miércoles, 22 de julio de 2009

Los Incurables

Eddie Ramirez


La mayoría de los cachucheros criollos, hombres y mujeres que se derriten ante la cachucha de un militar, son resentidos sociales y por ello incurables. Igualmente lo es desde su juventud el desahuciado teniente coronel. No hace falta ser experto en la materia, basta con escuchar o leer sus declaraciones. No importa el cargo que ocupen, siempre sus discursos constituyen ridículas odas a “mi comandante en jefe”. También éste produce sus odas e imita a Alceo, el poeta de la antigua Grecia, quien “inventa palabras para que la injuria sea igual a su resentimiento”.


Hacer un ranking en algunas actividades es algo sencillo. Todos aceptamos que Federer es el número 1 en el tenis y que Di Stefano, Pelé y Maradona fueron los más destacados futbolistas en sus respectivas épocas. Mohamed Alí no tenía rivales y a Michael Phelps no lo alcanzaba nadie en una piscina. Pretender hacer lo mismo con los incurables dirigentes rojitos es imposible. Cada día uno supera al otro en adulancia. Es una competencia en la que diariamente dan lo peor de si mismos para ocupar el primer lugar en la mente del jefe. Ni Omar Lares, experto en ranqueos, podría elaborar uno que al menos esté vigente durante una semana.


Hace pocos días la campeona indiscutible fue Luisa Estella Morales, flamante presidenta del TSJ que se autocomparaba con el espinito hasta que Milagros Socorro le recordó la copla de Arvelo Torrealba “no le envidio al espinito las galas de que alardea, cuando la candela pasa, la pata se le negrea”. El lunes 13 de julio la Defensora del Presidente Gabriela Ramírez pasó a ocupar el primer lugar al declarar que “los medios de comunicación deben reducir la prédica del miedo porque hace que seamos muy inseguros”. Ojalá los jóvenes de nuestros barrios tuviesen los guardaespaldas de esta señora y ojalá no existiese una alianza estratégica entre los malandros y el régimen, ello evitaría muchos asesinatos y fuga de jóvenes al exterior.


El martes 14 de julio, día de la toma de la Bastilla, en Venezuela se derribaron varios records en pocas horas. Parecía que el diputado Pedro Lander se mantendría solitario en el primer lugar por mucho tiempo con su acusación de que “Globovisión trata el tema de la inseguridad continuamente, pues uno de sus accionistas, Nelson Mezerhane, posee empresas de seguridad industrial y venta de armas.


La suspensión de la concesión de 240 emisoras de radio no constituye un problema de libertad de expresión, sino un problema de defensa entre intereses individuales e intereses colectivos”. Lander tuvo mala suerte, pues ese mismo día el ministro de Energía, presidente de PDVSA y vicepresidente del PSUV, Rafael Ramírez le sacó muchos puntos de ventaja al declarar que “PDVSA no discutirá el contrato colectivo con enemigos de Chávez. Quien no se inscriba en los comités socialistas es sospechoso de conspirar. La oligarquía nos tiene pavor porque la odiamos y no permitiremos que atente contra nuestro comandante”. Ya el “oligarca” pueblo de Curiepe y los “oligarcas” sindicalistas petroleros y trabajadores de Guayana se expresaron con energía en contra de los abusos del régimen. Los resentidos que nos gobiernan son incurables, como sostiene Ruth Capriles en El libro rojo del resentimiento, de obligatoria lectura para entender la situación actual. A los demócratas nos corresponde enterrarlos políticamente a través del convencimiento de sus seguidores, de la protesta continua en forma pacífica y votando unidos cuando corresponda.


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