domingo, 20 de septiembre de 2009

JOTA ELE


Alberto Quiroz Corradi

Cuando empiecen a reconocerse los héroes, hasta hoy anónimos, de la Industria Petrolera, “Jota Ele”, como se le conocía en círculos formales, o “el ñato”, como se le decía, casi siempre a sus espaldas, tendrá figuración de primer plano. “Jota Ele” fue uno de los pocos pioneros que sobrevivió la transición de la época de los “místeres”, a la época de la venezolanización, sin traumas, sin problemas y con una capacidad de adaptación casi morfológica. En otras palabras, cambió de apariencia sin dejar de ser el mismo.

El más zuliano de la Industria Petrolera nació en Ciudad Bolívar en el año 1918. Se casó con Mercedes, una de las mujeres más hermosas de Cabimas y desde entonces miró al Zulia de frente al futuro. Con sentido de permanencia.

Como muchos otros miembros de la Industria Petrolera, "Jota Ele" trabajó en ella toda su vida. Desde la post-infancia hasta la jubilación. Sus anécdotas son petroleras. Sus recuerdos petroleros. Pero, petroleros que no se avergüenzan de haber aprendido algo de los "místeres", y que tienen la inmodestia de saber que también les enseñaron mucho.

Fue autodidacta. Profesor de la Universidad del Trabajo. Borlado 39 veces, en tantos años de esfuerzo y duro aprendizaje. De obrero a Director de una de las empresas más importantes del país, la compañía Shell de Venezuela, Maraven después.

Como todos los hombres exitosos, “Jota Ele” administró su ambición por etapas: de obrero a oficinista, a Jefe de Oficina, a Supervisor de Relaciones Industriales, a Jefe de Departamento, a Gerente y a Director. Entonces cumplió 60 años y se le acabó el tiempo, por imperativo de la jubilación obligatoria. Los hombres como “Jota Ele” no conocieron nunca la vía del atajo. La prostitución del mérito por la politiquería. El cabildeo nocturno para escalar posiciones. Estudiaban, trabajaban, aportaban su esfuerzo todas las horas del día y sabían instintivamente que el reconocimiento les llegaría por la vía de su propio mérito.

Yo fui a la Universidad y “Jota Ele” no. Pero nunca aprendí en el claustro lo que aprendí, por muchos años, en el trabajo y en el post-trabajo, con “Jota Ele”. Durante sus años de Director de la Compañía Shell de Venezuela y luego en Maraven. No hubo decisión importante que no le consultara. Los compañeros de la Junta Directiva, más instruidos formalmente, pero menos astutos, pensaban que mi relación con “Jota Ele” era un apego nostálgico al pasado. ¡No era así! “Jota Ele” se retiró de la Industria petrolera en 1977, cuando cumplió 60 años. Por algún tiempo después le dio su asesoramiento al Instituto de Canalizaciones. Aprendió también a entender la naturaleza de los institutos autónomos. Su pasantía fue productiva y positiva.

En 1953 cuando ingresé a la compañía Shell de Venezuela, "Jota Ele" era ya casi una leyenda. Fue el maestro más efectivo de las nuevas generaciones. Así como había vivido y comprendido la época de los "místeres", así también entendió la necesidad del cambio. La comprensión del pasado, como mecanismo para administrar el futuro, se le debe mucho a "Jota Ele" en la Industria Petrolera. En la armonización de la astucia criolla con los desarrollos más modernos de la administración científica. En otras palabras, “Jota Ele” “tropicalizó” las ideas y normas foránea de la administración del personal. Las hizo propias. Y lo pudo hacer porque por 40 años se paseó por otras culturas, ¡sin dejar de ser nuestro!

El 17-09-09 falleció José Lourdes Carrillo, un hombre íntegro. Paz a sus restos y un abrazo fraternal a su esposa Mercedes y a sus hijos.

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