008 obtuvimos un gran éxito y, a pesar de
las trampas y del ventajismo oficial, ganamos en donde hubo activismo
político, contacto con la gente, presentamos buenos candidatos
unitarios y tuvimos testigos en las Mesas. No fue que el comandante
nos dejó ganar algunos espacios para guardar apariencias. Su
mentalidad totalitaria no admite ceder nada y mucho menos que
Ledezma, Pablo Pérez, Pérez Vivas, Capriles, Morel y Salas le
ganaran a sus protegidos. El 15 de febrero de 2009 perdimos porque la
mayoría prefirió no cerrarle la oportunidad al teniente coronel de
volver a postularse, ante la no visualización de un candidato
opositor con credibilidad y que ofreciera algo mejor.

Aunque será difícil, en las próximas parlamentarias tenemos la
posibilidad de lograr la mayoría en la Asamblea. De nada nos
serviría ganar el 49% de las curules. Requerimos obtener por lo
menos el 51%, caso contrario seguiremos hacia el barranco. Para
obtener este porcentaje, los partidos tienen que entender lo
siguiente: 1- Que solo tienen un 12% de seguidores y no engañarse
con la votación que obtuvieron el 23N. 2- Que para lograr
aceptación deben dar señales de desprendimiento, incorporando a
independientes en la Mesa Unitaria que toma las decisiones
políticas.3- Acordar de inmediato el método de selección de
candidatos; puede haber una preselección con aspirantes de partidos
y de independientes, mediante un baremo; la decisión final será en
unos casos mediante primarias y en otros por encuestas o acuerdos. 4-
Una vez lograda la unidad de las candidaturas, decidir ir con tarjeta
única, para que quienes hasta hace poco estuvieron
cercanos al oficialismo o rechazan a los partidos tengan una
opción “neutral”.

Desde luego que el punto más difícil de acordar es el de las
candidaturas. Al respecto es necesario tomar en cuenta que es
imprescindible alimentarse de los votos ni-ni y de los
abstencionistas. Por ello hay que incluir un número importante de
candidatos que no se perciban como representantes del pasado; quienes
hayan sido diputados por dos períodos o más no deben sumar más de
un tercio de los candidatos; deben excluirse a quienes incurrieron en
elevado ausentismo a las sesiones y a los que sabotearon la unidad
el 23 N. Los partidos tienen una brillante oportunidad de
recuperarse incorporando candidatos jóvenes, bien preparados y con
sensibilidad social. Hoy los partidos, sea que se autoconsideren
grandes o pequeños, tienen pocos seguidores pero en sus filas hay
gente valiosa que debe aprovecharse. Si se logra presentarle al país
buenos candidatos con mensaje adecuado y dejamos la campaña
abstencionista tendríamos la posibilidad de triunfar,
aún en las condiciones adversas en las que nos colocó el CNE.
Otras opciones para lograr el cambio son también posibles, pero
quizá menos probables.

No hay comentarios:

Entradas mas leidas

Navegacion